Trouble «Yoonmin»

19. ¿Interrumpo algo? ¡Emergencia!

Jimin despertó con el cuerpo adolorido por aquella incómoda posición.

¿Nunca pierden la costumbre de amarrarme?

Analizó con sumo cuidado a su alrededor encontrándose sólo en la mitad de un garaje. El lugar se sentía vagamente similar a la primera vez que había sido secuestrado, solamente que aquí primaba una gran diferencia. Yoongi no estaba libre. Lo buscó nerviosamente con sus ojos encontrándose a un manojo de huesos fuertemente sujetado a la pata de una gran mesa llena de líquidos de colores en diversos recipientes.

El menor trató de soltarse estrellándose de nuevo con el fuerte amarre a sus pies y manos. Luchó un poco más consiguiendo que el nudo se hiciera más fuerte, si no se soltaba pronto le cortaría la circulación.

— Yoongi... — llamo en voz baja — Yoongi hyung... — con la mirada atenta detalló como el delgado y resistente cuerpo se removía un poco.

— Vamos Hyung ¡Despierte!

Lentamente el mayor se levantó observando con curiosidad su alrededor. Gimió suavemente gracias al dolor en sus muñecas y tobillos.

¿Luce como si estuviese... ¡Mierda! ¡No!

Inmediatamente su cuerpo reaccionó sin pedirle permiso. Los temblores recorrieron su columna vertebral, sacando pequeñas y agonizantes lágrimas de sus ojos. Todo su sistema colapsaba de nuevomientras su cerebro entraba en una densa bruma que le nublaba el juicio por completo.

— Hyung ... — le llamó Jimin bajito — no se preocupe, hyung ... yo estoy aquí con usted. No me iré a ninguna parte.

Yoongi trato de calmarse con la dulce voz del menor.

—Minie... — gimió con voz ahogada antes de seguir sollozando. — Me-me qu-quiero ir... va-vámonos de aquí...

El pelinaranja se sorprendió por lo estrangulada que sonó su voz. Respiró profundamente y pensó. Yoongi estaba sufriendo de tal forma que era un manojo de nervios y dolor, convirtiéndose en peso muerto a la hora de diseñar un plan de escape. Por ende, si él no conseguía sacarlos de allí nadie lo haría.

— Tranquilo Hyung yo... nos voy a sacar de estó.

El menor molió su cerebro determinado a salir. Escuchó atentamente a su alrededor siendo consciente de que no había nadie más en el lugar. Con esfuerzo se inclinó hacia adelante logrando levantarse. Caminó encorvado hasta la pared más cercana.

Espero esto funcione... pensó justo antes de ...

🥊

El pelinegro observaba atentamente como Jimin se estampaba con fuerza en la pared. Sin entender que era lo que el pequeño estaba haciendo, suspiro. Su cerebro era un manojo de ácidos y dolorosos recuerdos. Su cuerpo no había parado de temblar ni un sólo segundo y un terrible dolor corporal lo recorría.

Cerró los ojos con fuerza tratando de omitir los recuerdos y tranquilizarse quedándose rápidamente dormido de nuevo. En medio de sus sueños, veía como su madre lo ataba cama, regañándole sin piedad. Observando como un espectador el dolor que el encierro le producía. Sin poder controlar su cabeza, cayó en un profundo agujero negro, regresando a una de las fatídicas noches donde su padre entraba a su habitación borracho como una cuba y jugaba con él, con una facilidad escalofriante.

Dormir sería tan difícil como despertar.

🥊

El pelineranja sobaba sus muñecas con cuidado tratando de mantener la circulación. Mucha de su fuerza había sido invertida en romper esa silla, dejando contusiones que estaba seguro pronto aparecerían. Movió sus tobillos en círculos, luchando por apaciguar el dolor y los calambres que lo invadían. Detalló su alrededor enfocando sus ojos sobre la bolsa de huesos en que se había convertido su novio. En definitiva, el valía cualquier sacrificio que en este momento estuviese dispuesto a hacer.