16- Sangre

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Al día siguiente, llegue temprano al campo de entrenamiento, estuve instalándome en una de las habitaciones del tercer piso, el cuarto tenia un pequeño balcón que me permite entrar y salir volando sin tener que pasar por toda la casa, tengo el baño cerca y el despacho de la señora Martin aun mas cerca, ''por si sucede alguna emergencia''.

Paseo entre el armamento que esta disponible, hay: arcos, flechas, espadas y escudos. No creo que pueda usar ninguno de estas armas, no se ven como mi estilo. Rebusco entre las cosas de metal que hay en una caja, al fondo puedo ver unas lindas manoplas, las tomo entre mis manos y me las pongo. 

-Deja eso y ven conmigo.- Una voz a mi espalda, doy la vuelta y veo a la señora Martin.

Coloco las manoplas de regreso en la caja y camino detrás de ella, me lleva por detrás del campo de entrenamiento donde hay una zona poblada de arboles. 

-Esperame aquí.-dice mientras se da la vuelta y me deja sola, al cabo de un rato vuelve con varias sogas y un reloj.- ¿Cuánto tiempo puedes mantenerte en el aire muchacha?

-Cinco minutos.- digo algo apenada, a lo que ella asiente con la cabeza.

-Volaras en esta zona, te quiero quince minutos en el aire, si bajas antes de ese tiempo atare una piedra a tu pie y le sumaremos dos minutos mas al tiempo.- la miro incrédula pero su expresión me indica que va en serio.

-Es una zona muy boscosa, apenas si podre extender bien mis alas.- las quejas no parecen servir de mucho, es como si me estuviese ignorando.

-Estoy esperando a que empieces.

No conseguiré nada discutiendo. Extiendo mis alas y en efecto solo tengo el espacio justo para abrirlas. Alzo el vuelo y no llevo ni dos minutos en el aire cuando una de mis alas choca contra un árbol, me desestabilizo y cuando mis pies están a punto de tocar el suelo aleteo con fuerza, provocando que se levante una ligera capa de polvo, pero no caigo.

Vuelvo a subir manteniéndome lo mas lejos posible de la copa de los arboles. No puedo soportar ocho minutos y caigo al suelo. La señora Martin toma una roca del suelo y la examina, la ata a la soga, luego une la soga a mi.

-Diecisiete minutos.

No dice nada mas y solo se para erguida junto a mi, entonces comprendo que no podre tener descansos. Tener peso extra dificulta la tarea, con cada aleteo la roca se balancea de un lado a otro, haciendo que a veces choque contra los arboles cercanos y caiga al suelo en el proceso.

He de reconocer que e entrenamiento si esta funcionando, pero es muy agotador. Por cada dia que pasa la Señora Martin agrega cinco minutos de vuelo al tiempo base, hoy tengo que permanecer 25 minutos en el aire, y aunque ahora puedo mantener un vuelo estable los primeros 15 minutos, el resto del tiempo se me dificulta bastante. 

Las rocas son mi mayor problema a la hora de buscar estabilidad en pleno vuelo, mientras mas rocas tengo mas difícil es estar en equilibrio. En una ocasión el balanceo fue tan fuerte que una de las rocas se engancho en una ramas, quitándome movilidad, intente quitarla de la rama pero me acerque demasiado. Una de mis alas choco contra una rama provocando que la dejara de mover por el dolor repentino, lo que me hizo quedar colgada al revés.

-Eso cuenta como dejar de volar. Vamos por los treinta y nueve minutos. Baja para poder ponerte otra roca.

Al intentar bajar escucho que alguien se acerca, suelto el agarre de mi tobillo y caigo al suelo, me pongo de pie en el momento exacto en el cual esa persona llega a nuestro lado, su cara reflejaba preocupación.

-Ya llegaron.- dice el chico con la voz cortada por haber corrido.

Un escalofrió recorre mi cuerpo, seguramente se refiere a Chris y los que fueron a la misión en Bohine. Termino de bajar del árbol y miro con mucha atención a la Señora Martin quien no parece para nada ansiosa.

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