3. El silencio de la simplicidad

1.9K 239 103
                                    

"Todo tiene un compromiso moral, si usted lo puede encontrar".

—Lewis Caroll.


A la mañana siguiente, Tracker despertó mucho antes de que el sol se asomara por los tejados caídos cubiertos de nieve. Estaba ansioso y excitado. Solía pasarle cuando descubría pistas incriminatorias y estaba muy cerca del asesino. Y un testigo era una pista crucial en un homicidio, era la llave del cofre que ocultaba el asesino.

Cubrió la espalda de su mujer con las mantas para protegerla del frío y ella suspiró acurrucándose a gusto; hubiera deseado quedarse un poco más en la cama junto a ella, pero tenía trabajo que hacer. Encendió la vela que se hallaba en una pequeña mesa junto al lecho matrimonial y salió al pasillo en silencio para no despertar a su familia. Descendió las escaleras y echó unos leños al fuego de la chimenea, que comenzaba a agotarse, antes de ponerse a leer de nuevo el informe de la autopsia y escribir sus sospechas en la libreta de investigación, la cual había sido un regalo de aniversario de Daina al ver que dejaba notas desperdigadas por doquier y luego se volvía loco buscándolas.

No tenía ni un solo sospechoso concreto, pero sí tenía un grupo de posibles candidatos donde estaba seguro se hallaba el asesino. Las conclusiones a las que había llegado era que era hombre, por los residuos de semen en el cuerpo de la niña; el sujeto pertenecía a la burguesía del pueblo y Marion parecía temerle, porque había huido pese a conocerle. El arma homicida claramente había sido un cuchillo o una especie de navaja. Y aunque no tenía la certeza, también sospechaba que la niña había sido llevada a otro lugar para perpetuar el crimen y luego su cuerpo fue dejado allí, fue dejado en la nieve cuando llegó la noche.

Ante todas esas suposiciones, seguía desconcertándolo el papel de las aves en el final del homicidio. No llegaba a comprender cuál era su función. Habían llegado unas diez horas luego del homicidio de la niña y habían mostrado el camino hacia su cuerpo. Eran como una especie de confesión, pero habían confesado tarde; quizás no eran testigos, sino que eran cómplices. Eso le hizo pensar en que las aves habían sido entrenadas y que el asesino probablemente era el que había enseñado a los cuervos a delatarlo, pero no lo comprendía.

¿Por qué cometer un homicidio y luego pedir que lo delataran? ¿Por qué quiso devolver el cuerpo y no se preocupó por hacerlo desaparecer? ¿Por qué todo ese extraño acto para luego ocultarse entre los demás? ¿Cuál era el fruto de jugar al gato y al ratón? ¿Acaso estaba desafiando a la policía?

El hecho de enseñar el cuerpo demostraba que podía sentir alguna especie de arrepentimiento, pero el no querer entregarse decía que no había sido ningún arranque de locura del momento, estaba totalmente consciente de lo que había hecho. De todas formas, era imperdonable justificar una violación con un homicidio tan salvaje. Lo que lograba desconcertarlo era que no ocultara el cuerpo y lo exhibiera sin pudor.

La criada apareció en la sala y le ofreció una taza de café con masitas, las recibió con una sonrisa y desayunó con rapidez, resistiendo el impulso de pedirle más masitas a la mujer. Debía estar listo para cuando Tared pasara a buscarlo. Le había prometido que pasaría por allí para contarle los detalles de la declaración del testigo.

La declaración del niño sería primordial, dudaba de que el pequeño diera algún nombre porque probablemente aún estaría en shock por lo que había visto. De seguro ya había sido amenazado por el asesino, pero esperaba que al menos fuera capaz de darle ciertas descripciones que lo ayudaran a identificarlo. Estaba un poco perdido con este caso, sin pistas y sin sospechosos se complicaba un poco. Sí, tenía un testigo. Pero un niño era difícil de descifrar y era muy posible que estuviera mintiendo. Sin contar que el estado de shock podía llegar a alterar sus recuerdos.

#1. El anuncio de los cuervos #1. AnimalesOscuros (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora