"El problema no es el problema. El problema es tu actitud con el problema."
-Jack Sparrow.
Cuando los caballos se detuvieron en la escena del crimen, Tracker tuvo la sensación de que el peso del mundo caía sobre sus hombros. Una vez más se encontraba con el cuerpo de un niño inocente y sin ningún asesino. La gente se amontonaba en la entrada de la iglesia intentando averiguar quién había sido el pequeño desafortunado en esa ocasión. Algunos policías retenían a las personas para que no entraran al lugar y cuando ambos detectives bajaron de sus caballos junto a Tared, todas las miradas se posaron en ellos; y Tracker supo que la hostilidad hacia él había crecido al punto de estar a la altura del desprecio que le dedicaban a Boblín.
Muchos se arremolinaron cerca de ellos tres y fue ahí que comenzó la locura: preguntas, reclamos, amenazas y llantos. Ninguno de los tres se limitó a decir una palabra, solo a hacerse camino para ingresar al establecimiento sagrado. Los cuervos estaban posados sobre el techo de la iglesia y en su campanario, miraban fijamente a los detectives y lanzaban fuerte graznidos cuando estos ingresaron en el lugar. No había manchas de sangre en la nieve y tampoco en el suelo de la iglesia.
Al alzar la vista, Gustavs Tracker detuvo su pausada caminata y observó la escena del crimen sintiendo que un gran peso se instalaba en su pecho. Sus ojos se encontraban fijos en el frente y su cuerpo se paralizó durante unos cuantos segundos sintiendo por primera vez que el caso era mucho para él, que le quedaba grande. Nunca tuvo dudas sobre su trabajo, pero en ese momento su fe se tambaleó en la cuerda floja. Toda esa situación se estaba volviendo demasiado para él.
Tracker sintió el peso de una mano en su hombro y una pequeña sacudida que lo hizo mirar hacia su derecha.
—¿Estás bien? —Preguntó Boblín posando sus ojos verdes azulados en el detective que se veía un poco perdido mientras lo miraba—. ¿Tracker?
El rubio respiró hondo y trató de enfriar su mente para poder concentrarse. Asintió lentamente y caminó hacia la escena con paso lento para detallar todo el lugar, absorbiendo aquella atrocidad. El ambiente era pesado y sombrío. Las estatuas de los santos lo observaban con tristeza y decepción en sus ojos, dejando escapar lágrimas apenadas por sus pintadas mejillas de yeso. Escuchaba las risas sardónicas de las aves mortíferas en el techo de la iglesia y los gritos indignados de los pueblerinos fuera del establecimiento.
La escena del crimen era desgarradora: el niño se hallaba recostado sobre el altar cubriéndolo todo de sangre, su brazo colgaba fuera de la superficie de madera y lo recorría un hilillo de sangre que goteaba desde uno de sus dedos; un rosario con cuentas de madera se enredaba en el pálido brazo del niño, dejando colgada la cruz ensangrentada. En el suelo había un gran charco de sangre y el rostro de la víctima miraba fijamente hacia la puerta con ojos horrorizados que iban tornándose de un color blanco muerte. Una herida en forma de cruz adornaba su frente y por su boca se deslizaba una mueca de terror. Su ropa se encontraba un poco desarreglada y se percibían copos de nieve en ella. Había tierra y sangre en sus zapatos.
Lo más aterrador eran las palabras escritas con sangre en la pared detrás del altar, gotas de sangre se deslizan de cada letra torcida, mediana y desprolija. Ninguno de los detectives pudo identificar el significado del mensaje, pero sí pudieron notar que se hallaba escrito en latín bajo la cruz en la que yacía el señor.
La imagen era atroz y logró que la confianza de Tracker flaqueara unos cuantos segundos, permitiendo que el desconcierto lo invadiera. Boblín tomaba un par de notas sobre cómo se encontraba el cuerpo mientras esperaba alguna indicación por parte del rubio. Tared miraba la escena con tristeza y se mantenía apartado a la espera de ser necesitado, estaba algo sorprendido como para liderar ese interrogatorio.
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#1. El anuncio de los cuervos #1. AnimalesOscuros (✔)
Mystery / Thriller𝑷𝑹𝑰𝑴𝑬𝑹 𝑳𝑰𝑩𝑹𝑶 COMPLETA✔ En Asinis, los pueblerinos vagan por las calles con la inseguridad de vivir, la falsa alegría que fuerzan sus ojos demuestra un temor profundo. La paranoia está presente en cada uno de ellos cuando los ven. La magni...