CAPITULO 6: "Pasos pequeños".

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CAPITULO 6: "Pasos pequeños".

POV Katniss.

Cualquiera podría decir que terminas por acostumbrarte a vivir en esa casa de reposo, pero no era así.

Desde que volví a hablar noté ciertas cosas interesantes, como que yo no tenía el privilegio de contar con una rutina establecida. En poco más de dos semanas, ninguna cosa pasaba a la misma hora y de la misma forma. Quise guiarme por la cantidad de iluminación en mi cuarto, pero parecía no funcionar en absoluto. En ocasiones creía que Rue llegaría con mi desayuno a primera hora del día, pero se demoraba en hacerlo. Otras veces lo primero que hacía era ir a ver a Gale y después comía o me duchaba. Fue increíble que tuviera que pasar poco más de dos semanas para que por fin lo notara.

Al principio deduje que era por parte de mi psiquiatra, simplemente para molestarme. Primrose no paraba de hacerme desconfiar de él, pero Gale nunca ha hecho alguna observación al respecto y solo se limita a platicar conmigo y hacerme leer el resto de las cartas. Ni siquiera en su terapia tengo certeza de lo que va a pasar día tras día.

La ansiedad es otra cosa a considerar. No es tan grande como hubiera pensado al inicio y, lejos de tranquilizarme, solo me molesta. Quizá se deba a los medicamentos, aunque ni siquiera esos son constantes. Al principio Rue me entregaba un vaso pequeño de plástico con cuatro pastillas de color amarillo de tamaño mediano. Después fueron dos grandes blancas y tres pequeñas azules y hasta el momento tengo dos amarillas, una blanca y una azul. Clove me ha advertido sobre posibles experimentos que estén haciendo conmigo para encontrar el tratamiento adecuado, pero yo solo puedo rogar por que en algún punto decidan regresar a inyectarme el Aripiprazol, aunque veo esa posibilidad verdaderamente lejana.

Tomo las pocas cartas que me quedan por leer, hace dos días llegaron y Rue no ha tenido oportunidad de acompañarme a leerlas, así que espero poder abrirlas con Gale. Miro alrededor de mi cuarto, encontrándolo sorprendentemente vacío, extrañamente no me inquieta como debería. Tengo demasiado tiempo sin ver a mis amigas rondándome, no desde que le pedí ayuda silenciosamente a Gale.

Primrose y Clove dejaron de aparecer para custodiar mi puerta, aparentemente también entendieron que no iba a dejar de salir con Rue a mis visitas con mi doctor. Aun no puedo decidir si su ausencia es buena o mala, tal vez es un poco de ambas, ya que el no verlas frente a mí solo me ayuda a estar en un estado de completa alerta para no descuidarme. Hay veces en las que brinco por la sorpresa al escuchar sus voces susurrarme en el oído indicaciones sobre que o que no hacer.

No las veo pero aun me hablan. Prim en su mayoría, pero Clove también llega a opinar sobre algunas cosas, como que ahora salgo más de la habitación, que la comida no la elaboró Leticia y que pronto moriré intoxicada, que Gale trama algo o incluso que Rue está por traicionarme. Me cuesta demasiado trabajo ignorarlas, pero afortunadamente logro hacerlo. Ocasionalmente, claro. Me gusta pensar que estoy mejorando y falta poco para por fin regresar a casa.

Abrazo las pocas cartas, la mayoría siguen siendo de Finnick. Mi mejor amigo no ha dejado de escribir y eso me mantiene preocupada, porque... ¿cuántas horas empleará en escribir las cartas? ¿Saldrá con amigos? ¿Perdonó por fin a Johanna? ¿Seguirá hablándole a Peeta? Son muchas las preguntas sin respuesta que solo se ven intensificadas por mi parcial incomunicación. Sí, recibo noticias de todos ellos, pero yo no puedo hacerles saber mi estado. Quizá ellos piensen que sigo perdida en mi mundo. Debería de hablar de eso con Gale en la primera oportunidad.

-Saeta- la puerta de la habitación se abre para dejar entrar a Rue con un plato cubierto por una servilleta de tela. En el rostro de mi amiga hay una gran sonrisa, casi como si no pudiera contener la emoción. Se acerca unos pasos hasta mí y me tiende el plato-. Te tengo una sorpresa, bueno, no lo compré yo personalmente, pero si pedí permiso para traértelo hasta aquí.

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