Peligro

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Una sombra se observaba detrás de la ventana que iluminaba la la luna con su resplandor y luz en el planeta Kai del universo 10, era pequeña, acercándose poco a poco, un viento atroz se aproximaba detrás de aquel espectro, las hojas del árbol caían y volaban a su dirección mientras su eco susurraba por la habitación.

–¡Maldito ingenuo! —Su voz se escuchaba repetidas veces, un susurro agrio y ronco.

Una bola de cristal pequeña se veía en medio de la situación mientras una voz un tanto afeminada se escuchaba.

–Hmm...  está a punto de dar efecto...

Las horas pasaban, Zamasu no se movía, no parecía estar dormido, su respiración no lograba notarse, su rostro era agrio, sin retorno, no respondía ante los sonidos de la mañana que se veía en cada minuto que la luz entraba por la gran ventana de la habitación del templo, un jardín de flores rodeadas del rocio y algunos pájaros cantando.

. El señor Gowuasu había despertado, sus ojos se abrieron repentinamente, algo lo había despertado, no era normal para él, un suspiro de preocupación salió de su boca, extrañado por lo que pasaba miraba ambos lados, cerraba y abría sus ojos tallándolos con sus manos fuertemente, con la palma de su mano se da un golpe en el rostro, sentándose en la cama entre sábanas pensaba con firmeza, su puño acompañaba su barbilla, aunque los tallos de las flores volaban con tranquilidad un presentimiento lo llenaba de angustia en su mente.

–Siento una opresión en mi pecho, no logro entender lo que está pasando conmigo. Será mejor levantarme y hablar con los muchachos. —Rascando un poco su cabeza con desconcierto se levanta de la cama y va hacia el vestidor de su habitación—

El suelo era frío, camina distante por su vestimenta, la tomando del closet lo habitual, aproximándose hacia la tina y tomar un placido baño, su mirada se turna perdida, no puede tener noción del tiempo por lo que solo abre la llave del agua caliente y se dedica a disfrutar de la ducha.

–El agua está en su punto, ¡Me encanta! Pero... ¿Por qué aún así no puedo estar tranquilo del todo? Me preocupan esos dos, a decir verdad, eñ joven Shin cambió su expresión al llevar aquí, su mirada era más profunda.

La mirada del maestro se vio por completo perdida, su cabeza se inclinó hacia el agua cristalina de la tina la cual tenía una vista excelente de las áreas naturales y preciosas de su planeta, pensaba un poco, recordando algunas cosas que causaron confusión al llegar a casa con Shin y Zamasu.

–¿Por qué Shin presentaba esa actitud tan seca?

La noche anterior recordaba a Shin con una expresión distinta, la mirada era más profunda, lo conocía un poco tras estar con él en el futuro y en otras ocasiones, lucia diferentes sus rasgos faciales y oculares, era alegre y un poco penoso, sin embargo la noche anterior parecía saber de este lugar con tanta normalidad, sus actos eran confiados, la voz cambiaba.

–Aunque... cuando Zamasu me dio el té... ¡Su color! Era distinto, parecía las mismas características cuando Zamasu estaba a mi servicio y cuestionaba con rabia, será qué... N-no. Eso acabo, ¡Todos lo vimos! —Sus ojos se abrían con extrema preocupación mientras el agua hacía ligeras espirales que apuntaban a solo a su cara—

Sin decir palabra alguna se levanta de la tina, cierra la llave, ya con su toalla secándose su cuerpo y el cabello, tratando de sonreír salió de la ducha y vistió, no queriendo preocupar a nadie por su aspecto. El maestro Gowuasu se preparó en la cocina para hacer un delicioso desayuno para Zamasu y Shin quien aún se encontraban durmiendo, aún era desanimado temprano y la luz del sol energía con sus rayos a salir.

–Será mejor avisarles que el desayuno está listo. —Sonríe y asiente con la cabeza para así buscarlos—

Zamasu no respondía a los rayos del sol que apuntaban a su rostro, algo no iba bien...
El señor Gowuasu caminaba por los pasillos del templo para así ver a los jóvenes. Shin estaba en la habitación la cual se encontraba lejos de Zamasu pasillos grandes y angostos, casi interminables por lo que al escuchar ligeros ruidos el anciano se dirigiré directo a ese rincón, toca la puerta de la habitación para saber quien se encontraba ahí.

–¿Puedo pasar?

–C-claro, se-señor Gowuasu. —Shin reacciona rápidamente por lo que queda un tanto shockeado—

El ancianito abrió la cerradura de la habitación entrando con su característica sonrisa noble.

–Me alegra verlo despierto, joven Shin. He preparado un delicioso desayuno para ti y Zamasu. Me encantaría hablar con ustedes sobre la situación de los humanos, me gustaría primero saber tú qué opinas.

–Son seres maravillosos, he convivido con ellos desde el primer torneo en el cual conocí a Gokú a los demás quienes me han brindado amistad y buenos momentos, gracias a ellos derrotaron a Majin Boo. A lo largo de los años pasamos cosas increíbles, antepasado y Kibito lo saben, me encantaría compartir dichos conocimientos con Zamasu.  —Cerrando sus ojos confiado dando una sonrisa—

Gowuasu no respondía a la respuesta dada por el supremo, sorprendido y atento por cada movimiento de este no logra decir más se va de la habitación.

–Ah, por cierto, buscaré a Zamasu, los espero.  —Se escucha a lo lejos su eco—

Camina por los pasillos sin explicarse nada, se notaba tranquilo, su respuesta era algo que lo confundía aún más, culpándose de haberlo casi juzgado por sus actitudes un tanto extrañas, va a la habitación de Zamasu.

–Disculpa. Zamasu, ¿Puedo pasar? Me gustaría hablar contigo, ¿será posible?

Un silencio lo acorralaba dentro y fuera de la habitación, no había respuesta alguna, ni un solo ruido, un murmullo, nada que demostrara que siguiera en la habitación.

–¡Zamasu! ¿Estás ahí? Tal vez esté dormido... Zamasu, por favor abre, Zamasu

Gowuasu trata de abrir la puerta, pero puede notar que la perilla de la habitación estaba asegurada, por lo que se inclinó para observar en un hueco si Zamasu estaba dentro tal vez dormido aún.

Por aquel hueco se veía a Zamasu quien parecía dormido en su cama, tenía su vestimenta, uno de sus brazos colgaba sin movimiento alguno cuando comenzó a gritar su nombre, no podía responder ante los llamados.

–Esto no me gusta. —Se levantó y corrió para poder hablar con alguien y pedir ayuda inmediata, buscando la llave para abrir la puerta.

Al encontrar la llave va directo a la habitación donde Zamasu estaba encerrado, desesperado abre por fin la puerta de la recámara encontrándose con...

–¡POR DIOS, ZAMASU! ZAMAAAA...

Enamorado... ¿¡DE UN MORTAL!?     (PAUSADA Y EDITANDO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora