Lo primero que Diana notó en el momento en que Izanami detuvo su ataque con la katana, fueron sus ojos color bermellón. Tal vez era su imaginación, quizá sus sentidos estaban alterados, peros esos ojos eran tan parecidos a los de Akko. . .
- Sigues pensando en ella, verdad, ¿hija de Bellatrix?
Diana tomó distancia de su rival, solo para percatarse que las dos serpientes que acompañaban a Izanami se hallaban bajo sus pies. Recordando la lucha que sostuvo con su tía en la entrada al santuario de los Cavendish -en aquel lejano día en que Akko visitó su hogar por primera vez- y para evitar ser momificada por aquellos reptiles, dio un salto hacia atrás, formando al mismo tiempo una barrera protectora con su varita. Examinó a su contrincante, la misma reina de la muerte en Japón, ni más ni menos. Su kimono de sacerdotisa era blanco, con bordados dorados. El cabello, largo hasta la cintura, flotaba alrededor del cuerpo de la Diosa, tan negro como el carbón. Tenía la apariencia de una chica joven. Pero lo que más sorprendió a la británica, era el parecido que tenía con Akko.
Respiró y exhaló profundamente. Decidió hablar antes que atacar.
-Izanami. . Diosa de la Muerte y consorte de Izanagi; respetuosamente solicito audiencia con usted. He acudido sin invitación, es cierto, pero quiero exponer el motivo de mi intromisión a tu santuario. .
Izanami bajó su arma y se acercó a Diana. Quedó a metro y medio de ella.
- Eres valiente, hija de Bellatrix -repuso Izanami- Ningún hombre en la Historia pudo domar al Unicornio, cuyo cuerno es capaz de doblegar a las Naciones. Ese logro fue de Bellatrix y de tu clan, niña. En tus ojos, puedo notar que tu Destino es grande. Ayudarás a mucha gente, pero; al mismo tiempo advierto un gran dolor. . .ese dolor te definirá.
-Izanami. . Disculpa la interrupción, pero he de conjurar un hechizo en tu templo. No tengo mucho tiempo, pues una vida corre peligro y. .
Izanami volvió a levantar la katana. La guarda y empuñadura eran de plata.
-Conozco la razón de tu visita y de tu delirio. Me es familiar.
-Hace eones -siguió Izanami- yo fui humana. Como tal, conocí el ansia de aquel que espera a la persona amada. Y el dolor de su pérdida. Pese a todo, debo decirte la verdad: la vida de Atsuko Kagari termina hoy. Piensa por un momento, princesa Bellatrix. . En toda tu vida, siempre has actuado conforme al sentido común, las reglas y la ética. Ayudas a tus semejantes. Pero, si en esta ocasión, ¿lo correcto es dejar ir a Akko?
La determinación de Diana pareció vacilar. Los latidos de su corazón aumentaron de repente. Recordó las palabras de Croix: "si llegas a dudar, fracasarás".
¡No! -Exclamó Diana- Todo esto. . .todo lo malo que le ha sucedido a Akko. . Es culpa mía. Si no le hubiese declarado mi amor, si no la hubiera llevado a esa cita nada de esto hubiera ocurrido. Soy responsable de ella. Además, la amo.
Diana cayó de rodillas, y se llevó ambas manos al rostro.
La expresión de Izanami pareció dulcificarse.
-Te diré un secreto. Muchos futuros, muchas posibilidades suceden en dimensiones que ustedes los humanos, definen como "paralelas". Por tanto, no importa lo que decidas aquí, en un universo alterno habrás decidido lo contrario. En este plano dimensional, el tiempo de Akko Kagari ha terminado. A nivel Universo, la muerte de Akko equivale a nada. . .lo que quiero decir Diana, es que no importa lo que hagas, el alma de Atsuko Kagari ya es nuestra.
Una ira súbita inundó el pecho de la ojiazul.
¡CÓMO TE ATREVES! -Diana tenía lágrimas en sus ojos- Akko lo ES TODO PARA MI!
¡Pasaré a ese templo por las buenas o por las malas!
"Me enfrento a una divinidad. . .No ganaré esta batalla, pero así como podemos invocar entidades extra dimensionales, también podemos cerrarles la puerta a nuestro mundo. Intentaré sellar parte de su poder, así no podrá permanecer en la Tierra."
-Moderare Magicae!! -Exclamó Diana- señalando al Cielo.
Incontables espadas de luz cayeron sobre Izanami. Ella pareció multiplicarse. Diana veía muchas Izanamis a su alrededor, pero era el efecto visual de su velocidad. La rubia empleó esa distracción para dibujar con la varita un pentaculo mágico, y recitó:
"Por los poderes de la Palabra
Espíritu de la Tierra, ¡recuerda!
Espíritu del Cielo, ¡recuerda!
¡Bloquea esta entrada sagrada a Izanami!"
Un rayo salió de la varita de Diana, golpeando el pentaculo dibujado en el suelo. La figura de la estrella brilló. Transcurrió un segundo, e Izanami se posicionó detrás de Diana. Por reflejo, Diana volteó y miró de frente a Izanami. La luz que brotó de los ojos de la Diosa golpeó los de la británica. Diana perdió control de su cuerpo y soltó su varita. Sintió mucho sueño, sus ojos se cerraban. . .
-Buen intento -dijo Izanami- Pero debo defender lo que ya está escrito, aunque no te haré daño. Mi técnica ocular impedirá tus movimientos. . .y dormirás. No te resistas, o quedarás atrapada en ese sueño por siempre. Como un estado de coma eterno.
"No. . .no puede ser. . . Que descuidada soy. . .Akko. . Perdóname. . .quizás nos reunamos en la otra vida. . .
Diana cerró sus ojos completamente. Era una especie de hipnosis, pues su voluntad estaba controlada por Izanami. Y le ordenaba dormir. . .sentía sus ojos tan pesados.La novia de Akko estaba a punto de desplomarse.
-NOCTU ORFEI, AUDE FRAETOR. . SHINY ARC!!
Una enorme flecha color azul salió disparada desde una colina adyacente. Solo se vio una mano tensar el arco. . . Y una melena pelirroja agitarse con el viento. . .
La enorme flecha golpeó a Izanami.
¡NOOO!
La explosión fue brutal. Diana fue arrojada por los aires hacia unos arbustos, cayendo en una especie de cañada. Poco a poco sintió que volvía a tener control sobre su cuerpo. Abrió sus ojos azules. Un enorme cráter quedó en el lugar.
MOMENTOS ANTES, EN EL LABORATORIO DE CROIX.
Croix hizo lo que médicamente había que realizar, para salvar a la chica castaña. Cerró la herida e hizo una transfusión de sangre. Pero no despertaba. Los peores temores de la profesora se hacían realidad. El hechizo del Shiny Arc absorbía la vida de Akko.
"Solo resta que Diana haga su parte".
Un taconeo a espaldas de Croix, hizo que volteara. Con un brazo en cabestrillo, moretones por todos lados y usando un bastón, Shiny Chariot le salía al encuentro. Se notaba que había llorado mucho.
- ¿Cómo va, Croix?
- Médicamente se ha hecho lo necesario. Todo queda en manos de Diana.
La antigua Ursula agachó la cabeza.
-Tengo que ayudarla, Croix. Todo esto es mi culpa. Solo quiero vivir un poco más, para ayudar en la recuperación de Akko.
Croix negaba con la cabeza. Sabía que no era momento de dar explicaciones.
-Has lo que debas hacer. No te detendré. Aunque Diana te dejó hecha una mierda, si permites que te lo diga. . .¿ya te viste en un espejo?
-Lo merezco por idiota, y miserable. Seguiré su rastro mágico, y ayudaré en lo que pueda. Croix. . . Si no regreso, quiero que sepas que siempre te amé, nunca hubo otra persona. Y que tú merecías portar el Shiny Rod.
Chariot se dió la vuelta, soltó el bastón y con la mano libre abrió un portal.
Croix no sabía que esa sería la última vez que vería a Chariot con vida.
DE REGRESO, EN HOKKAIDO.
Izanami miraba a su alrededor. Sin tardanza, se dirigió al sitio desde el cual la intrusa la atacó. Esa técnica pudo haberla enviado de regreso al Inframundo, sin duda, de haber acertado su atacante. Incluso, la hubiera destruido en mil pedazos. Chariot apenas lograba incorporarse. Sin decir palabra, la Diosa se abalanzó sobre Chariot. De un golpe de espada reventó el talón de Aquiles de la pelirroja. Ursula se tambaleó y justo antes de caer, fue tomada del cuello por Izanami.
La deidad levantó a la antigua Ursula como si fuera de papel y comenzó a estrangularla. Ella se agitaba y trataba de liberarse, llevando su única mano libre al cuello. Sus ojos se mantenían fijos en el cielo, ahora cubierto de estrellas. Recordó que un día, Alcor la alertó que una chica llegada de una isla del Oriente, encontraba el Shiny Rod. Recordó, la expresión de Akko cuando la rescató del polen del árbol de Wagandea. Solo ellas dos, abrazadas. En ese momento dejó de luchar.
"Ayuda a Akko. . .Diana" -pensó Chariot en un segundo de lucidez-
"Sensei. . . La quiero mucho. . ."
Fueron esas, las últimas palabras de Akko que recordó Ursula Callistis, antes de que su cuello se partiera en dos. . .
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"El Diario de Diana Cavendish"
FanfictionPensamientos íntimos de la heredera del Clan Cavendish.