13. Hacia un miedo feroz

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"Si actúas como si supieras lo que estás haciendo, puedes hacer lo que quieras."

-Frida Kahlo.

Tracker y Boblín se desplazaron por la escena del crimen recolectando datos y pistas, ocupándose de mantener a Tared fuera controlando a los demás pueblerinos ansiosos por entrar a curiosear. La escena seguía siendo impactante, así que ambos detectives se apresuraron a tomar notas respecto al cuerpo; su posición, su estado, las marcas que poseía, las horas que llevaba muerto y los nuevos signos que delataban a su asesino. Cuando llegó Miris, el médico legal, determinó que el niño llevaba doce horas de muerto y habían modificado la posición original del cuerpo porque a causa del rigor mortis se le habían fracturado algunos huesos.

Tracker había supuesto que el niño no se había encontrado en esa posición cuando lo atacaron y a juzgar por los signos de lucha en sus muñecas, sabía que se trató de una lucha injusta. El niño seguramente había sido atado luego de ser secuestrado. En sus doce años habría podido defenderse un poco más que las anteriores víctimas y el asesino de los cuervos lo sabía.

El padre Slepkava se había retirado a su hogar y les había cedido todas las llaves correspondientes de la iglesia junto a su permiso para investigar en la casa del Señor. Cuando el cuerpo fue retirado y los detectives se encontraron a solas, el peso de la investigación les cayó encima. Hacía un mes que el asesino había hecho su primer acto de presencia con Marion y había ido dejando niños como si fueran migajas de pan marcando un macabro camino en el bosque.

El alcalde y su mujer se habían retirado junto a Miris para comenzar los arreglos funerarios. El hombre les había pedido a ambos detectives que encontraran al culpable con una gran amenaza incluida hacia sus trayectorias como investigadores, no se necesitaron gritos para meter presión. Boblín se sintió un poco intimidado, pero Tracker solo pudo sentir un poco de pena por el hombre, no debió ser fácil hallar a su hijo de esa forma.

Boblín rastreó la estancia en busca de pistas y revisó las entradas con ojos meticulosos. Los cuervos graznaban sus burlas y aleteaban al verlo caminar de un lado al otro observando el suelo y los alrededores. El pelirrojo tomó las medidas de los dos tipos de pisadas que se marcaban del lugar; unas pisadas eran más pequeñas y anchas, se hundían levemente en el barro mientras que las otras eran alargadas, delgadas y se hundían mucho más denotando un peso mayor a las otras. Boblín rápidamente dedujo que las más alargadas y delgadas pertenecían al padre Slepkava por su complexión delgada y su altura. Era obvio que contaba con pies considerablemente grandes. Las otras huellas decidió dejarlas como las del sospechoso asesino. Según lo que había declarado el padre Slepkava, él fue el único en entrar allí y encontrar la horrible escena.

Víktor Boblín se estaba congelando investigando el alrededor de la iglesia. Frotó sus manos antes de llevarlas a su boca y soplar para darse un poco de calor. Estaba anotando la distancia entre los pasos de las huellas sospechosas para determinar una altura estimativa cuando sintió el impacto de algo duro sobre su sien derecha. Soltó un quejido y acarició la zona adolorida antes de percatarse de la roca filosa que descansaba en el suelo, causante del dolor y el pequeño corte en su piel. Observó su procedencia y se encontró a unos niños que le hacían burlas y le gritaban cosas.

—El infierno los espera, mocosos —susurró tomando la roca y guardándola en su abrigo. Cuando apartó la mano de donde había recibido el golpe, pudo discernir sangre en sus dedos—. Pequeños demonios.

Comenzaba a darle jaqueca y el clima invernal no hacía más que aumentar el dolor del corte. Se quejó maldiciendo su suerte. Estar en un caso tan grande siempre había sido su sueño, pero nunca se había esperado que el pueblo en el que tuviera que trabajar lo odiara tanto. ¿Qué culpa tenía él de no haber nacido allí? ¡Ninguna! Dudaba que la discriminación por ser extranjero acabara en algún momento. Todos parecían odiarlo sin siquiera haber cruzado un par de palabras con él. Comenzaba a cuestionarse cuán importante era que él trabajara en ese caso, ¿era realmente importante como el comisionado le había hecho saber? Tared era un inútil y parecía sospechoso, lo que lo llevaba a que se trataba de un hombre corrupto, mientras que Tracker no confiaba en sus capacidades como detective y había despreciado su ayuda desde el inicio, tampoco olvidaba el hecho de que el pueblo entero lo odiaba como si se tratara del mismísimo asesino de los cuervos. Asinis solo le había otorgado hostilidad y había intentado pisotearlo como a un insecto molesto desde el principio. Tracker mantenía cierta línea de respeto, al igual que el gordinflón, pero también sabía que no les caía bien y esa línea de respeto había sido rota en varias ocasiones para cuestionar su intelecto y su trabajo. En la posada en la que se hospedaba todos le lanzaban malas miradas y murmuraban por lo bajo sobre él. ¡Por favor! ¡Les estaba pagando un poco más de lo que debía y lo miraban así! ¡Solo se encontraba allí para dormir y para desayunar! ¡Ni siquiera lo veían más de una hora al día! ¿Cómo era posible que el pueblo lo odiara tanto cuando no hizo nada para merecerlo?

#1. El anuncio de los cuervos #1. AnimalesOscuros (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora