Aquello había parecido una tontería. El hecho de buscar con la mirada algo que le dijera certeramente acerca de alguna diferencia en aquel pecoso era un disparate. Bakugo desvió su atención dirigiéndola exclusivamente a su postulación y, además, estaba aprendiendo a ser un alfa de verdad, lo cual lo tenía ligeramente desconcertado. Tenía que centrar mejor sus preferencias, en sus verdaderas intenciones y sus responsabilidades.
Con anterioridad ya llevaba inconscientemente una lista de la cantidad de cosas que notaba ligeramente cambiadas en el muchacho, porque Izuku actuaba ligeramente con más cautela, porque pensaba más sus palabras antes de soltaras, porque lucía más nervioso de lo normal o porque evitaba a toda costa esperar al final de la clase tal y como le era costumbre. Dejó de agregar elementos a esa lista cuando pudo repetirse lo que el consideró como muy obvio: Todo eso era una pérdida del tiempo, logró concluir al pensarlo vagamente en su habitación, dedicándole solo unos minutos para después, meterse de lleno contra sus ideales.
Como cualquier muchacho es que preguntó a su madre, con un ligero sonrojo casi pasándolo como un tema banal; acerca de los comunes cambios que estaba sintiendo y los que pronto proseguirían —Tal vez preguntaba por alguien más aparte de él—. Su madre, con una ligera carcajada muy típica es que podría explicarle lo que tanto estaban repitiéndole.
Entonces, ese pecoso solo estaba experimentando esos cambios que todos experimentan. Esas cosas que hacen que tu corazón sienta algo extraño, que te sientas más sensible o que cambies de parecer. Esta es una marea llena de cambios en la que se veían envueltos aquellos alumnos, que incluso Katsuki podía entender ¿Quién más que él que estaba experimentando aceptarse a sí mismo como un alfa que nadie más? De la misma forma seguro Izuku estaba tratando de aceptar su nueva naturaleza aún más dócil. Ese último año de secundaria era sin duda adolecente. No era para menos, puesto que la cantidad de cosas a las que les estaba haciendo frente era... asfixiante.
Y con eso en mente, realmente Bakugo se olvidó de aquel niño que, sin importar qué. La tregua no existía para Izuku, quien aún seguía hablándole discretamente. No importó cuando golpeó su rostro hace unas semanas, aun así el niño regresó, le saludó y tomo asiendo soltando un quejido de dolor. Eso lo convertía en un maldito masoquista. Esa actitud... ¿Por qué demonios él seguía ahí?
Aquel Izuku que estaba renaciendo a la mitad de su creciente adolescencia parecía mucho más apaciguado. Y los verdaderos cambios dentro de ese niño eran algo que Katsuki no podía notar a simple vista, vaya error.
Al trote del continuo paso de los días, que pronto se convirtieron en dos semanas, con los cambios comunes dentro de cualquier estudiante, algo no cuadró cuando Katsuki regresó su atención en la indudable diferencia en Izuku.
Sí, realmente hay algo extraño en ese niño.
Incluso en un día normal, con la misma costumbre de Izuku por saludar al llegar, tomar asiento al frente y quejarse por algún nuevo dolor parecía ser bastante normal. Aunque cada vez era más notable que de verdad Izuku era lastimado cuya razón era desconocida.
Bakugo realmente no sabía cuándo es que hubo un cambio drástico en el olor de Izuku. Ese niño solía oler débilmente—A causa de sus características Omega surgiendo lenta y sumisamente a pesar del tiempo— a algo así como miel. Katsuki, un alfa recién enterado, le era algo difícil descifrar el olor del muchacho, apenas estaba aprendiendo sobre este nuevo mundo y no era un total experto lo cual lo hacía sentir frustrado; aun así, era el aroma suave que él pudo disfrutar por algunas semanas
Esta vez, dentro de aquella aula que comenzaba a ser inundada por olores distintos, débiles y fuertes, es que él notó ese cambio drástico en el muchacho. ¿Eso era ceniza? Deku olía la mezcla no muy apacible de ceniza con un débil toque de miel. No es la mejor combinación de todas y mucho menos en un niño como él. ¿Qué mierda?
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¡Nos vemos mañana! [KatsuDeku] |OMEGAVERSE|
FanfictionEn la ausencia de Quirks, Katsuki Bakugo y Midoriya Izuku gozan de sus últimos años de escuela secundaria, a meses de postular a una nueva Academia. Ambos descubriendo a su tiempo las diferencias que conlleva esta etapa, acostumbrándose lenta y paci...