CAPÍTULO IX. "ESTOY AQUÍ, JUSTO AQUÍ"

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-¡Rachel,  Rachel!  ¡Vamos,  por favor...!
La sacudes por los hombros.  Te estás empezando a asustar,  es demasiado real...  Raven esboza una mueca de dolor que no te gusta nada.
-¡Rachel! -vuelves a gritarle sacudiendola aún más.
Nada. No se incorpora ni abre los ojos.
Sin saber qué hacer más,  la rodeas con tus brazos y la abrazas.  No puedes evitar que una lágrima fría te recorra la mejilla.
-¡Por favor...! -murmuras.

De pronto oyes una gran bocanada de aire y te despegas de ella.  Al fin tiene los ojos abiertos. 
Y al parecer está sorprendida y desorientada.
Se pone la mano en el pecho y hace fuerza.  Respira entre cortadamente y se nota que está ardiendo.
Sin pensartelo dos veces te avalanzas sobre ella para abrazarla con quizás demasiada fuerza.
Al cabo de unos segundos ella te devuelve el abrazo.
-¡Gracias a Dios que estás bien!  ¡Pensaba que ibas a morirte! - no puedes evitar romperte a llorar,  anque no sabes si de alegría o tristeza del momento anterior.
Ante su silencio,  sigues hablando.
-Solo ha sido una pesadilla,  Rachel... -susurras cerrando los ojos.
Te saparas de ella por que no ha hablado desde que se despertó.
-¿Estas bien? -le preguntas despegandote de ella.
-No lo sé... -su voz suena como si estuviese a punto de echarse a llorar.
-El sueño tenía pinta de ser fuerte...
-¿Era un sueño... ?- murmura aprtando la vista de ti.
-¿No lo era...? - te da miedo preguntarlo.
-Se sentía tan real... No pude ser un sueño,  Damian,  sentía bien hasta el dolor físico.
-Vaya... -susurras sorprendido.

Te apoyas en la pared para descansar y ella hace lo mismo a unos escasos centímetros de tí.

-¿De qué se trataba...?

Se toma su tiempo para responder.  Toma un poco de aire y habla.

-Estaba en el infierno de nuevo- abres un poco los ojos,  sorprendido- hasta que de repente llegaste tú.  Pero no eras el verdadero -pones cara de confusión total- tenías los ojos rojos en vez de verdes... E...
Se calla cerrando con fuerza los ojos.
-¿Y...? - preguntas con un hilillo de voz.

-E intentabas matarme.
Abres mucho los ojos y aprietas los puños con fuerza.

-Al final del sueño me clavaste tu espada en el pecho.
Ya entiendes la razón de por qué se desperto aferrandose el pecho.
-Te dije que me mataras... -notas que le cuesta seguir-y lo hiciste...  Cuando noté que tus ojos volvían a la normalidad y te desesperabas por la espada que me estavas clavando... ya era demasiado tarde...
Sientes que el corazón se te va a salir del pecho.
-No pudo ser un sueño,  Damian... Fue demasiado real...
-¿En-entonces que crees que es...? - logras decir.
Te mira directamente a los ojos de repente.
Te da miedo lo qie vaya a decir.
-Creo que fue una visión del futuro.
Sientes que te vas a desmoronar en cualquier momento y te tiemblan un poco las manos.
-No pienso matarte,  Rachel.  Jamás. -te defiendes.

-Eso ya lo sé... -esboza algo parecido a una sonrisita que te vuelve la mente un caos en un segundo.
Y os quedáis allí.  Parados.  Mirandoos fijamente, como si fuese la última vez.

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