DESESPERACIÓN

CAPÍTULO XIII. EMPECEMOS

-Vaya, vaya, vaya...

-¿Qué quieres Ryan? - gritas aunque sepas la respuesta.

Suelta una carcajada egocéntrica.  Y después.  Silencio.

-¿Y ahora qué? - oyes murmurar a Damian pensativo.

-No lo sé...

De pronto el suelo empieza a temblar bajo vosotros,  removiendote los pensamientos y tu estómago.

-¿¡Pero qué?! - vocifera Damian.

Depués lo único que sientes es un fuerte dolor en la nuca y ...oscuridad.

-Rachel... - la sacudes para despertarla- vamos,  Rachel.

Abre los ojos de pronto y se incorpora cogiendo aire.

-¿Estás bien? - no puedes evitar preguntárselo.

Asiente con la cabeza y la ayudas a levantarse.

-¿Qué... que ha pasado?

-Te golpearon fuertemente en la nuca.

Se gira para mirarte, confusa. Te encoges de hombros.

Está mirando a su alrededor.  Analizandolo todo.

-Mira- te dice tras unos minutos de silencio.

Te giras a donde señala y ves unas pequeñas manchas azules brillantes en la pared.

-Son...

-letras... - termina tu frase mientras te ruborizas.

De repente las manchas se pusieron en fila y fueron cambiando de forma.

-"De Samos que toma la palabra.  Abrirse es la clave.  Si no quieres dejar de respirar la respuesta de este acertijo deberás hallar,  si no quieres quedar chafado acierta la cosa que oculta está" - lees en voz alta mientras las frases toman sentido en la pared.

Te giras para encontrarte a una Rachel confundida mirando la pared.

-¿Si no quieres dejar de respirar...? - susurras.

Al instante las paredes empiezan a moverse sacando polvo.

-Oh no...

-¡Quedar chafado! - comprende Rachel.

-Ay,  no,  ay,  no...

-¡Hay que pensar! - te grita mientras se apoya contra la pared haciendo fuerza.

Haces lo mismo.

"Piensa,  Damian, piensa... "

-De Samos... -la oyes murmurar.

-¿De Samos...?- repites.

-De samos,  la clave... ¡Lo tengo!

La miras estupefacto.  Eso no tiene sentido.

-¡Es la llave! - exclama mirando el techo.

Justo cuando las paredes os ponen a dos centímetros de distancia el uno del otro, se detienen. Sueltas un suspiro de alivio,  aún sonrojado.

Las paredes vuelven a su posición inicial lentamente.

-¡Bien hecho,  Rae! - exclama la voz sobresaltandote.

-¿La llave? - le preguntas aún confuso.

-De Samos.  Teodoro de Samos.  El creador de la llave.  "Clave". A eso se refería.

-Vaya- dices sorprendido - lees demasiado, Rachel- te permites soltar una risa que se esfuma al verla llevarse las manos al abdomen y caer de rodillas.