- CAPÍTULO VIII - Asfixia

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Unas toses profundas y roncas perturbaron el sueño de Alejandra. Toses ahogadas y sufridas que venían de la cama contigua.

Alejandra se levantó y encendió la lamparilla. Calé se ahogaba por momentos.

- ¡ Ricardo ! ¡ Rápido ! - gritó - Vete a buscar a un médico, a tus padres. ¡ Date prisa !

Ricardo salió apresuradamente de la habitación.

Los momentos angustiosos que pasó Alejandra junto a la niña se hicieron interminables. Por fin, Ricardo trajo a sus padres.

- El equipaje de los niños, ¿ dónde está ? - preguntó ansioso don Amador.

Alejandra señaló al sofá.

Amador empezó a rebuscar en la maleta. Entre tanto, Mercedes no hacía más que poner nerviosa a Alejandra, a Calé y a todo el mundo con sus gritos y sus reproches a destiempo.

Don Amador sacó una botellita de jarabe que dio de beber a su hija, la cual, a los pocos instantes, calmó su angustia.

La niña volvió a recostarse. Mercedes acostó también a Ricardo y se sentó en la cama a esperar a que se durmieran.

- Alejandra, sal un momento - dijo serio don Amador.

Ambos salieron al pasillo.

RECUERDOS ENFRASCADOS: Hacia una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora