Capítulo 6

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Sexto Capítulo

Narración Tercera Persona



Delilah no fue al instituto, la conmoción la mantenía encerrada en su casa. Max y Nick se encontraban preocupados por su amiga, así que decidieron llamarle por teléfono. Delilah no contestó. Max asumió que esta se encontraba enferma, así que se no le dio muchas vueltas, pero Nick notaba que últimamente había algo extraño con Delilah y después de clases iría a casa de esta para poder apoyarla por lo que sea que estuviera pasando.

Al terminar las clases, Nick se dirigió a casa de Delilah y cuando estuvo a punto de tocar el timbre de la entrada, cayó en cuenta de que debió haber invitado a ir con él a Max. La idea de estar a solas con Delilah le ponía un poco nervioso.

Tomó aire y presionó el timbre, Delilah se estremeció pero no tardó mucho en abrir con precaución la puerta de la entrada principal.

—Nick...— Delilah exhaló con alivio. — Pasa.

Delilah se enroscó un poco más en un suéter tres tallas más grandes y abrió la puerta de tal forma en que Nick no tuviera muchos problemas en pasar.

— Si, gracias— dijo mientras pasaba con cautela por el marco de madera.

Delilah se dejó caer en el sillón de la sala principal y Nick hizo lo mismo a un lado de ella. El rubio pasó saliva y dijo:

— D, últimamente has estado muy extraña. Me da la impresión como si estuvieras huyendo de algo, estás muy tensa y...— hizo un pausa y sus cejas se unieron— te ves muy asustada.

Delilah se abrazó a sí misma con los pies sobre el sillón y miró a Nick, abrió la boca pero no dijo nada hasta pasar varios segundos.

— Bueno, — ahora selló sus labios con fuerza y al pasar un tiempo los relajo junto con su mirad. — hay alguien...— Nick se tensó y puso toda su atención en cada palabra que abandonaba los labios de Delilah. — Alguien que se hace llamar M me ha estado dejando cartas, pero...estas cartas son muy extrañas.— Nick se giró más a Delilah.— Yo conocía a M, bueno, recibía flores de su parte hace un par de años, no es mala persona. Yo lo sé, estoy segura de ello.

— ¿Te ha estado amenazando?— preguntó Nick con el ceño fruncido y una expresión de preocupación en el rostro.

Delilah negó con la cabeza varias veces.

— Sus cartas son muy extrañas. Ha cambiado mucho...

— ¿Aún tienes sus cartas?

Delilah asintió con la cabeza.

— ¿Las puedo ver?

Delilah volvió a asentir pero esta vez con suavidad y saco unos sobres color blanco relativamente pequeños de uno de los bolsillos de su suéter. Los miró un poco y se los entregó a Nick, lo tomó con una mano.

Nick abrió los sobres uno por uno y leía cada palabra con atención. Su rostro estaba completamente endurecido y su mandíbula tensa.

— ¿Por qué no nos dijiste nada de esto, Delilah?— Delilah bajó la mirada un poco apenada y Nick continuó— Para eso estamos Max y yo. — Parecía un poco dolido pero más que nada preocupado y enojado con él o la acosadora.

— Lo lamento, no sabía qué hacer. Lo siento.

Nick negó mientras guardaba las tarjetas color hueso de M en sus sobres. La letra de estas cartas le resultaba sumamente familiar, la había visto en algún sitio, pero ¿dónde?

— Está bien, no te preocupes. Lo lamento yo. Lo siento, D— Nick se acercó a la chica de cabellos castaños desordenados y la envolvió en sus brazos. — Lo siento tanto. — La abrazó con más fuerza pero sin lastimarla— Debí estar ahí para ti, debí protegerte. —Colocó su mano en la cabeza de la chica y comenzó a acariciar con delicadeza y la chica no pudo evitar romper en llanto por primera vez en mucho tiempo— Lamento que estés pasando por todo esto.

Delilah eventualmente se quedó dormida, parecía exhausta. Al recorrer el rostro con sus ojos, Nick supo que Delilah no pudo dormir en toda la noche. Nick la recostó en el sillón con cuidado, tomó las cartas y sacó su celular, había alguien con quien podían contar Delilah y él. Marcó el número de dicha persona (No lo tenía guardado a pesar de ser su mejor amigo ya que este se guarda a sí mismo en los contactos de Nick con nombres ridículos como "El jefazo", "Tu Peor Pesadilla", entre otros) y esperó a que este tomara la llamada.

Después de varios tonos Max tomó la llamada. "¿Nick?"

"Max," exhaló Nick "¿Estás ocupado? ¿Puedes venir conmigo a casa de D?"

"Ah, lo siento. Estoy en el hospital, Vanessa se cayó de las escaleras y la están revisando..."

"¿Está bien?" se apresuró en preguntar con voz preocupada.

"Si, sí, sí. Sólo fueron unos cuantos golpecitos, nada grave, afortunadamente, protegió su cabeza."

Nick dejó salir el aire que estaba conteniendo en sus pulmones. "Bueno, no te preocupes, acompaña a Vanessa. Aunque después tenemos que hablar de algo. Es importante, es respecto a Delilah y su comportamiento."

"Si," la voz de Max se escuchó de entre preocupada e intrigada "hasta luego, hermano"

Nick río "Hasta luego." y colgó.

Nick se dio una vuelta por la cocina de Delilah y decidió prepararle una sopa. Nick no era muy bueno cocinando, así que decidió prepararle una sopa enlatada. La preparó siguiendo las instrucciones en la etiqueta de esta y al ya estar lista la sirvió en un plato. Delilah seguía dormida y Nick decidió no despertarle, en su lugar tapó la sopa para conservarla caliente.

Nick revisó su teléfono y al ver la hora decidió irse a su casa, ya era bastante tarde. Estaba por tomar el pomo de la puerta principal de Delilah cuando se giró para mirarla un poco. Delilah dormía pacíficamente en el sillón de la sala con tonos grisáceos y celestes. Sonrió.

Nick volvió a adentrarse en la sala y miró de más cerca a Delilah, después la tomó en brazos y la llevó a su habitación. Ahí, la acostó en su cama y le cobijó como pudo con el edredón de esta. La miró unos cuantos segundos más, su pecho subía y bajaba con suavidad, los músculos de su rostro estaban completamente relajados. Nick por último apartó uno de los mechones que tenía Delilah en su rostro y lo colocó detrás de su oreja.

El rubio bajó las escaleras, pasó de nuevo por la sala y cocina, y salió de una vez de aquella casa sin notar la sonrisa boba que traía adherida a su rostro. Quería decirle a Delilah lo que sentía por ella, y lo haría, lo hará el día de la cita. Era aterrador, después de decirle no habría marcha atrás, pero si no hacía algo nada cambiaría.

Bajó los escalones que separaban la entrada de la casa de Delilah de la calle y al doblar la esquina por ésta todo se tornó negro.

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Despertó con un insoportable dolor de cabeza punzante, como si se tratase de un golpe. Intentó moverse, pero se encontraba amarrado de pies y brazos. No sabía dónde estaba, no sabía que había pasado, no recordaba nada. Intentó liberarse de las ataduras haciendo que estas emitieran un sonido, pero se encontraba muy débil. Tenía miedo y la cabeza le daba vueltas.

Primero tenía que calmarse y pensar en alguna manera de liberarse, miró a su alrededor con atención pero lo que vio no fue realmente lo que necesitaba para levantarse los ánimos.

"¡¿Por qué coño estaba pasando esto?!" se preguntaba Nick perdiendo la calma cada vez más.

Empezó a escuchar pasos pesados bajaban una escalera, se estaba acercando. Nick comenzó a hiperventilar mientras agitaba sus brazos y piernas furiosamente. La puerta se abrió y mostró al captor de Nick con una expresión en el rostro tan fría que parecía no albergar sentimiento alguno.



—Mim   

Mi Querida DelilahDonde viven las historias. Descúbrelo ahora