Tras todo el día dando tumbos por la ciudad regresaron al hotel. Ya en la habitación Alejandra acostó a los niños.
- Tenéis que descansar - dijo -. Mañana será un día muy largo.
- Pero iremos en tren - respondió ilusionado Ricardo -. Yo nunca he ido en tren.
- Cierto. Yo tampoco - dijo.
En ese momento llamaron a la puerta. Alejandra la abrió.
- Buenas noches - dijo Amador -. Aquí tienes tu billete y los de los niños. Mañana temprano iré a la estación para que carguen los muebles en el tren. A las ocho baja a desayunar con los niños y deja listas las maletas. El tren saldrá a las nueve.
- De acuerdo señor Flores - respondió Alejandra -. Buenas noches.
Don Amador sonrió y dio media vuelta.
Alejandra apagó las luces y se fue a dormir.
Por la mañana repitió el mismo proceso que el día anterior y bajaron a desayunar a la hora convenida. En el salón se encontraron con Mercedes, pero don Amador aún no había llegado.
- Vamos a esperar un poco más - dijo impacientada la señora -. Este inepto se habrá perdido.
Al poco tiempo entraba Amador por la puerta.
- ¿ Se puede saber que ha pasado ? - inquirió su mujer.
- No han podido cargar los muebles. Han tenido que llevar los vagones con un envío urgente de dinamita, para mandar a Francia, por lo de la Gran Guerra.
Mercedes enfureció.
- ¡¿ Me estás diciendo que tengo que volver a subir a ese maldito carro ?!
- Eso parece - dijo él.
- ¡ Al menos te habrán devuelto el dinero de los billetes !
- No se si llega a la mitad - dijo Amador agachando la cabeza.
Cuando hubieron desayunado salieron con el equipaje y volvieron a encaramarse en la carreta. Se reanudaba el viaje.
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RECUERDOS ENFRASCADOS: Hacia una nueva vida
Historical FictionCon tan sólo quince años, Alejandra se ve obligada a abandonar a su humilde familia y dejar lejos su hogar para trabajar como criada de una familia regida por las apariencias, formada por un afable funcionario, dos niños cariñosos y una soberbia señ...