X

4.4K 576 46
                                    

Jamás en mi vida había visto un jardín tan verde como ese. Verde y fresco, su aroma me envuelve haciéndome disfrutarlo. Es un gusto culposo muy vergonzoso, pero no es como que alguien pueda mirarme en este estado.

Ah. La tranquilidad. Hace bastante que no me siento tan a gusto.

Tiro mi cuerpo sobre el pasto, escuchando como cruje al ser aplastado. Es cómodo. Demasiado cómodo que quiero dormitar.

No, hay cosas que tengo que hacer. Hay muchas aun.

Abrí mis ojos y los froté con fuerza.

Está bien este tipo de momentos, simples. Es cuando creo que puedo detenerme a pensar en las cosas o cuando necesito descansar. Es un buen punto, pero, tengo mucho por hacer, no tengo tiempo para esto.

Tengo que ganarme un lugar en Yuuei y aunque me jacto de estar preparado, siento como mis brazos hormiguean cuando lo pienso demasiado. Tengo que esforzarme duro y dejar esa escuela de mediocres. Tengo que impedir que Deku decida seguirme como un imbécil... Deku.

Me siento en el pasto con fuerza.

No tengo que ayudarle. No tengo...

A lo lejos puedo escuchar unos lloriqueos. Hace un momento es que estaba tan apacible todo y podía pensar con claridad. ¿A qué hora empezó?

Casi por inercia me veo atraído a la circunstancia. Mi caminar se vuelve pesado, como si la tierra me tragara, el pasto no es firme. Maldición. Comienzo a dar zancadas al andar, sacando los pies de la tierra, ensuciando mis zapatos y con desgane los miro. Al regresar mi vista al frente noto una placa de concreto más cerca de lo que creí. Eso no estaba ahí.

— ¿Quieres una mano?— Es la voz de Deku, preguntando.

Puedo mirar sus risos sobre su rostro y su sonrisa de lado a lado. Sus pecas decoran su rostro mientras extiende su mano.

—No necesito tu miseria.

Renegando con fuerza es que logro subir a la placa de concreto al frente, donde Deku se apoya. No necesito la ayuda de nadie, mucho menos de ese idiota.

—Izuku...—El sollozo es familiar... la señora Inko. Es ella. — ¿Por qué no me di cuenta? Perdóname, Izuku...

El viento golpeó mi rostro duramente, con una frialdad entre su fluir que me congelaba el rostro. ¿Desde cuándo todo es tan gélido? Hace nada era fresco.

¿Qué demonios está sucediendo? Deku está acá, a mi lado...

Los cabellos lizos de la señora Inko se ven despeinados y mantiene un pañuelo en su rostro limpiando sus mejillas. Mi madre está ahí, mi vieja. Ella abraza con delicadeza a Inko, mientras esta llora con fuerza en su pecho. Mi madre no me mira, tiene la mirada fija en la nada mientras acaricia el pelo de aquella señora, una amiga suya de hace años. Es más vieja que la cantidad de años que llevo conociendo a él estúpido de Deku.

Él sigue ahí, cruza las manos enfrente y suspira.

—Perdóname. —Suelta. —Solo te causo problemas.

La realidad es diferente, me toma por los hombros y me zarandeó bruscamente obligándome a creer en lo que está sucediendo. Él ya no está ahí, a mi costado.

— ¿Desde cuándo es que él se sentía así? ¿Por qué no lo noté?

Puedo verme a mí mismo en un espejo, preguntándome cosas que no creo entender. ¿Notar qué?

Hay algunas personas que no conozco rodeando en lo que no había reparado aun. Odio no entender la situación, joder.

Casi empujando a aquellas personas es que pude ver. Un cajón de madera.

—Izuku, perdóname...—Escucho otra vez decir. —No sabía que te sentías así.

Así que es eso...

Parecía estúpido el no haber apelado a sus simples palabras, su desespero y su actuar vacío. ¿Qué iba a entender yo? Maldita sea.

Cierta culpa llega a mi pecho oprimiendo con fuerza, enterrándose como una estaca cerca del corazón, muy cerca de matarme. Y es que, parte de mi realmente siente el despecho. Soy un imbécil. ¿Por qué ahora intento sentir culpa de una forma tan miserable e hipócrita? Porque eso es lo que siento ¿No? Esto no es resentimiento.

Tantas preguntas se acumulan entre mis manos que casi no alcanzo a entenderlas, mis oídos zumbaban y no entiendo mis pensamientos. Mis manos cubren mi rostro mientras un pitido resuena en mis oídos. Mi mejilla se cubre por las saladas gotas que escurren desde mis cuencas. Mis deseos más sinceros luchan con fuerza intentando escapar. Soy un maldito idiota. ¿Desde cuándo comenzó a importarme? ¿Por qué me duele tanto? Maldita mierda.

Él está ahí, dentro de una caja de madera barnizada con flores encima, cubriéndolo delicadamente. Un arreglo fino para una despedida agonizante. Él siempre ha sido un maldito débil ¿Cierto? Tal vez le guste ese tipo de flores, blancas con un olor triste y nostálgico. ¿El podrá apreciarlas? Él realmente está adentro. Él está muerto.

Yo sabía cómo se sentía. Sabía que le sucedía y fui un imbécil que se guardó el secreto. ¿Era esto lo que quería?

En un desespero es que despierto, con el rostro empapado de lágrimas y sudor.

—Joder...—Suelto en un suspiro mientras me llevo ambas manos a la cara. — Deja de atormentarme así, maldición.

Esto que siento es culpa. Nada más. He llegado al límite en el que no creo poder mentirme más tiempo. 

.

.

.

Notas del autor: 

Creo que usar el punto de vista de Bakugo es dificil para mi.

Por otro lado. ¿Ya lograron enlazar esto con el resumen? ¿Si? Ya estamos cerca del cierre.

¡Nos vemos mañana! [KatsuDeku] |OMEGAVERSE|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora