Parte 12. Necesito más ayuda!

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Estaba acostado en la cueva junto al lobo negro, quien lo veía gustoso, aun no se acostumbraba a la manada, pero se encontraba más cómodo a lado de Death o Mani, el lobo negro había pedido al Alfa permiso para salir a conseguir comida para Dita, Saga dio un bufido cuando Death le dijo esas palabras, pero acepto, que fueran al pueblo, para que el nuevo no muera de inanición, dijo burlonamente.­

Afrodita y Death Mask llegaron a un pueblo, el joven llevaba un pantalón holgado y una camisa, mientras que el otro llevaba un pantalón ajustado y una polera negra, entraron a una posada y el mayor pidió comida para el rubio, estaba preocupado porque se negaba a comer carne cruda, solo bebiendo agua, ya habían pasado tres días desde su transformación, Dita había adelgazado un poco.

Cuando le llevaron la comida sus ojos brillaron –ya están los voluntarios para poder rastrear a tu hermano, Manigolodo, Kardia, Milo y Camus, se ofrecieron, tú, yo, creo que somos suficientes para poder hacer la inspección del sitio que te indico el maldito de Minos, mira preciosidad lo más seguro es que tu hermano sea de sus filas– el joven se molestó por el comentario, –no tengo ganas de escucharte– el peliazul se molestó hizo un mohín y desvió la mirada del rubio –apúrate a comer y volvamos. –primero tengo que ver a mis antiguos colegas debo dejar algo para ellos– Death lo vio con cautela, –no vamos a dejarles nada, ¡es una locura!, seguro te querrán matar mientras te acercas– el rubio de verdad tenía hambre porque devoraba la comida, –voy a ir mientras duermen, se que están aquí los huelo, sobre todo a de Shion– dijo y volvió a comer.

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Dokho y los demás habían llegado a un callejón sin salida, se habían topado con un par de vampiros, revisando las casas marcadas para su inspección, pero no habían logrado sacarles una sola palabra de cómo encontrar a Albafica, por otro lado de Afrodita o algún lobo, no tenían ni idea, ya había pasado varios días, desde que se habían llevado a Albafica –Dokho creo que ya debemos de irnos de este sitio, llevamos tres días sin saber nada de un chupa sangre, y si queremos deshacernos de los hermanos hay que buscarlos y esperando aquí no vamos a encontrar a ninguno de los dos– Shion azoto sus manos en la mesa al oír el comentario de Aioria, y se fue a la habitación, todos lo vieron con extrañeza, pero sabían que Albafica era su mundo y no aceptaba aun a la idea de que lo tenía que matar, –creo que nos iremos con lo que tenemos del pago, es suficiente por lo que hemos hecho, lo más probable es que ya no anden por aquí, tomen sus cosas salimos mañana antes del alba, caminaremos al pueblo que esta al norte de aquí e investigaremos, por ahora voy a hablar con el regente–.

Cuando termino, de hablar con Aldebaran, salió del sitio y volvió a la posada, todos ya estaban en sus habitaciones, entro a la suya, Shion estaba parado junto a la ventana, estaba serio, –ya regrese Shion– el rubio contesto desganadamente –ya te oí– Dokho se acercó y le dio un abrazo, el de ojos violeta se estremeció, pero no alejo al castaño –Shion los encontraremos y si es necesario ya sabes lo que tenemos que hacer, ninguno de los dos es ahora humano, ellos son un peligro para todos, lo comprendes ¿no es así?, bueno hablo de Afrodita, igual y Fica está muerto – el rubio no dijo nada solo siguió viendo afuera, aunque por dentro sintió un punal que lo atravesaba –¿te gusta que no esté a mi lado? – el castaño sabía que no podía decir que sí, pero tampoco que no, –Shion yo nunca quise que le pasara nada, estaba al corriente que tú lo quieres y verte feliz es suficiente para mí, pero ahora, me siento tan culpable de tu tristeza que no sé cómo devolver tu sonrisa– Shion dio una risita sarcástica –yo me estoy haciendo a la idea de que lo perdí, pero lo que más me acongoja es que jure arrancar la vida de cualquiera si es que era necesario, Dokho, pero ahora no sé qué hacer, conoces mis sentimientos por Albafica, no quiero ser yo quien lo mate si es que aun está vivo– el castaño se acercó a la oreja del rubio –no tienes que ser tú, así que tranquilo– dejo de ver afuera para mirar al castaño quien lo seguía abrazando, en esa posición sus caras quedaron una frente a la otra por unos centímetros, Dokho no pudo evitar acabar de acercar su boca a los labios ajenos, Shion vio las intenciones del beso pero no puso oposición, se dejó llevar, el roce fue largo, no se querían separar pero el aire les faltaba, se volteó para quedar de frente, ahora más cómodo se acercó a Dokho, para continuar con el beso, su respiración se agito, –Shion mi adalid yo voy a cuidar de ti– el rubio empezó a caminar hacia atrás hasta tirar al castaño sobre la cama, ahí se comenzó a quitar la gabardina y la camisa, mientras que el castaño hacia lo mismo, volvió a buscar lo labios del contrario, ya entrados en el beso sus manos se entrelazaron, se alejaban solo un poco para respirar, de pronto el rubio se quedó quieto, se levantó, y sentó en la orilla de la cama, Dokho vio al rubio, se había detenido, –¿Qué te pasa Shion? – se alzó de la cama y se acercó, –yo... no estoy seguro de querer esto – el castaño se quedó frio –¡claro!, no te preocupes, yo tengo que salir, olvide algo abajo– se sentía molesto pero, más que todo frustrado él quería tener al rubio, pero no lo iba a forzar, se acomodó la ropa como pudo se puso la gabardina y salió de la habitación dejando a Shion solo.

El de ojos violeta se recostó y cerró los ojos, pensaba en la reacción de Dokho, ver su rostro herido, no tenían intención de lastimarle, solo se dejó llevar por un impulso tonto, pero la visión de su amado rubio se cruzó en su mente y lo hizo pisar el suelo, rechazando al castaño.

Dormito de un momento para otro, de pronto abrió los ojos, escucho un sonido que lo despertó, la ventana de la habitación estaba abierta, reincorporándose se acercó a ella y la cerro, cuando volteo Dita tenía una daga en su cuello, además de que había tomado un cinturón con cuchillos –¡si te mueves te mato!– Shion estaba desarmado, así que solo obedeció, –¿qué quieres Afrodita?– el rubio saco de su ropa un papel –¡te vine a dejar esto! Y llevarme algunas cosas– puso el papel en la camisa del adalid –sí de verdad lo amas, iras al sitio en un par de noches y me ayudaras a recuperarlo– obligo a Shion a alejarse de la ventana, enterrándole un poco el cuchillo en el cuello, para él poder acercarse, la abrió y dio un salto enorme para correr rápidamente y perderse en la oscuridad –Shion se asombró, Afrodita se veía igual, pero en realidad era más ágil y sigiloso pensó, se llevó la mano al cuello, para ver unas manchas de sangre al retirar sus dedos y ver su palma. Con los mismos dedos tomo el papel, para ver lo que contenía.

Hay una mansión más al norte entre los riscos nevados, con punto de partida, la mansión en donde me quisiste matar, ahí podré ver a mi hermano, igual y ustedes pueden ayudar, vayan preparados.

Dokho, se quedó pensando en lo sucedido conShion unos momentos antes, con tal de que Shion estuviera con él, ¿era capaz dedejar su orgullo de lado y también su dignidad?, ¿le serviría de consuelo,aunque nunca lo mirara con amor?, ¿estaría a su lado aunque lo usara y lodesechara después?, ¡demonios!, tenía la cabeza hecha un lío, pero después detodo, el rubio no lo negó por completo, acepto su beso, dejo de pensar y pidióalgo para comer, volvió hasta media noche, el rubio ya estaba dormido él seacostó a su lado, no quería estar en la otra cama solo, se metió entre lassabanas, Shion sabía que era el castaño, –¡estas frío!– solo sonrió y se acercómás al rubio, beso su cuello y sintió una venda que antes de su bajada a lasala no estaba puesta – ¿Por qué traes eso Shion? – el rubio se volteó parameterse entre sus brazos, –no es nada,  solo duerme nos vamos en unas horas– nole gusto la evasiva, se levantó y al rubio con él, jalo la venda de su cuello,para ver la herida –¿Qué te paso ahí? – el rubio suspiro, –me dejaron esto enla ventana– tomo el papel para mostrárselo, vio la letra de Afrodita plasmada yla sangre embarrada –¿él fue quien te lastimo? ¡lo matare!– Shion negó con la cabeza, –no lo vi,esto fue un accidente– Dokho frunció el ceño –¡me quieres ver la cara de idiota!– el rubio volvióa negar –¿me vas acompañar o voy solo? – los ojos que mostraba el castaño parecíandardos por la molestia –jure cuidarte Adalid de la familia Jamir, descansa, te seguiréha donde vayas – se levantó y se cambió de cama, se metió dando la espalda alrubio, quien solo suspiro dejándose caer en la cama.

Un Capitulo mas n_n. 

Jaguar Cambio y Fuera!!

Mi  BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora