𝐁𝐫𝐚𝐯𝐞𝐫𝐲 [𝐍𝐞𝐰𝐭]

File 2.

–Mi nombre es Janson y dirijo este lugar. Estas instalaciones son un santuario que nos mantiene a salvo de los horrores del mundo exterior, pero no se encariñen con lo material, más bien consideren esto como una parada de descanso mientras llegan a su destino final.

¿Esto tiene un fin? Me pregunté sarcásticamente, y la respuesta a eso fue: no. De los pocos minutos que llevamos en este tour comercial, nada de lo que decía el hombre me convencía, aunque una parte de mi quería creerle pero se negaba.

Ver a ese sujeto fue como un golpe en el estómago.

–¿Y cuál es nuestro destino final? -me atreví a preguntar mientras mantenía mi voz y rostro sin emoción alguna.

–Su hogar.

–¿Eso quiere decir que usted nos llevará a casa? -preguntó Thomas.

–Algo similar, -respondió- lamento ser yo quién les de la noticia pero no queda mucho de sus hogares de origen. Lo único que podemos ofrecerles es un lugar a las afueras del desierto, un sitio seguro para comenzar de cero y donde CRUEL jamás los encontrará de nuevo.

Estaba agotada, realmente cansada de escuchar el nombre de esa organización, sin mencionar que por más que intentará dejar de ser tan hostil con el hombre encargado de enseñarnos el lugar, nada parecía funcionar.

Estaba de muy mal humor y ante eso, prefería cerrar la boca.

–¿Les agrada la idea? -preguntó Janson.

Me sorprendí al notar que no era la única con mal genio en el momento. Todos parecían muy ensimismados como para responder, aunque algunos fueron capaces de afirmar con su cabeza o murmurar una respuesta.

–¿Por qué nos ayuda? -preguntó Minho.

El silencio entre pregunta y respuesta se cargó de expectación.
Crucé miradas con mi amigo, ambos compartiendo la idea de que podría no contestar, pero lo hizo.

–Deben saber que el mundo está en una situación extremadamente precaria y sobrevivimos a duras penas, pero el hecho de que sean capaces de sobrevivir al virus de la llamarada los convierte en la esperanza de la humanidad.

Algo en mi interior me hizo repetir sus últimas palabras en mi cabeza, si creía fervientemente en aquella parte de su declaración.

Podíamos ayudar a otros.

–Por desgracia, el que se conviertan en la luz de la humanidad también los vuelve un blanco para quienes quieren aprovecharse de la situación, pero estoy seguro que eso ya lo saben.

Se detuvo frente a una puerta y se giró a observarnos con un buen humor camuflado en sus gestos faciales pero visible en su mirada.

–Detrás de esta puerta está el comienzo de su nueva vida.

El silencio pareció ser más potente, una ola eléctrica de nervio colectivo parecio contagiarse entre nosotros mientras suponíamos o imaginábamos que era lo que habría detrás de esas compuertas metálicas.

Janson deslizó una tarjeta sobre un panel con luces azules, abriéndonos el paso al instante. Un largo pasillo de tonos pálidos y anchas líneas amarillas a cada extremo se extendía cientos de metros delante de nosotros.

Una pregunta seguía sin ser contestada del todo.
¿Qué era este lugar?

–Pero primero, -nos observó con impaciencia, arrugando su nariz en el acto- hay que hacer algo con ese olor.