Epilogo

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Diana Cavendish siguió caminando sin rumbo, hasta llegar a un puente. Solo se escuchaba un rio que fluía sin cesar -a pesar del hielo que contenía-. Copos de nieve se derretían al caer sobre el cabello de la rubia. Sin embargo, no se arrepintió de haber tirado su paraguas al suelo. Las luces de Manhattan se veían extrañas desde el puente. Diana tuvo la sensación de encontrarse a bordo de un barco, y esas luces; le parecieron una costa lejana. Como si ella hubiera huido de todo, como si estuviera despidiéndose.
Un eco lejano -apenas imperceptible- rompió el hechizo. Diana tuvo consciencia del sitio en el que se encontraba. Era un ruido de pasos.
Una figura comenzaba a abrirse paso entre la cortina de aguanieve.
Diana miró con atención. Una persona se dirigió corriendo hacia ella.
Abrigo negro. Cabello castaño sobresaliendo de un gorro. Jeans ajustados. Botines color café.
Diana no pudo moverse.
-!Diana! ¡Eres Diana! Te reconocería donde sea!!
Si. Era Akko. De alguna manera, logró alcanzarla, y ahora estaba frente a ella. Algo había cambiado. Las facciones, el rostro era de Akko, pero ya no había jovialidad en su mirada. Había frialdad. Había tristeza.
Akko llegó muy agitada al puente donde Diana estaba.
-Te vi entrar a esa cafetería, y de inmediato te reconocí. . .te pido que no huyas de mí. Quiero hablar contigo. Te he buscado desesperadamente, pero nadie sabía donde encontrarte. No quiero agobiarte con preguntas, pero . . .
Akko se puso pálida. Se llevó las manos al pecho, y cuando parecía que caería de bruces en el suelo congelado, Diana la abrazó y la sujetó contra su cuerpo.
-Estás bien, Akko?? Te llevaré a un doctor, no te . .
Akko le hizo una señal a Diana, indicándole que se encontraba bien.
-Siempre cuidando de mí, eh, Diana?  Si de verdad te preocupas. . .¿por qué te alejaste? ¿Por qué te escondiste y me evitaste todos estos años? Un día antes de que te marcharas de Luna Nova, tuve un sueño extraño. Una mujer de cabellos largos apareció ante mí. Dijo que tú habías hecho un sacrificio para salvarme. Dijo, que aunque pasaran los años, nosotras siempre tendríamos un vínculo muy fuerte. Esa mujer me pidió que te perdonara por lo que fueras a hacer, de ahí en adelante. En ese sueño - mejor dicho, pesadilla- Vi como te congelabas, y quedabas atrapada en un montículo de hielo. Por más que trataba de ayudarte, no podía romperlo. . .desperté llorando. Lotte y Sucy se preocuparon, pero en ese momento no quise asustarles. Todavía con el pijama encima, fui a tu habitación a buscarte. Bárbara abrió la puerta y cabizbaja, dijo que te habías ido de vacaciones con tu familia, y no me dio más detalles. .
Diana contenía el aliento. Parecía que no respiraba.
Pasó el tiempo y no volviste. Fui a casa de tu tía Daryl, pero no me dio razón de ti. Incluso merodeé esa mansión durante una semana, y no estabas ahí. Fui a la escuela de Andrew a preguntarle por ti. Supe por magia y por el tono de su voz, que era sincero al decir que no sabía donde te encontrabas. .
Diana poco a poco incorporó a Akko. La recargó en la barandilla del puente.
-Estaba tan desesperada, que tuve que rogarle a las profesoras me dieran información sobre ti. . Incluyendo a la aborrecible Finneland,  a quien detesto. Con el pasar de los meses, me resigné a tu ausencia. Un día, tu tía Daryl me envió una nota en la que me informó que estabas bien, que no me preocupara, que solo te preparabas para asumir la presidencia de la compañía de tu familia.
Luego de terminar mi ciclo en el colegio, -siguió Akko- regresé a Japón. Ursula sensei me llamó; y me contrató como su adjunta; y ahora ambas preparamos las clases para las nuevas alumnas de la escuela. Ella me regaló a Alcor, quien me apoya cuando no recuerdo algún hechizo. . .
Diana no cabía de asombro. Escuchaba con interés.
Supe por los periódicos de tu ascenso y éxito. Llegue a odiarte. Tantas cosas me recordaban a ti. . .Pero, esos sueños extraños seguían, y la mujer de cabellos negros me seguía diciendo que te perdonara, que atesorara nuestro vínculo. Un día, en plena clase, al hablar sobre los logros de Bellatrix, se me quebró la voz. . .no pude seguir. Sentí un fuerte dolor en el pecho, y me desmayé. Cuando desperté en un hospital, Ursula sensei me contó que tenía un padecimiento. . .algo del corazón. . .que evitara cualquier sobresalto. Yo, con lágrimas en los ojos, acepté que estaba enamorada de ti, y que tu partida me dolía. . . No llore por mi. . .llore por ti y por nosotras. .
En ese punto, Akko no pudo contenerse más. .comenzó a llorar. .sus hombros se sacudían arriba y abajo. No hacía ruido. Diana, al agacharse para mirar la cara de Akko, solo veía lágrimas caer al suelo. .
El tiempo es relativo. Cinco años es nada. O una eternidad.
Diana acercó su boca a la oreja de Akko. Le murmuraba algo al oído para tranquilizarla.
"Akko. . .nena. . Estoy aquí contigo. . .y no me iré". Diana esperaría ahí lo que fuera necesario.
Una vez que Akko se tranquilizó un poco, Diana la sostuvo e incorporó suavemente.
Se abrazaron.
Solo la Luna; y las luces de Manhattan fueron testigos.
-Necesitas descansar, Akko. -dijo Diana- De momento, quédate en mi apartamento. Mandaré traer tus cosas, si es necesario. Yo misma te llevaré a mi clínica de especialidades. .
Comenzaron a caminar. Akko temblaba perceptiblemente.
Luego. . .-siguió Akko- con motivo de un intercambio académico, vine a esta ciudad. Andrew debió enterarse, pero no me extrañó, porque él trabaja en la Embajada Japonesa en los Estados Unidos. Me citó el día de hoy, quería charlar, recordar viejos tiempos. Yo le dije lo que siento por ti. Cuando entraste, el me abrazaba y me felicitaba.
Y te vi. . .sabia que no encontraría otra oportunidad de hablar contigo.
Akko dejó de hablar. Como si hubiera dicho todo lo que tenía que decir.
-"Así que por eso la abrazaba" -pensó Diana con alivió.
Akko, ¿estás bien? Yo. . .tengo tanto que decirte. . Yo también te amo. . Desde hace años, te amo. Hemos perdido tanto tiempo. . .si me odias, lo comprenderé. .
-Diana. . .-Akko sonrió- yo había dejado de buscarte. Pensé que tenías tus razones para alejarte. Si nos encontramos aquí, no es casualidad. Y soy feliz por eso, y porque te volví a ver. Creo que ya me puedo morir . .
Akko!! No lo digas! -Diana se asustó- ven, sentémonos un rato.
Llegaron al puente de Brooklyn. Había una fiesta con música en vivo. Se dirigieron hacia ahí. Diana encontró una mesa vacía. Luego de sentarse, revisó a Akko, quien se veía pálida. Su expresión era de infinita tristeza.
Se escuchaba música romántica. Muchas parejas se levantaron a bailar.
De repente, Akko se levantó y dijo: "¿Señorita Diana. . Me concedes esta pieza?"
Diana se sorprendió y ruborizó. Más sin embargo, no se opuso.
Fue Diana quien llevaba a Akko. Ella pareció recobrar su alegría.
🎶Siempre soñé. . .que tú vendrías a mí. . Y hoy que es así. . Me siento tan feliz. . .Creo estar soñando, cuando tú me besas así🎶
-Te he hecho daño, Akko. Fui egoísta. Debí confiar en ti desde el principio. .
-Diana, disfruta conmigo este momento, ¿vale? Abrázame. Bésame. Mañana, si tú quieres, volveremos a empezar. Siempre podemos comenzar. Y esta vez, será maravilloso. ¿Hasta donde llegaremos? No lo sé. Pero, creer es nuestra magia. . ¿No es así?
Akko te amo!!
Y yo a ti!! Te amo más!!
🎶Todo mi amor, lo tienes tú mi bien. . .mi corazón. .lo tienes tú también. .creo estar soñando, cuando tú me besas así. . 🎶
Una pareja seguía abrazada aún y cuando la música había terminado.

"El Diario de Diana Cavendish"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora