Una mujer de cabellos blancos movía sus labios con el fin de modular fonemas que pudieran comprender, pero ninguna clase de sonido podía escucharse. La figura femenina se encontraba de rodillas frente a ellos para poder nivelar sus alturas.
A su costado, de pie, estaba a su hermano, pero su cuerpo parecía paralizado y no podía girarse a observarlo. Solo sabía que era él gracias al rubio luminoso de su cabello y por lo que solían llamar su "instinto de mellizos".
La escena era extrañamente anormal, y después de varios segundos dedujo que era falsa.
Era un sueño.
Un zumbido inundó todo el ambiente, uno que cada vez era más intenso y estridente. Llego a ser tan potente la vibración que la chica llevo sus manos hasta sus oídos y ejerció presión sobre ellos en un intento en vano de aislar el estímulo irritante.
Sobre el ruido se escuchó un grito.
–¡Em!
Sonaba como si alguien la estuviera llamando con desesperación y preocupación, pero ese alguien no era su hermano, aquella no era su voz. Y a pesar de que deseaba con todas sus fuerzas poder abrir los ojos para buscar a la persona, su cuerpo no respondía.
De pronto, la voz parecía ir alejándose.
–¡Em!
–¿Quién eres? -gritó ella.
–¡Em!
–¿Donde estás? -volvió a elevar la voz.
–¡Emma!La voz y el zumbido fueron silenciados al instante, en un solo segundo y sin previo aviso.
Emma abrió los ojos y notó que se encontraba en un escenario completamente diferente. Ya no estaba soñando, estaba reviviendo con mucho realismo un recuerdo.
Estaba en medio de una gran aglomeración de personas junto a su hermano, ambos gateaban por el suelo en un intento de esquivar los golpes y empujones que se propiciaba la gente ante la desesperación por llegar al frente.
El ambiente era inundado por gritos y estaba cargado por una tensión inquietante.
–¡Ya queda poco! -le dijo su hermano.
–¡Voy detrás de ti, no te detengas! -le respondió.Lograron acercarse hasta unas brillantes luces que estaban resguardadas detrás de altas y gruesas rejillas metálicas. Del otro lado de la separación se encobtraban hombres armados, vestidos completamente de negro y con el rostro cubierto por cascos.
–¿Ya llegamos? -preguntó.
–Aún no -respondió el mayor mientras inspeccionada sus alrededores- debemos subir por allá.El mayor le señalaba con su dedo índice un muro de ladrillos caídos que limitaba junto a las rejas metálicas. Era el único lugar por el qué podrían pasar pues la entrada principal estaba totalmente sellada y no parecían tener intenciones de abrirlas.
Emma se cuestionó por que nadie había intentado ingresar al lugar ocupando aquellos escombros, pero su pregunta fue contestada al llegar a lo que alguna vez fue una muralla bien construida.
Una gran cantidad de cuerpos yacía sobre el pavimento en retorcidas y extrañas formas. La sangre que salía de ellos pintaba el gris del cemento con su tinte pegajoso y rojo escarlata.
Ya habían intentado ingresar por allí y habían terminado muertos.
Los ojos celestes de su hermano dieron con los de ella.
–Quizás no nos disparen. Están recibiendo solo a los niños, nos necesitan -comentó en voz alta su hipótesis.
Su hermano no parecía completamente convencido de su teoría, sin embargo decidió creerla con toda la fé posible.
–Tenemos que ser rápidos -le advirtió el mayor.
Se veía aterrorizado, Emma sabía que lo estaba, pero no tenían tiempo ni muchas oportunidades como para dejarse paralizar por el miedo, y si él intentaba actuar con valentía para que ella se sintiera más segura, sabía que debía hacer lo mismo por él.
–Si podemos... -le sonrio al chico en un intento entregarle animos- juntos.
–Juntos -sonrió su hermano en respuesta.
Comenzaron a subir por los ladrillos, intentando dentro de lo posible no pisar los cuerpos o la sangre, acto e intenciones que no pudieron cumplirse por completo.
Ambos pequeños agradecieron que los ánimos de la multitud se estaban avivando, pues aquello les permitió pasar desapercibidos.
Ya estaban en la cima de las puntiagudas y frías superficies metálicas, separados del mar de gente que seguía intentando pasar hacia la calma del otro lado.
Ahora debían saltar, pero las rejillas se sacudieron fuertemente, los hermanos se sostuvieron al instante con todas las fuerzas posibles para no caer o terminar con el metal atravesando alguna zona de su cuerpo.
–¡Reciban a mi bebé!
-¡Aléjese del perímetro!
-¡Miren! ¡Ellos están cruzando!
-¡Vamos!
-¡No disparen!
-¡Mantengan la calma!
-¡Saquen a ese par de allí!Dos hombres corrieron hacia ellos y los bajaron en cuestión de segundos. Fueron cargados hacia el interior del edificio, dejando atrás una multitud en lucha con los uniformados; una lucha brutal y cruda.
El ruido del exterior fue silenciado casi por completo cuando las puertas se cerraron.
–¿Que hacían allí? Pudieron haberles disparado.
–No teniamos otra forma de pasar -respondió el pequeño.
–Fue peligroso.
–Lo sabemos -respondió ella- pero no teníamos otra alternativa.Uno de los hombres se quitó parte del uniforme para mirarlos mejor.
–Son valientes -confesó con admiración el adulto- y ya no tienen nada de que preocuparse, están a salvo chicos.
Una sonrisa los hizo sentirse más calmados.
–Bienvenidos a CRUEL.
NOTA:
La historia se encuentra bajo edición, por eso les pido leer el mensaje que dejé en mi perfil. Les deseo salud. :)
ESTÁS LEYENDO
𝐁𝐫𝐚𝐯𝐞𝐫𝐲 [𝐍𝐞𝐰𝐭]
FanfictionOasis de esencia que emerge de contrastes, donde la colaboración se hace solidaridad; la amistad se convierte en verso y, allí, nos encontramos. Cooperantes en el dar, generosos en el recibir. La dignidad de un pueblo habitado de fuerza y el interca...