Mi girasol, flor de luz y alegría,
Me brindas vitalidad en tu querer y tu compañía,
Como sol a flor, me llenas de entusiasta energía,
Contigo todos los días siento que es mi cumpleaños,
Y todas las noches celebro Año Nuevo,
Eres mi obsequio de navidad cotidiano ,
Eres mi fuerza y mi recompensa,
De amores traidores y vastos temores me has sanado,
Ingratas espadas, navajas y estacas me habían desangrado,
Y ahí en mi tumba, pereciendo, moribunda;
Me hiciste pociones y embrujos que disolvieron mis llagas,
Y tu armadura me cediste para proteger mi cuerpo terrenal de nuevas puñaladas,
Y a mi alma, le diste soldados, torres y armas para luchar contra bestias aladas,
Me has querido, mi querido, como amante, como amigo, eres mi ángel, mi protector divino,
De mis campos elíseos, palacios y castillos te enamoraste,
Pero también a mis torres, ruinas y trincheras amaste,
Mente deslumbrante, corazón resplandeciente,
Perdida en la oscuridad, estaba ciega al amor real,
Pero tú, centella, me has enseñado que el amor te eleva,
No cuál meteoro contra un planeta te fragmenta y te estrella,
Has hecho a mis sombríos y lúgubres jardines día a día volver a florecer,
Podas siempre mis rósales marchitos y de mis rosas frescas no te asustan las espinas,
Tu amor, tan grata sorpresa, me agarró desprevenida,
Con los cristales agrietados, con la psique quebradiza,
Para amar nuevamente he sido desconfiada y precavida,
Pero contigo cualquier decisión se siente cabal, se sabe correcta,
Por ti seré la ladrona más sensata y atrevida,
Pues tu chispa nunca me pasó realmente inadvertida,
Te vi brillar desde lejos joya preciosa, (preciosa así cómo haces mis días)
Y yo, apasionada de la fina joyería, ¿crees que a ti en mi cuello orgullosa no te portaría?
Ven a mí, flor solar, y con tu halo dorado sigue embelleciendo mi vida.
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Los versos de un corazón cautivado
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