En algún lugar de Hyrule...
Link llevaba ya poco más de dos semanas cabalgando por los campos de Hyrule. Su travesía hacia la Ciudadela del Castillo de Hyrule se había hecho bastante larga, pese a que avanzaba todo lo rápido que podía Epona. Solo hacía escalas en las aldeas del camino por una noche para abastecerse y dormir, y a la mañana siguiente emprendía el viaje de nuevo. Tenía solo una idea fija en la mente: llegar al Castillo lo más pronto posible para poder volver a ver a Zelda.
Los vientos invernales ya empezaban a soplar, dando indicio que la nieve pronto caería sobre toda la región, y Link tuvo que soportar un poco las corrientes de aire frío en el último tramo del viaje. Consiguió llegar justo antes del anochecer a la Villa Kakariko sin mayores contratiempos. Alquiló una habitación en la posada para pasar la noche. Si todo iba bien, al día siguiente habría llegado a la ciudadela, y al Castillo.
Antes de irse a dormir, sin embargo, Link se asomó por la ventana que daba hacia fuera de su habitación. Estando en el segundo piso, y considerando también la elevación del suelo en donde estaba la posada, Link podía ver a lo lejos la entrada amurallada de la ciudadela, y un poco más lejos, en la cima de la colina, estaba el imponente castillo. Juzgando por la distancia, ese viaje no le tomaría más de un par de horas montado sobre Epona.
- Pronto la veré... - dijo sonriendo, y preguntándose si ella estaría mirando por su ventana, esperando a que él llegase.
Link exhaló un suspiro. La idea de comprometerse con la Princesa de Hyrule podría parecer muy desquiciada para algunos. Y quizás hasta cierto punto lo era. Ella era la heredera de la familia real, mientras que él provenía de una humilde familia de herreros. Link había crecido teniendo que aprender desde muy temprana edad a ganarse la vida, mientras que a Zelda probablemente todo se lo servían en bandeja de plata. Por otro lado, Link pensaba en las libertades que él tenía, y que posiblemente a Zelda le habrían faltado por crecer viviendo en ese castillo. Se preguntaba si tendría que dejar todo eso atrás al aceptar comprometerse con ella. Sin embargo, el pensamiento de que Zelda era su chica ideal no flaqueó ni por un instante. Y tal vez, casarse con ella podría tener sus ventajas.
La noche pasó rápidamente, y el amanecer del nuevo día anunció a Link que el momento de la verdad se acercaba. Después del desayuno se dirigió al establo a recoger a Epona, y ensillándola reanudó su marcha hacia el castillo. Tuvo que esperar un poco a que abrieran el puente levadizo, y entonces pudo entrar a la ciudadela.
Link observó a su alrededor. Había estado en ese mismo lugar, una vez, cuando aún era un crío, y el lugar no se veía muy diferente a como lo recordaba. En la plaza central había una fuente, que le trajo vagos recuerdos. Había ido con su abuelo y su padre a hacer una entrega en el castillo. A su mente vino la imagen de un pequeño grupo de niños abusadores, que sin consideración alguna empujaron a una pequeña niña dentro de la fuente, y la hicieron llorar. Sin saber muy bien por qué, él fue y se les enfrentó, a pesar de estar en desventaja numérica, y aunque no se fue del todo limpio logró que al final salieran corriendo a buscar a sus mamis. Después, como todo un caballerito, ayudó a la niña a salir de la fuente, aún empapada. La niña no debía ser más de un año menor que él, tenía cabello rubio corto, y unos ojos azules que a pesar de estar llorando eran muy hermosos. Link recordaba haberle dicho que era muy bonita y que no debería llorar, ella le sonrió y apenas pudo darle las gracias cuando su madre vino a llevársela. Nunca supo su nombre, pero nunca olvidó esa mirada que le dio, esos ojos...
- "Esos ojos... eran como los de Zelda aquella noche..." - pensó Link. - "¿Será que...?"
En la cabeza de Link se superpusieron los rostros de Zelda, y de la niña. Recordando la noche en que Zelda lloró mientras lo abrazaba, pidiéndole perdón por haberlo tratado tan mal, los ojos de ambas eran exactamente iguales. ¿Coincidencia? ¿Había realmente conocido a la princesa de Hyrule en aquel momento? Link comenzaba a pensar que tal vez, los caminos de ambos estaban predestinados a cruzarse.
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El Esposo Perfecto
RomansLa Reina de Hyrule ha fallecido y su hija Zelda debe contraer matrimonio antes de poder sucederla en el trono. Pero cansada de tantos pretendientes, la heredera decide emprender un pequeño viaje para alejarse de todo y de todos por un tiempo. AU ZeL...