-CAPÍTULO II-

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Tocaron a la puerta y ésta se abrió. María apareció en el umbral de la misma, con un gesto brusco en el rostro y disgusto en la mirada.

- Don Amador ha llegado - dijo con voz seca -. Está esperando en la entrada.

Alejandra cerró la maleta y la cargó. Ligera, tal y como imaginaba. Se arrodilló delante de su hermana y la tomó de las manos.

- No te enfades conmigo - dijo con voz serena y tranquilizadora -, yo tampoco quiero marcharme. Ya eres una chica mayor, debes entender que es lo mejor para todos.

Y es que con sus once años recién cumplidos María lo comprendía, sabía que de ese modo Alejandra se aseguraría la vida, y supondría menos gasto para la precaria economía familiar.

- Es muy injusto - dijo angustiada -. Te voy a echar tanto de menos...

María hundió su rostro en el pecho de su hermana y ambas lloraron, lloraron desconsoladamente.

RECUERDOS ENFRASCADOS: Hacia una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora