Cede.

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Niño terco e insistente,
Tus interminables quejas acerca del amor me extenúan,
A tener un romance utópico e idealista eres atinente,
Entretanto tus búsquedas inútiles continúan,
Frustrada te contemplo siendo derrotado por tus fallas,
Buscas oportunidades de encerrarte en fantasías,
Que de ser realista no reúnes las agallas,

Somos mortales con anomalías e imperfecciones,
Habituados a amores mediocres, predecibles, deficientes,
Aburridos, hartos, eludimos el conformismo y la resignación,
Viviendo con optimismo de conseguir algo mejor,
Y la añoranza puesta en obtener un amor carente de magnitud, sin dimensión,
Tú de mí eres la medida del concepto y yo de ti he de serlo,
Has de tu secreto esa esperada confesión,
Confía en mí la brújula que apunte el recorrido hacia al tesoro de tu afecto,

Cede a ser querido y no te envuelvas más en tu capullo,
Ciertamente la metamorfosis en el amor es inevitable,
Pero no es de temer, que da fortaleza con su carácter magnánimo e invaluable,

Seré las respuestas a esas tus preguntas,
La armadura que te mantenga a salvo durante tus guerras,
La tormenta en que culminen tus sequías,
La daga que apuñale el pecho de todo aquello a lo que temas,
Y después de tu madre, la mujer que más te quiera.

Los versos de un corazón cautivadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora