Capitulo 26

56 8 3
                                    

El es el amor de mi vida. Mi amor verdadero. Mi otra mitad.

Okey basta de cursilerías. Creo que deje muy claro mi punto de que lo amo.

{{Pero no puedes evitar decir lo que sientes}}

Y menos cuando se que lo que siento es real.

Necesito hacérselo saber. Si no se podría agarrar a golpes con mi otro pretendiente.

Me siento muy vanidosa diciendo eso.

Decidí ir a buscarlo por mi cuenta. Estaba anocheciendo, los carros dejaban de circular mucho al igual que la gente, muchas luces se prendían.

"¿Y si mi decisión no es la correcta? ¿Y si no elegí a la persona correcta y terminó perdiendo a la otra? ¿Y si esa persona no siente lo mismo?"

Son preguntas que constantemente circulaban por mi cabeza. Son el tipo de preguntas que me intimidarían y me hicieran hacer algo que lo más seguro es que no debiera. Pero creo que debería arriesgarme, ya que si no lo hago, puede que pierda a Jackson y a Dylan.

{{¿Estas segura de tu decisión?}}

Y ahora esta pregunta no dejaba de circular mi mente. ¿Y si no lo amo tanto como digo? ¿Y si vi un bote de Nutella al elegir mi decisión, y me confundí con el amor hacia la Nutella y el de la persona? No lo se. Pero de lo que estoy segura es de que nunca en mi vida había sentido tanta felicidad, preocupación, amor por una persona.

{{Emily creo que lo que acabas de experimentar, son las redes del amor}}

Muy cierto conciencia, muy cierto.

Las mismas preguntas aparecían una y otra vez sin repuesta hasta que lo vi, lo vi ahí sentado en la banca de un parque, con sus manos en su nuca, pasándoselas una y otra vez por su pelo.

Empecé a sentir una emoción inexplicable. Así que no lo pensé dos veces y fui hasta el, me senté a un lado de él hasta que el se diera la tarea de levantar su cabeza para poder abrazarlo con todas mis fuerzas.

Volteó a ver a la persona sentada junto a él (ósea yo) y fue cuando lo abracé. El no respondió luego luego al abrazo, pero terminó haciéndolo.

—¿Qué ocurre Em?—dijo mientras nos separábamos lentamente.

—Eres tu—dije mirándolo a los ojos.

—¿Yo?—dijo confuso.

—Al que amo—dije y lo besé.

Su mirada era sorprendida y confusa, pero después cerró sus ojos, ya que sentí sus pestañas contra mis mejillas, y respondió al beso. Extrañaba estos labios, la sensación que me produce al besarlos. Internamente sentí felicidad y alivio porque sabía que había elegido a la persona correcta. Sonreí mientras lo besaba y el repitió mi acción. Nos separamos por falta de aire. Me miro con felicidad y amor y yo lo imité. No decíamos nada, pero eso no fue un problema porque no necesitábamos palabras para expresar lo que sentíamos, con ese beso lleno de emociones era suficiente, bueno no tanto porque decidí darle otro corto beso mientras él me rodeaba con su brazos por mi hombro y yo me acurrucaba en el hueco de su cuello y hombro. Nunca me sentí mas protegida.

—¿El lo sabe?—dijo rompiendo el silencio que había entre nosotros.

—No—dije con la voz apagada ya que el enterarse lo iba a poner muy triste.

—Tienes que decirlo. El todavía sigue esperando tu respuesta. Pero en cambio yo no—dijo y nos volteamos a ver. Ahora el fue el que me dio un beso, corto y tierno.

¿Por qué yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora