Capítulo 4

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Cuarto Capítulo

Delilah


Tomé mis libros y me despedí de Max, me dirigí a los baños a arreglar un poco mi cabello, ya que Max me dejó unos buenos gallos. Cuando salí me dirigí al aula en el que se llevará a cabo mi próxima clase, pero en un descuido choqué con alguien en una curva. Todos mis libros cayeron y se desparramaron en el suelo.

— Lo siento mucho. —dijo una voz femenina familiar y esa persona se agacho conmigo para intentar reunir mis libros de química.

No puede ser.

Levanté la mirada.

— ¡Oh Dios! ¿Abby?— dije con asombro al ver esos cabellos pelirrojos y enormes ojos azules verdosos. Ella escondió su rostro en sus cabellos y se levantó de golpe, después salió corriendo de ahí dejándome en el suelo reuniendo mis libros.

¿Pero que...?

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—Te estoy diciendo que la pizza no es lo mismo cuando esta fría a cuando está recién hecha— dijo Nick a Max haciendo ademanes exagerados, parecía tener problemas para hacer cambiar de parecer a Max.

—No— dijo firme—, te equivocas completamente, Nicolás— Nick soltó "Nick" queriendo corregir el nuevo apodo que Max ha adoptado para él—. La pizza es celestial, es sagrada, la pizza caliente o fría sigue siendo pizza, sagrada. — Max también hacía ademanes exagerados mientras discutía con Nick.

— ¡Cuando está fría no tiene sabor! ¡Está muerta!

—La pizza es pizza, Nick. Y la pizza es perfecta. Ahora, cállate y trágate tu maldita pizza— Max tomó uno de las rebanadas de Pizza que tenía Nick y la llevó hacia su boca. — Ahí viene un avioncito.

— Dame eso— Nick le quita la rebanada de Pizza a Max y se percata de mi presencia no muy lejana. — ¡Oh! ¡D! ¡Ven aquí, siéntate a mi lado!— palmea a un lado de él.

— ¡D! ¡Dile a Nick que deje de ser un bebé y se coma su pizza!— Max chilla, ambos parecen unos bebés.

— Dejen de pelear par de idiotas y coman la comida que traen— suspiro con pesadez y abro mi botella de agua— ¿Alguien de ustedes tiene servilletas?

— Yhio no— dijo Max engullendo una rebanada de Nick, este le dio un zape y contestó:

— Yo tampoco— dijo y después se volvió a Max— ¡Ya deja mi comida Max!

Me levante y me dirigí al mostrador de la cafetería, de seguro ahí hay servilletas.
Antes de llegar al mostrador volví a encontrarme con una cabeza pelirroja, ¡Abby!

Dejando a un lado la razón por la que me levanté de mi asiento, fui detrás de Abby. Ella se dio cuenta de que era mi objetivo e intentó volver a huir de mí. Pero, no señor, no de nuevo.

— ¡Abby! ¡Espera!— Tomé una de sus muñecas y la detuve como pude— Abby, necesito que hablemos.

— ¿Qué sucede Delilah?— dijo volteándose lentamente— ¿De qué tenemos que hablar?

—Bueno, son demasiadas cosas como para que las mencione ahora mismo, pero una de ellas es de porqué dejaste de hablarme hace dos años. No lo entiendo, ¿qué sucedió?— la miré directamente a los ojos y ella apartó la mirada— Escuché muchos rumores, pero no les hice caso, quiero escuchar la razón directamente de ti. No quiero malentendidos.

—Lo que sea que escuchaste, esa es la razón. — Se voltea y me da la espalda, pero sigo tomando de su muñeca. Ella jala su brazo pero yo aplico más fuerza. — Ahora, déjame ir, tengo cosas que hacer.

—No, necesito que hablemos bien. — Jalé su muñeca e hice que se volteara completamente hacia mí de nuevo— Después de clases, vayamos a tomar un café y aclaremos todo, sabes que si intentas evadirme no dejaré de molestarte hasta que accedas.

Ella frunció el ceño y pareció meditarlo por unos segundos.

—Está bien— Aflojo un poco el agarre que tengo en su muñeca y ella se libera—. Adiós.

— ¿Qué le pasa? ¿Por qué actúa de esa forma?

Después de aquello, volví a mi asiento y al hacerlo me percaté que no fui por las servilletas, la razón por la que me levanté.

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Al terminar las clases no perdí de en mente los planes que tengo con Abby, así que me despedía de Max y Nick y busqué a Abby por los pasillos. Si ella creía que me iba a olvidar de nuestros planes, está muy equivocada.

Después de unos minutos buscando por los pasillos a la dueña de aquellos cabellos color fuego, los encontré dirigiéndose a la salida del instituto. No huirás. Aceleré el paso y coloqué mi mochila en ambos hombros para que esta no estorbara. Cuando por fin alcancé a Abby la tomé del hombro y dije:

—No tan rápido— ella volteó un poco sobresaltada, como si escondiera algo. Al parecer quería irse a casa sin encontrarse conmigo, mala suerte. —, ¿No se te olvida algo?

—Bien, ¿a dónde quieres ir?

Nos dirigimos a un Starbucks y nos sentamos una enfrente de la otra, yo pedí un capuchino y ella un café negro.

—Abby...

— ¿Si?

—Te extrañé mucho.

Al parecer aquello tomó desprevenida a Abby, sus ojos se abrieron en sorpresa y un pequeño rubor rosado pobló sus mejillas por unos segundos.

—Bueno, ¿de qué es lo que querías hablar conmigo?— preguntó dándole un sorbo a su café.

—Abby, ¿Qué sucedió? ¿Por qué dejaste de llamarme? ¿Por qué te distanciaste de mi tanto?— ella miraba su café y lo pedía hasta con la mirada una respuesta, la necesitaba.

— ¿Qué te hace pensar que fui yo la que se distanció? ¿Cómo estás tan segura de que no fuiste tú la que lo hizo?—preguntó con un tono de voz bajo y neutral pero a la vez fría.

Yo me mantuve en silencio, nunca lo vi de ese modo. Pero en aquel momento en el que las palabras abandonaron sus labios, pensé en todo aquello desde otra perspectiva. ¿Era así como lo veía ello? Me preguntaba eso y si eso fue realmente lo que sucedió. ¿Cuántas posibilidades había de que eso haya sucedido? Las dudas eran infinitas, por alguna razón comencé a dudar de lo que sabía y de lo que creía saber...

—Abby, yo sé que en aquel entonces las cosas cambiaron. Fue un año extraño. — Levanté la vista en busca de sus ojos— Quiero saber qué fue lo que desencadenó todos aquellos extraños eventos.

Abby pareció un poco intrigada por lo que dije.

— ¿A qué te refieres con "extraños eventos"?— preguntó viéndome a los ojos por primera vez desde que nos reencontramos.

—Tu comenzaste a evadirme, cada vez que te buscaba estabas ocupada y nunca me devolvías las llamadas. — me remojé los labios— No sé si también mencioné a mi admirador secreto, M— Abby apartó la vista de mi con una velocidad increíble, parecía tensa y sostenía la taza con demasiada fuerza—, desde que me comenzaste a evitar M no volvió a enviarme nada...—le di un sorbo a mi capuchino—No hasta hace unos días...

Abby se sobresaltó.

—Pero ese no es el caso, quiero saber qué es lo que nos separó.

—Mira— Abby dijo con una voz temblorosa a lo que carraspeó—, no sé qué es lo que pretendes, no sé qué es lo que quieres ganar citándome aquí, pero lo que sea que sea no va a funcionar. Déjame en paz, no tengo ningún tipo de interés o asunto contigo así que mantente alejada de mí.

Tomó sus cosas y salió del local.




 —Mim

   

Mi Querida DelilahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora