Capítulo 2

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Segundo Capítulo

Narración Tercera Persona


M no dejaba de pensar en cómo esos asquerosos seres osaron posar sus pútridas manos sobre su Delilah. La ira le consumía por dentro como si de fuego se tratase y luchaba con todas sus fuerzas para mantenerse en control.

Condujo hasta su casa mientras apretaba el volante de su vehículo de tal forma que sus uñas perforaron la piel de este. Tendrá que regresar con otro vehículo, no sería bueno si alguien reconoce sus matrículas.

Al llegar a su hogar, M tomó una navaja afilada y la depositó sin cuidado alguno en el bolsillo trasero de sus jeans negros. Tomó un par de guantes oscuros para evitar dejar huellas dactilares en la futura escena del crimen y enfundó sus manos en ellos dejando el dorso descubierto. Después tomó de su mango una daga afilada y un gran cuchillo el cual utilizaría por si este se le ofrecía. Todo listo.

M fue testigo de aquel evento y ahora se encontraba camino a cobrar venganza.


Tenía sed, sed de venganza.



Bajó de su vehículo y comenzó a deslizarse en completo silencio por la oscura y fría calle. M revisaba cada estrecha calleja que pasaba con la esperanza de poder encontrar a los agresores de su amada.

Cada segundo que pasaba volvía sus movimientos más frenéticos y acelerados, aumentando la velocidad de sus pasos, hasta que eventualmente terminó corriendo.


"Ellos debían estar por algún lugar, cerca.

Ellos pagarían muy caro..." Pensó cada vez con rabia.


Revisó con la mirada un callejón que era iluminado por una farola defectuosa y sus pasos se sincronizaron con el parpadeo constante de la única fuente de luz de los alrededores.


Bingo


Unos jóvenes de no más de veinticinco años se hallaban conversando en el callejón próximo a M. Los jóvenes reían y le daban caladas a sus cigarrillos con aires de despreocupación.

Aquella escena le revolvió el estómago, y no era parte de sus planes permanecer medio de la calle simplemente fulminándoles con la mirada.


No haría sólo eso,
no son lo suficientemente afortunados.



Caminó lentamente hacia sus presas mientras su mirada se iba oscureciendo, retiró la capucha que reposaba sobre su cabeza y escondía su rostro, dobló los bordes de las manga de su sudadera y deslizó la cremallera de está dejando expuesto su torso.

Relamió sus labios resecos y en ellos esbozó una sonrisa enfermiza.


"La diversión apenas está por comenzar."


La distancia entre M y los jóvenes se acortaba rápidamente con cada paso, las manos de M temblaban pero no tenía idea de si esto se debía a la baja temperatura de aquella noche o a la fantástica sensación que su cuerpo ya anticipaba y saboreaba con suavidad haciéndole estremecer desde lo más profundo de su ser.

— ¡Hey tú!— llamó un chico de aspecto corpulento mientras se acercaba a M amenazante — ¡Deja de vernos!— exigió molesto.

—Sí, deja de estarnos viendo de esa manera— dijo uno de los chicos con cabello casi afeitado uniéndose a la discusión unilateral.

— ¿Quieres algo de diversión...— dijo un chico de cabellos largos con una sonrisa asquerosa para después añadir —o acaso estás en busca problemas?— preguntó este siendo el tercero y último de aquel grupo de posibles violadores con una ceja alzada —Si tu respuesta es "no", te recomiendo que te largues en este momento y no vuelvas a aparecerte por aquí. No estoy de humor.

Mi Querida DelilahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora