2 años después
—¡Emily!—gritó Nathan desde la sala de mi casa.
—¡Espera un segundo!—le respondí. Volví la mirada a mi teléfono y vi lo que decía escrito:
Hola
Este mensaje lo he estado intentando mandárselo a Dylan por casi un mes.
Cuando Dylan se fue, los primeros meses manteníamos mucho contacto. Todos los días hablamos, por lo menos dos veces a la semana hacíamos videollamada, pero después de pasar el primer año, las cosas no han sido las mismas. Si, Dylan cumplió su promesa de estar viniendo cada vez que pueda, pero ese es el problema, casi nunca puede, la última vez que lo vi fue hace 5 meses y cuando viene, las cosas son un poco incómodas entre nosotros dos. Y pues las llamadas han disminuido, las videollamadas también, hasta los mensajes.
—¿Por qué tardas tanto?—dijo Nathan entrando a mi cuarto. Al verlo escondí mi celular e intentar hacer eso discretamente pero no logré mucho—¿Con quién hablas?—dijo y se cruzó de brazos.
—Estoy hablando con Alex—dije sonando lo más convincente posible.
—Emily te conozco lo demasiado como para saber que no estás hablando con Alex. ¿Otra vez intentando sacar conversación con Dylan?—dijo y se sentó en la cama, a un lado mío.
—Es que, no quiero aceptar el hecho de que las cosas han cambiado, siento que si no mando este mensaje me estoy dando por vencida con lo nuestro.
—¿Por qué no vamos por un helado? Tal vez eso te ayude—dijo poniéndome un mechón de pelo atrás de mi oreja amistosamente. Al final, terminé aceptando.
Todo el camino Nathan intento animarme pero era un caso perdido. Me sentía muy mal por la situación con Dylan.
Llegamos al local y pedimos nuestros helados. Normalmente me pongo muy feliz mientras como helado pero esta vez, no pude.
—¿Qué pasa? ¿por qué estás así?—preguntó Nathan preocupado.
Suspiré—Tengo miedo Nathan, tengo miedo de que las cosas ya no sean lo mismo entre Dylan y yo—se me cristalizaron los ojos, hoy estaba muy sensible—solo quiero verlo y abrazarlo, decirle lo mucho que lo he extrañado, pero no eso no podrá ser posible por qué el no está aquí—sollocé.
—Pues ya lo hiciste—dijo la voz que tanto extrañaba en estos momentos.
Me giré para poder verlo y ahí estaba, Dylan. Salté de la silla en donde estaba para poder abrazarlo. El correspondió a mi abrazo. Sabía que los dos teníamos una sonrisa inmensa en la cara.
—¿Qué haces aquí? ¿Por qué no avisaste que ibas a venir?—dije separándome de él. Por un momento me voltee para fijarme si Nathan seguía en su mismo lugar antes de que Dylan se apareciera. El ya no estaba y cuando lo empecé a buscar por todo el local me llegó un mensaje de él.
Nathan: De nada :)
Una sonrisa automática apareció en mi cara al leer ese mensaje. Me conocía tan bien.
Me sentía muy feliz. Dylan estaba aquí, y me había tomado por sorpresa, y me encantan las sorpresas. Lo volví a abrazar para después dirigirnos a su casa. Tuvimos que tomar un taxi ya que ninguno de los dos tenía carro, además, Dylan estaba cargando con una maleta.
Nos subimos al taxi y el taxista nos preguntó qué a dónde íbamos. Dylan le dijo la dirección y el taxista se dirigió hasta la casa de Dylan.
—¿Cómo te ha ido últimamente?—dije intentando sacar platica con Dylan ya que estábamos muy callados.
—Muy bien. Creo que me voy a graduar con éxito. No lo se, todavía falta un tiempo para eso—dijo dándome una sonrisa amistosa.
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¿Por qué yo?
Teen FictionEmily, conocida por no tener amigos y siempre estar acompañada de la soledad. Ella nunca creyó que todo podría cambiar en tan poco tiempo, tampoco creyó que un simple grupo de personas podrían cambiarte la vida. En especial una. Esa persona con la...