4. Polvos mágicos

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Jimin caminaba tranquilo por los pasillos de la linda institución. Estaba feliz y no se comparaba con nada. Oficialmente había sobrevivido a su primera ronda de exámenes preliminares siendo el segundo mejor de la clase detrás de Taehyung.

Su ahora mejor amigo era muy inteligente, gentil, amoroso y tierno. Aunque su personalidad era bastante rara, él hacía amigos con facilidad, se esforzaba mucho y así conseguía muchas cosas. Mejor dicho las merecía.

Mirando con felicidad el 9.5 en su hoja de calificaciones sonrío. Le llevó muchos trasnochos y varios días de constante esfuerzo obtener aquellos resultados. La directora se había negado a entregarle el papel, no obstante, cuando explicó su condición de orfandad, los ojos de la mujer se llenaron de agua y no hizo más que regalarle felicitaciones por su esfuerzo.

Con aquella brillante sonrisa caminó al pequeño supermercado en el que tenía turno esa noche. El sol de la tarde hacía resplandecer su lindo y esponjoso cabello naranja. Se detuvo frente a una vitrina para observar su reflejo y acomodar su rebelde cabellera.

Curiosamente advirtió la piel nivea de Min enfundada en un grueso Hoodie negro al otro lado de la calle. Sonrió para si mismo y continuó su camino. Ultimamente se sentía confiado. Su grupo de amigos estaba conformado por Taehyung y Jungkook. Semanas después de empezar a pasar tiempo con ellos se enteró que Jungkook era hijo del oficial del lugar. Algo así como el comandante de policía. Nada le había dado más paz a su corazón que aquella información. Al parecer las personas evitaban a Kookie por aquella razón y era justamente esa por la que no lo dejaría ir.

El mocoso era bueno en todo, como si cada cosa que tocara se convirtiera en oro y aún así no carecía de nobleza y sencillez. Esas cualidades que admiraba de Jeon eran las que lo habían llevado a formar aquella estrecha amistad. Los tres tenían ideales, sueños y metas. Y aunque el pasado y presente fuera más favorable para sus a amigos que para él, no se sentía menos bajo ninguna circunstancia.

Entró a la tienda haciendo sonar la campanita de la puerta. Su jefe Ji Joon le saludo con una sonrisa

— ¡Hola Jimin! ¿Cómo te encuentras?

— ¡Bien noona! — respondió feliz — Tuve muy buenos resultados parciales.

La mujer sonrió mucho más, no logrando evitar mirar al pequeño con pena. Sabía que la vida del peli naranja no era fácil y que a cada paso encontraría un bache.

— Tendré que irme antes — anunció con prisa — Debo arreglar algunas facturas. Serás el encargado hasta entonces. Cuando regrese hablaremos de la renovación de tu contrato. 

El corazón de Jimin saltó contra sus costillas. Pensó que tendría que encontrar alguna cosa pronto, pues su contrato se vencería y no podía darse el lujo de no trabajar.  Estar sin empleo implicaba aguantar hambre, duchas de agua fría y nada de materiales de arte. Con alegría sintió que la vida le sonreía de nuevo.

— Claro Noona. 

Ji Joon dejó la tienda ondeando su lacio cabello no sin antes agradecer al pelinaranja por su compromiso.

La noche había caído sobre el lugar. El cansancio del menor era palpable. Su cuerpo cooperaba lo que más podía pero a veces el agotamiento le ganaba. Recostó su cabeza sobre el mostrador por lo que creyó fueron algunos minutos hasta que la campanita lo despertó.

— ¡Buenas noches! ¡Bienvenido a... — su saludo se vio silenciado por la malvada sonrisa de Min Yoongi. En el fondo de su corazón esperaba que el hombre no le causara problemas.

El pelinegro se dirigió a las neveras sacando dos botellas de soju. Luego caminó con pereza hacia caja.

— ¡Hola Park! — saludó con malicia — ¿Me invitas las botellas? — Jimin abrió los ojos sintiendo la ira flamear en su interior. ¡¿Cómo es que sabía su apellido?! ¡¿Está loco?!

— No — afirmó furioso. — A menos que pagues no te las puedes llevar.

Una expresión perversa se apoderó del rostro del pelinegro. — Y si... el trabajador toma, son gratis ¿No?

De un momento a otro Yoongi ya se encontraba al otro lado del mostrador con una botella de Soju abierta,  obligándole a beber.

— ¡Sue-sueltame! — forcejeo el menor.

A pesar de haber practicado boxeo, ya no era tan fuerte como antes.  Si era sometido, fácilmente tomaban ventaja sobre él y llevaba las de perder en la pelea, como en este momento.

Una gutural risa salió de los labios de Yoongi cuando logró vertir el líquido transparente en la boca del contrario.

— Eso niño bonito. Toma un poco más. — Jimin hizo otro esfuerzo por soltarse pero fue en vano.

El pelinegro cerró su boca de tal forma que se vió forzado a tragar. El líquido quemo su garganta y sintió el leve ardor en su estomago. Intentó escupir con fuerza pero el mayor no se lo permitió.

— ¡Deja de ser tan marica! — Soltó Yoongi con dureza.

Le liberó para saltar de nuevo al otro lado del mostrador y empezar a derramar las cosas de los estantes. Jimin estaba tosiendo en su sitio tratando de recuperar la respiración, cuando escuchó los vidrios romperse levantó su cabeza sintiendo un fuerte mareo.

Perdiendo el equilibro pretendió salir de la parte trasera del tablero mientras balbuceaba.

— ¡Min! No- no ha-gaaassshh- eeeiiiso 

Corrió la puertita de la repisa cayendo estrepitosamente al suelo. Cuando logró levantarse el mundo daba vueltas a su alrededor, su boca no articulaba palabra y su cuerpo sólo deseaba arrojarse sobre cualquier superficie.

Ji Joon entró alarmada viendo el desastre y gritando

— ¡¡Jimin!! ¡¿Qué significa esto?! — El menor se asustó, reaccionó de inmediato pero su cuerpo no funcionó como esperaba. Se sujetó de un estante blanco escuchando a Yoongi gritar con burla

— ¡Sólo nos divertimos jefecita! — mientras lanzaba el aparador del fondo al suelo con tanta fuerza que se destruyó en segundos.

El pelinegro no hacía más que reír de forma delirante sintiendo la droga recorrer su sistema. No pasaron dos minutos cuando escucharon las sirenas del carro policial.

Jimin calló de rodillas al piso llorando desconsoladamente. Se sentía roto, indefenso y su cuerpo no le escuchaba. Ji Joon miraba con impotencia todo su esfuerzo destruido en segundos y al maníaco de Min Yoongi no detenerse.

— ¡Quedan arrestados! — Anunció el policía entrando con su arma en alto.

¡Maldita mierda! pensó Yoongi cuando su cerebro drenó rápidamente la sustancia que había espolvoreado en el Soju minutos antes. 

¡Mis amados lectores! ¿Vieron que ya puse el total de capítulos? (^w^) ¡Estoy muy feliz por varias razones; una es que ya logré armar un esquema agradable para la historia y espero de corazón les guste lo que planeé y la segunda es que... Mi primer Yoonmin llegó a los 8K ¿Pueden creerlo?. Casi escupo sobre la pantalla cuando lo vi. Todo es gracias a ustedes mis lindos y amados lectores. ¡LOS AMO! ¡Jamás olviden que esta loca mujer los quiere mucho y estará eternamente agradecida.! Un abrazo madrugador para todos y nos leemos luego. (❤︎.❤︎)


PD: cualquier pregunta, comentario o corrección no olviden dejarla en los comentarios. 

Trouble  «Yoonmin»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora