Mis sienes parecían albergar tambores que rebotaban con una intensidad capaz de aturdirme y cegarme momentáneamente.
Me sentía mareada y desorientada, todo mi cuerpo parecía crisparse por los escalofríos que me recorrían, pero el sudor que mojaba mi ropa indicaba que mi organismo intentaba hacer lo contrario, bajar la temperatura.
¿Acaso tenía fiebre? ¿O era por el simple hecho de que llevábamos un buen rato escapando de los cranks?
De todas formas no tenía tiempo ni el ánimo para preocuparme o auto compadecerme por mi estado de salud siendo que llevábamos una hora aproximadamente intentando reencontrarnos con el resto de los chicos.
-¿todo bien?
Los ojos azules de mi mejor amiga estaban clavados en mi figura, analizando.
-¿por que preguntas?
-este silencio es inusualSonreí divertida.
-¿estás diciéndome parlanchina?
-no he hecho juicio alguno, tú acabas de hacerloSus labios se curvaron hacia el cielo mientras se permitía reír.
-¿donde se metieron esos shanks?
Preguntó cansada.
-no lo sé, pero espero que aparezcan antes de que vuelva el lunático de las narices
Aquella voz demencial lograba calar profundo en tu inconsciente. Era enfermiza la forma en la que pretendía llevar un tono suave y agradable pero se veía cargada de un discurso completamente diferente.
-es increíble -comentó Teresa- la forma en la que puede terminar una persona gracias a la llamarada
Mi carril de pensamientos negativos hacia aquel crank cesaron al instante.
-era un desquiciado, parecía más un animal que alguien que alguna vez había sido una persona como nosotros... pero en el fondo no tuvo la culpa de enfermar, ni de terminar aquí
La observé con toda la atención posible, pues también intentaba no caer o resbalar en el ya mojado y enlodado piso de concreto subterráneo.
-él junto con los otros no tuvieron la suerte de ser inmunes
Suspiré ante el cansancio y la falta de oxígeno que estaba ahogándome levemente.
-tienes razón
Y era verdad, por más cruda que sonara. Aquellas criaturas que ya no clasificaban como humanas y pretendían atacarnos en algún momento fueron personas como nosotros. Pero enfermaron, algunas empeoraron más rápido que otras y ahora simplemente vagaban y actuaban instintivamente esperando el día en el que finalmente su cuerpo cediera para poder morir.
El daño que causaban a terceros en realidad no era su culpa. Simplemente no sabían lo que hacían, aquella consciencia que alguna vez poseyeron ya no estaba allí.
Winston también supo verlo antes de llegar a ese estado. Y aquello lo llevó a tomar su decisión.
Una mirada fugaz a mi amiga me dio a entender que ella pensaba en lo mismo, y en un intento de mostrar apoyo y dar ánimos, ambas entrelazamos nuestras manos mientras seguimos la marcha.

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𝐁𝐫𝐚𝐯𝐞𝐫𝐲 [𝐍𝐞𝐰𝐭]
FanfictionOasis de esencia que emerge de contrastes, donde la colaboración se hace solidaridad; la amistad se convierte en verso y, allí, nos encontramos. Cooperantes en el dar, generosos en el recibir. La dignidad de un pueblo habitado de fuerza y el interca...