6. Del Señor hacer su voluntad

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"No hay nada bueno o malo, el pensamiento lo hace así."

-William Shakespeare.

Tracker negaba con su cabeza mientras Tared observaba la escena con el ceño fruncido. Otro niño se hallaba sin vida en aquel siniestro bosque, el cual parecía absorber el alma de los pequeños como un oscuro demonio. Los árboles los señalaban con burla y en el viento podía escucharse el susurro de una risa. Todo estaba mal, muy mal. Los niños desaparecían con más frecuencia de sus hogares y escuchar el graznido de los cuervos se había convertido en una rutina tétrica cuando cada cuatro días un niño desaparecía. Copos de nieve danzaban por los aires en una lúgubre sintonía y se dejaban caer con violencia en los abrigos de los policías. La temperatura había bajado unos grados al encontrarse en el apogeo de la estación invernal. La calidez estaba muy lejos de abrigar al pueblo.

El asesino de los cuervos había comenzado a mutar, había entrado en una transición entramada que les era difícil de seguir. Intentaba desconcertarlos atacando a diferentes horas del día, incluso a niños que acababan de ver hasta hacia solo unos segundos. No había ninguna distinción para los pequeños. Eran niños y niñas. Morenos, rubios o pelirrojos. Clase baja, media o alta. No escogió a muchos de élite por obvias razones, esos niños eran privilegiados al contar con seguridad privada. Los niños pobres desaparecían cual flores en invierno y caían en la muerte cual hojas al suelo en otoño.

Luego de haber seguido en secreto a los cuñados de Tared por días, Tracker descubrió que eran inocentes, no encajaban para nada con el perfil que él había armado del asesino. Ni siquiera salían tanto de sus hogares y mientras los seguía, el asesino actuaba y hacía desaparecer a algún otro niño. Las edades lo alteraban bastante, lo hacían sentir enfermo. Los niños asesinados tenían entre seis y diez años. Además de que no podía mantenerse tranquilo sabiendo que había un pedófilo escondido entre la multitud, porque estaba seguro de que se estaba escondiendo entre el gentío que solo le criticaba a Tracker por no haber atrapado al asesino.

La nueva víctima tenía ocho años y había ido a visitar a un amigo, pero nunca llegó a su destino. El asesino estaba actuando frente a sus ojos y los desafiaba a atraparlo, se burlaba de ellos con tal impunidad que Tracker se sintió hastiado. El niño tenía una cicatriz con forma de cruz en la frente, al igual que las últimas cuatro víctimas. Las aves levantaron vuelo con graznidos feroces y se dispersaron en el cielo.

—Boblín llega mañana y aún no tenemos nada que nos acerque al asesino —refunfuñó Tared fumando de su pipa, estaba de muy mal humor. Quizás antes el asesino no le interesaba en absoluto, pero en ese momento sentía un poco de impotencia al ver que había tantas víctimas y un forastero iba a intentar resolver el caso, e iba a invadir su pueblo.

—Tenemos al menos un grupo de sospechosos —persuadió Tracker cerrando los ojos del niño con suavidad antes de persignarse—. Pienso que es bastante religioso.

—Todos somos religiosos con tal de no ir al infierno —discutió el policía.

El rubio le envió una mirada incrédula y algo fastidiada. Sí, podía ser que el gordinflón estuviera frustrado, pero siempre se desquitaba menospreciando todas las pistas y sospechosos que el detective hallaba cuando él no aportaba nada más que chismes al caso. Y, aunque muchas veces eso lo motivó a continuar y embarrarle en la cara su error, comenzaba a fastidiarlo cuando se lo decía cada dos por tres. Tared estaba muy pesado con el tema.

—¿No tienes ni un solo sospechoso, Tared? —Preguntó permitiendo que los policías cargaran en una carreta al niño y lo cubrieran con una manta—. Es extraño teniendo en cuenta esa placa que siempre cargas —masculló con malicia.

—No te pases de listo, Tracker —murmuró el castaño entre dientes—. Tú eres el detective, deberías descubrir quién está detrás de esto.

#1. El anuncio de los cuervos #1. AnimalesOscuros (✔)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora