Cazadores Nocturnos 2; La Promesa

Capítulo 19

Llega el día tan deseado y a la vez temido, ese a partir del cual se producirá un sin fin de cambios en mi vida que traerán consigo la llegada de una nueva etapa, desconocida y cargada de primeras experiencias y grandes sentimientos.
La graduación. Un acto que conmemora nuestro paso por el instituto, reconoce nuestro esfuerzo y nos compensa por los resultados obtenidos.
Una ceremonia en la que abundarán las lágrimas, el miedo por el porvenir, la alegría por dar el primer paso hacia el futuro que deseamos.
Hoy cerraremos una etapa, la cual amamos a cada segundo y extrañaremos como la que más. Algunas amistades llegarán a su fin, mientras que otras lucharán por quedarse.
Sea como fuere, es un gran día y está en el deber de cada uno de nosotros el disfrutar al máximo de este momento, porque es nuestro. Hoy los protagonistas somos los estudiantes, personas que hemos llorado cuando hemos suspendido, sonreído al sacar nota en un examen, quejado de los profesores injustos, dedicado horas y horas a los estudios y trabajos. Nuestra entrega ha sido el precursor que nos ha conducido a este desenlace.

Con ayuda de un bolígrafo marco una cruz sobre el día en el que nos encontramos. Luego, le coloco nuevamente el capuchón al birome y lo deposito sobre el escritorio. Le dedico una última mirada al calendario, rememorando rápidamente fragmentos relacionados con este curso.
No puedo evitar emocionarme al pensar que una etapa de mi vida ha llegado a su fin, pues a pesar de las adversidades, la he amado. Lo único que logra devolverme la alegría es saber que una nueva aventura está por comenzar, la cual compartiré con mis amistades.

Abandono mi habitación tras hacerme con una chaqueta vaquera, la cual me coloco a medida que voy avanzando por el pasillo, en dirección a la escalera. La nueva prenda logra cubrir las mangas largas de la camiseta rosa que llevo puesta y ocultar mi cabello. Con ayuda de mi mano recojo mi cabellera y la deposito sobre la chaqueta que acabo de ponerme.

Alcanzo la escalera y bajo los peldaños de dos en dos, logrando situarme a los pies de esta a una velocidad vertiginosa. Me marco como nuevo destino la cocina, aunque cuando me encuentro a mitad de camino decido modificar mi trayectoria, de manera que esta vez me pongo rumbo hacia el salón, lugar en el que dejé las invitaciones para la graduación abandonadas sobre la mesa.

Extiendo el brazo en dirección al mueble y con ayuda de mi mano me hago con un par de invitaciones, las cuales están ocultas en el interior de un sobre sellado, en cuya parte trasera se da a conocer mis datos personales. Al tenerlas entre mis manos me tomo la libertad de apreciar los destinarios; Christopher Greenberg y Gideon Sallow.

Lo cierto es que me entristece tener tan solo dos invitados. No sé. Esperaba tal día como este contar con la presencia de mi madre y de mi tía Sarah, lo cual no va a poder ser.
Los cazadores tienen una esperanza de vida muy corta, pues están constantemente enfrentándose a múltiples peligros, en los que se juegan su propia existencia.
Es una lástima. Me hubiera gustado compartir un momento tan importante en mi vida con toda mi familia.

Aunque su ausencia se sienta a cada segundo, tengo la sensación de que nunca antes los he tenido más cerca.

Sin saber siquiera cómo, me hallo bajo el umbral de la cocina, con la mirada perdida en las invitaciones que sostengo entre las manos.
Alzo la vista y miro a lo lejos, localizando a mi padre sentado junto a la mesa, tomándose una taza de café recién hecho al mismo tiempo que lee el periódico.

Salvo la distancia que me separa de su persona y termino por tomar asiento a su vera, depositando las invitaciones sobre la superficie de la mesa.
Mi padre separa sus ojos del periódico para escrutarme con su mirada durante lo que se me antoja una eternidad. Su mirada resulta tranquilizadora y logra darme la fuerza necesaria para reponerme de la tristeza que se apodera por segundos de mi ser.