II

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Tal y como lo predijo, al día siguiente, el rubio pudo notar la inflamada mejilla derecha de Izuku sobre su rostro y aunque por momentos pudo borrar su sonrisa, pareciera que el dolor no era un rival digno. Aun sonreía, tan brillantemente que parecía ser una antorcha infinita. Eso solo le hacía hervir la sangre e Izuku ni siquiera era consciente de que el problema se debía a su felicidad inmutable.

El peliverde abrió la boca ligeramente, vio aquellos ojos escarlatas mirándolo con recelo. Tal vez hoy no era un buen día para siquiera saludarle después de los golpes propiciados el día de ayer. Agachó la cabeza, deslizó su mochila amarilla de su lastimado hombro emitiendo una ligera queja y tomó asiento en su respectiva banca. El día anterior, dentro de los forcejeos inútiles contra Kacchan, Midoriya terminó lastimándose el hombro. Uno de los golpes en este aún dolía y más aparte, no es como que los jaloneos de Katsuki sean suaves. Cuando este agredía al pecoso lo hacía casi con cizaña.

Ese tipo de cosas no pasaron desapercibidas por el rubio. Él es consciente de sus acciones y de qué tanto lastima a Izuku. Es un Omega débil, pero de gran resistencia y no es como que fuese a decírselo como un cumplido o a reconocerlo abiertamente porque ¿Quién demonios era un Omega a comparación de él? Esa basura no merecía ni el mínimo reconocimiento de alguien.

Midoriya esta vez parecía bastante lejano, parecía ser que realmente se había enojado con el rubio porque ni por un descuido daba indicio querer cruzar su mirada con aquel muchacho. Permaneció la mayor parte del tiempo callado, sonriendo naturalmente. Algo bastante extraño fue no notar su típico murmurar cada que se perdía en sus pensamientos, se veía...demasiado alerta. Diferente.

Aquello era demasiado trivial. Nadie se tomó la molestia para analizar o intentar indagar respecto a un cambio tan mínimo. La única persona lo suficientemente cerca como para poder enterarse realmente parecía ignorarlo. Daba igual.

Esa persona lo suficientemente cerca, Bakugo, parecía divertirse al ver la cara nerviosa de Izuku y sus pataleos innecesarios para contraatacarle. Tal vez con algún pretexto rápido es que podría divertirse un día extra, no era que el golpeara sin razones, algo debía de hacer ese niño en todo el día, un error, uno mínimo y podría hacerlo.

La oportunidad de encarar a Deku una vez más se le fue de las manos. El niño fue el primero en guardar con aparente desesperación sus cosas dentro de aquella mochila suya que, por cierto, tenía una costura extra en una de sus sujetadores. ¿Él había roto esa mochila? Posiblemente si, en el arrebato a Izuku. El muchacho salió corriendo del aula por delante de la mayoría, con prisa, como si alguien lo estuviera persiguiendo. Si Bakugo aún permanecía en su asiento con los pies sobre la mesa de madera, respirando relajadamente ¿Quién está detrás de ese niño? Seguro sólo es algo que podemos definir como un "Aprendizaje nuevo", puesto que por supervivencia Izuku no dejaría que le sometieran de la misma forma que ayer obligando a querer correr fuera antes que toparse con el rubio de nuevo. Aun así, algo extraño había demás en Deku. Era algo extraño que también estaba en él.

Por otro lado, chasqueando la lengua al haber dejado huir a su presa, es que había algunas cosas que necesitaban de su verdadera atención, por ejemplo, su postulación a Yuuei. Realmente necesitaba esforzarse de sobremanera para ingresar a tan prestigiada institución. Él no iba a desaprovechar la oportunidad, él está seguro de que es lo suficiente como para aprobar un examen de tal escuela. Nadie es mejor que él y que mejor que luchar arduamente en una escuela de por mínimo su nivel.

Con tal objetivo se encaminó de regreso a casa, donde su madre le recibió con los brazos abiertos, siendo este quien le rechazó, porque, por favor ¡Ya no tiene cinco años! peor aún ¡Qué clase de tontería infantil es esa!

¡Nos vemos mañana! [KatsuDeku] |OMEGAVERSE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora