Un día en el Rancho Lon Lon

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En los Bosques alrededor de Ordon...

- Muy bien... ya casi te tengo.

Un jabalí salvaje se acercaba a beber agua en el río. Escondido detrás de un arbusto, Link aguardaba el momento propicio. Aguantando la respiración y tratando de no tocar nada que pudiera hacer ruido y alertar al animal, el joven hyliano fue sacando una flecha de su carcaj, y se preparó para dispararla. Con mucho cuidado, tensó el arco y aguzó el ojo, mientras la bestia colmilluda se inclinaba para tomar agua.

¡FIU! ¡THOK!

- ¡CUIIIIIII! - El cerdo salvaje chilló de dolor, y un segundo después se desplomó en el suelo. Link salió de su escondite y se acercó con cautela. Examinó a su presa, la flecha le había dado justo en el lado izquierdo de la garganta. Tras verificarlo bien, Link sacó unas cuerdas de la bolsa que llevaba y le ató las patas. Era un jabalí de tamaño mediano, así que no tendría demasiado problema en cargarlo de regreso hasta el pueblo.

- Muy bien, con esto tenemos tocino para todo el mes. - dijo felizmente, echándose a cuestas su recién cazada presa, tambaleándose un poco por el peso, pero logrando estabilizarse.

Aún cuando su trabajo formal fuese en la herrería de su abuelo, Link ocasionalmente se iba en su tiempo libre a cazar al bosque, nunca venía mal conseguir algo de carne fresca adicional. Y dado que ahora tenían una invitada, quizás tuviera que hacerlo con más frecuencia. Desde luego, Link no era de los que gustaba de cazar solo por deporte, siempre tomaba solo lo que necesitaba, para que la naturaleza siguiera su curso.

Con su tarea completa, el joven emprendió su camino de regreso a casa.

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Casa de Link...

- ... y entonces yo le dije: ¡pues si te duele, no lo hagas! - decía Aryll, hablando con Zelda, ambas sentadas en el sillón de la sala. Mientras tanto, la abuela andaba barriendo mientras tarareaba una cancioncita, y afuera se escuchaba el martilleo del abuelo en la fragua.

- Jajajajajaja. - Zelda se rio, al parecer Aryll le estaba contando un chiste o algo similar. - ¿Y después qué pasó?

Habían pasado ya dos semanas desde que Zelda había llegado. La posada ya estaba libre, pero cuando Zelda les habló de querer irse para allá, argumentando que "no quería ser una carga para ellos", la abuela insistió mucho en que se quedara con ellos. Algo reacia, Zelda aceptó a condición de que le permitieran ayudarle con cualquier cosa que pudiera, dado que tenía planeado quedarse unos cuantos meses en Ordon. De cualquier manera, había llegado a tomarle bastante aprecio a la familia en esas dos semanas, y ellos al parecer se habían encariñado mucho con ella a su vez.

- ¡Ya llegué! - dijo Link entrando a la casa, cargando a su presa del día a cuestas.

- Ah, hola, hermano. - dijo Aryll. - Vaya, que cerdo tan grandote trajiste.

- "Qué fuerte es." - pensó Zelda al ver el tamaño del jabalí, pero como era de esperarse, Link estaba tan cansado que ya no lo aguantaba más, así que lo dejó caer y se lo llevó arrastrando hasta la cocina. Instantes después regresó, y se dejó caer en el sillón, al lado de Zelda y Aryll totalmente agotado.

- Uff, ese cerdo estaba pesado. - dijo el joven. - Bueno... luego de descansar un poco, iré a ayudar al abuelo.

- Sobre eso, Link, tu abuelo me dijo que quiere darte el fin de semana para que descanses. - dijo la abuela.

El Esposo PerfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora