"Yo sola secare mis lagrimas"

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La noche había caído. Diana se llevó una mano al pecho. Su respiración era agitada. Trataba de encontrarle algún sentido a lo ocurrido, a la explosión que la arrojó al suelo. No había señales de Izanami. Intentó orientarse, pensó que aún quedaba tiempo para salvar a Akko. Caminó cuesta arriba.
"Quizá desde esa distancia -pensó Diana- encontraré el templo".
Un sentimiento de congoja la invadió.
Luego de caminar durante un rato cuesta arriba, creyó ver algo rojo. Quizá un arbusto.
Sus ojos no daban crédito a lo que veía.
Un cuerpo cubierto de barro yacía boca arriba junto a un promontorio de rocas. Ella pensó que el cansancio y el estrés vivido le habían afectado el juicio, pues reconoció a Ursula Callistis.
-Profesora! Profesora! ¿Es usted? ¿Se encuentra bien? Conteste!!
Diana supuso que Ursula veía el cielo, a la luna llena en todo su esplendor, pues tenía los ojos abiertos.
-¿Profesora?
Diana puso una mano en el hombro de su maestra. El cuello de Ursula se movió de manera antinatural. . Como si no estuviera sujeto a su columna.
-Oh, Dios mío, no!! Profesora Chariot!!
Diana intentó verificar su pulso, se acercó para escuchar si respiraba. .
-Que sucedió!! No. . . Esto no puede estar pasando. . . Es una pesadilla. .
Diana sintió que ya no podía más, que ya era suficiente. .
-Diana Cavendish. . Existe una manera de deshacer esta cadena de acontecimientos, de revertir lo que ha ocurrido. . Antes de que te enfades y arremetas nuevamente contra mí, te pido me escuches. . .
Izanami se materializaba a sus espaldas.
Diana limpiaba con su propia ropa el rostro de Ursula. Le quitó el barro de encima. Con un movimiento de su mano, cerró sus ojos. El cadavér comenzaba a ponerse rígido.
-Antes te dije que la vida de Akko Kagari es nuestra. Que el Universo es indiferente a su partida. Sin embargo, es factible hacer una excepción -con ciertas condiciones-Se puede alterar brevemente un hecho para postergar la muerte de Akko, y los acontecimientos del día de hoy.
Diana dejó de moverse. Su cuerpo temblaba. Estaba llorando.
- Ya no tengo fuerzas. . . Termina conmigo si así lo deseas. . .por mi culpa han muerto dos personas muy queridas para mi. . Le fallé a Akko. . Y la bruja que admiraba en mi niñez también murió. .
-Diana. . Escúchame por favor -siguió Izanami- he dicho que puedo hacer una excepción. De todos tus futuros posibles, en todas esas posibilidades, amas a esa chica. Tú amor por ella es único, como no lo he visto en 1000 años. Algo tan precioso es difícil que vuelva a ocurrir. . Por tanto, te propongo un pacto: Volveré las cosas al momento en que ustedes dos volvieron a esparcir la Magia por el mundo, no a cambio de tú alma, ni de tu magia. .
-¿Entonces? -Diana se puso de pie-
A cambio de tu amor por Akko. Esa modificación, tan pequeña, será tan imperceptible que tú no lo notarás. . . Lo olvidarás. . Será como un reinicio. Atsuko Kagari vivirá. Tu maestra vivirá también. Aunque, muy en el fondo de tu corazón, sentirás que has perdido algo, aunque no sepas con certeza que fue.
- ¿Me estás diciendo que tengo que sacrificar mi amor por Akko?
Diana se quedó pensativa.
"No podría seguir con mi vida después de lo que pasó. Sin Akko. Ella tiene el derecho a ser feliz también. Tal vez no conmigo, quizá con otra persona. Es posible que lo nuestro no hubiera tenido futuro. . .de seguir con ella. ,¿Que nos esperaba? ¿Una relación clandestina? Tal vez ella quiera una familia. . .Y mi destino al final será el de Bellatrix. Ursula también merece ser feliz. . Por mi culpa, ella ha sufrido mucho. Haré lo correcto para todos".
-Izanami. . Diosa de la Muerte, acepto.
La Diosa sonrió.
-Todo mi respeto para ti, princesa Bellatrix. . Te pido confirmación. ¿Aceptas el pacto?
Los ojos azules de Diana destellaron, con brillo inusual.
- Acepto.
Izanami no necesitó más palabras. De sus ojos brotó una luz fulminante. Luego, la oscuridad.

SHINYYY. . .  AAARC!!!
Diana y Akko. . .juntas, dispararon la flecha que atravesó el misil mágico. En ese momento, la Magia volvió a esparcirse por el mundo. Toda la gente del planeta fue testigo del acontecimiento. En Luna Nova, todos vitoreaban de alegría.
Akko sonreía a Diana. Ella sostuvo brevemente su mano. . . Pero de repente, su gesto se ensombreció, y tomó distancia de la castaña.
-Diana. . ¿Sucedió algo malo? ¿Te lastimaste? -La brujita más pequeña se preocupó en serio.
Diana la miró fijamente. Luego dirigió su atención a la constelación de la Osa Mayor, conocida en la antigüedad como "La Carroza Brillante". Se miró el uniforme, de un blanco inmaculado. Tuvo una extraña sensación de "deja vu". Todo eso le era tan familiar. . ¿Acaso había soñado ya ese momento?
-No es nada, Akko. Regresemos al colegio, deben estar preocupados.
Akko pensó que era típico de Diana esa actitud fría y desapegada. . .pero si habían salvado al mundo. . . ¿Sucedió algo más? Más tarde le preguntaría.
Diana y Akko se pusieron en marcha.

DÍAS MÁS TARDE, EN LA HABITACIÓN DE DIANA.
Diana abrió su diario. Hacia tiempo que había dejado de escribir, pero decidió que sería buen momento para retomar el hábito. Esos últimos días, el colegio tuvo tanta atención de todas partes y medios de comunicación, que optó por mantener un perfil bajo. La Directora  Olbrocke optó por adelantar las vacaciones de verano, por lo que todas las alumnas debían regresar a sus casas. Diana había terminado de empacar, pues esa misma noche regresaba a su residencia. Desde lo del misil, fue presa de sueños extraños que no la dejaban descansar. Además de ello, por algún motivo se distanció de Akko. En un primer momento, pensó que su amistad era algo bueno, sin embargo, optó por seguir la lógica, y relacionarse únicamente con sus iguales, al fin y al cabo -pensó Diana-provenían de mundos diferentes. La rubia comenzó a escribir:
"Ahora que la magia ha vuelto a ocupar un lugar en el mundo, creo que es hora de centrarme en otros objetivos, pues aunque haya sido poca mi aportación, gracias a mis esfuerzos muchos conocimientos verán la luz de nuevo."
"Una vez cumpla la mayoría de edad, tomaré el cargo de CEO de las empresas farmacéuticas y hospitales privados de los Cavendish, puesto que hasta el momento ha ocupado mi tía. En realidad, ya es poco lo que pueda aprender en Luna Nova. Creo que únicamente asistiré para presentar exámenes y trabajos, de momento."
"Para evitar que Akko vuelva a acudir a buscarme en mi residencia de Inglaterra, me iré a vivir a los Estados Unidos. Procuraré que nadie sepa mi ubicación, salvo quizá Hannah y Bárbara".
"¿Que por qué decidí esto? Quiero aprovechar cada momento de mi vida al máximo. Además. . No lo sé a ciencia cierta, pero ya no soy feliz en Luna Nova. Solo siento melancolía. ¿Será esto lo que siente una persona que ha cumplido sus objetivos?"
"Ayer por la tarde, Akko tocó a mi puerta. Me preguntó si algo me pasaba, que me notaba algo cambiada, desde lo del misil. Yo no la invité a pasar, solo le comenté que me sentía cansada, que otro día hablaríamos, agradeciéndole su preocupación. Luego dijo si yo podría enseñarle a volar en escoba. Me negué, aduciendo tareas pendientes. Finalmente, antes de cerrarle la puerta, le dije que hablaría con Amanda O'Neill, ya que ella sabe volar mejor que yo, y que sería una maestra adecuada. Me pareció que su rostro adquiría un matiz de tristeza".
"Tal vez sea yo, no lo sé, pero quiero seguir adelante".
Diana cerró su diario. Luego de dejar la pluma en el tintero, se levantó y buscó en su maleta una prenda que deseaba probarse, por última vez. Se puso el sombrero y la capa. Luego se vio en el espejo. Era el traje de la Bruja Iluminada por la Luna. Otro deja vu. . .
Dos lágrimas surcaron las mejillas de Diana. Lloraba, no sabía por qué. .
CINCO AÑOS DESPUÉS.
Diana caminaba sobre la acera congelada, en algún lugar de Manhattan, Nueva York. Sostenía el paraguas con firmeza, pues la nieve no daba tregua. Hacia varios años que vivía en los Estados Unidos. No tenía motivos para quejarse. Buenos negocios, aunque su gente era fría y desapegada, sin calidez. Tal vez solo ese clima a veces tan extremo la incomodaba.
Decidió entrar a una de esas cafeterías de la Sirena, tan populares en todo el mundo. Luego de recibir su bebida, decidió sentarse a esperar que pasara el mal clima. Solo había un lugar desocupado. Enfrente había una pareja, muy acaramelada, por lo que se veía. Eso no era malo, pensó Diana. Ella a veces sentía que necesitaba a una persona con quien compartir sus éxitos. Pero no había tenido suerte en el amor. A diferencia de sus ex compañeras Hannah y Bárbara.
Había algo familiar en la chica. Tez pálida, frente amplia, coleta de caballo inconfundible. . .
Diana se levantó como un resorte. Antes de salir y abrir su paraguas, notó que un par de ojos rojos alcanzaron a mirarla. El chico también volteó.
Era Andrew.
Diana se perdió en la ventisca de Manhattan, tratando de imaginar que se sentiría amar con tanta pasión, sin freno, despertar cada mañana con esa persona a su lado, cocinar, trabajar, pensar, en suma: vivir por y para esa persona.
Diana tiró el paraguas y dejó que la nieve cubriera su cabeza.

FIN.

Ciudad de México, Enero 2018.

"El Diario de Diana Cavendish"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora