El encuentro

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                    En el templo

En el templo se encontraba como siempre Gowasu y su fiel aprendiz Zamasu, listos para tomar el té, el lugar estaba sólido, cálido por la presencia de Gowuasu, sin embargo, Zamasu se retiró para preparar el té como ya era costumbre, mientras tanto Zamasu recordaba el momento en que se encontraba sentado con su maestro, el momento en que le había mencionado que el té no era apetecible para el, pensando que eran las hojas,causando desconcierto al aprendiz ya que su maestro le preguntó  con mucha franqueza:

–"Acaso crees que las culpables son las hojas de té"

Dejando así al menor boquiabierto, pero con una sonrisa de confianza  asintiendo de manera afirmativa y con un leve sí, en voz baja cmientras observaban la evolución de una especie humanoide del planeta Babari, él confundido ante un grito emitido le preguntaba a su maestro lo que ocurría, no se sentía conforme, pensando que lo mejor sería el exterminio de los humanos que perturbaban con sus actos violentos, pero su maestro se negó rotundamente llamándole la atención, en su cabeza solo pasaba esa memoria, así que se dispuso a caminar hacia la puerta principal con un ideal...

–He preparado el té para el señor Gowuasu, me siento preparado para llevar a cabo mi plan de asesinarlo, solo puede haber un Dios que imponga la justicia ante los humanos, esos despreciables humanos. Esto es por los dioses.

Al salir se encuentra con la sorpresa, Gowuasu ha sido atacado, un joven pelinegro, quien vestía con una cinta roja y un atuendo negro, conservada un arcillo del kiosama, tenía una sonrisa confiada, lo estaba esperando, sus ojos de satisfacción llenaron a Zamasu de confusión tras ver la muerte de su maestro, el joven conservaba esa sonrisa tétrica y emitía de su mano un resplandor de ki impresionante color violeta, intenta correr hacia el, pero al  tomarlo del suelo un resplandor lo hace desaparecer, mientras tanto el pelinegro se acerca con una sonrisa:

—Tú también querías esto, ¿verdad?

Se acercó lentamente y tomó un arcillo y lo dirigió hacia Zamasu:

–Con esto tú eres kaioshin...

Zamasu extendió su brazo hacia Black lentamente pudiendo sentir su mano tersa y así preguntando:

–¿Quien eres?

Por otro lado el pelinegro sonriendo le respondió:

–¡Yo soy tu! Vine desde el pasado persiguiendo mi justicia para destruir el mal.

Zamasu boquiabierto emite pequeños sonidos de sus labios de desconcierto sin poder hablar, quedando los dos de pie, Black extiende su mano hacia Zamasu:

–Te estaba buscando, te necesito. Además, tengo algo para ti. —Dándole así uno de los arcillosos—

Zamasu extiende su mano nuevamente y la toma junto a la mano de Black, mirándose fijamente a los ojos con una sonrisa:

–Me necesitas aquí y juntos controlaríamos toda la tierra.

Seré un dios

Se toman las manos y se dan un ligero y cálido abrazo.

Mientras tanto Zamasu al observar a Black al haber viajado al universo 10 del futuro lo cuestiona ya que se preguntaba el por qué había requerido de su presencia, aunque compartían los mismos ideales para exterminar toda la maldad que habitaba en el mundo:

–¿Será posible poder derrotar a Son Goku? —Pregunta Zamasu—

Black suelta una carcajada al escuchar el cuestionamiento que le había hecho...

–Estuve a punto de derrotar a Son Goku con mis propias manos, te explico. Esos miserables saiyayin escaparon y desafiaron a los dioses viajando a través del tiempo, pude abrir un portal para averiguar yo mismo donde se encontraban, así fue como pude enfrentarme a ese miserable. —Responde confiado—

–E... eso quiere decir que...¿Podemos derrotarlo?

–En efecto, unidos podemos dominar nuestro propio mundo. Gracias al anillo del tiempo podemos utilizar las esferas del dragón a nuestro beneficio, Gowuasu está muerto, así que nadie podrá detenernos.

–Zamasu, nuestros ideales no serán aprobados por los dioses, así que tenemos que pensar en una alternativa para continuar.

Black comienza a pensar, cerrando sus ojos caminaba por el templo, mientras tanto el mayor de igual forma pensaba en una solución absoluta, su mano pasaba por el mentón, tratando de analizar la manera de hacer recapacitar a los dioses, de igual manera pensar en el deseo que haría temblar a cualquier oponente.

–¡TENGO UNA EXCELENTE IDEA!

Enamorado... ¿¡DE UN MORTAL!?     (PAUSADA Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora