Intro: MIC Drop.

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El cuarto de prensa de repente pareció un cementerio, aquel silencio sepulcral solo era interrumpido por los flashes de las cámaras. Los reporteros se sentían intimidados por las siete peligrosas presencias frente a ellos, ya que aunque estuviesen presos por camisas de fuerza, sus posturas lo volvían todo más intimidante. Iban arrastrados, uno tras otro, hasta que los guardias los obligaron a sentarse cada uno en su respectiva silla, para lo que suponía la segunda rueda de prensa luego de haber sido arrestados. Debían admitirlo, se sentían mejor de lo que debían. Después de todo, siempre quisieron llamar la atención de la prensa.

El primero de la fila era Kim Nam Joon, conocido en las calles como Monster, porque literalmente era un monstruo. Era conocido por ser el líder, el calculador, quien siempre tenía la última palabra. Su cabello húmedo le daba ese toque psicótico que le faltaba a su imagen, sus ojos eran tan negros como su alma. Era lo más parecido a un dios coreano de la destrucción, ya que era capaz de destruir todo lo que tocaba, era inhumanamente inteligente... y atractivo al nivel de ser canónico. Fue descubierto en su centro de operaciones, desmantelado por la policía mientras cuadraba un último plan que ni siquiera los hackers más expertos de toda Corea del Sur habían podido decodificar. Por lo tanto, a pesar de que su historia policíaca estuviese sospechosamente impecable, se decidió internarlo para un seguimiento de su conducta, de su coeficiente intelectual, y para otras finalidades morbosas que el gobierno obviamente no revelaría ante la prensa, pero para él eran sumamente obvias.

Sentado junto a él, se encontraba Kim Seok Jin, llamado únicamente por el nombre Jin, y por sus encuentros nocturnos y básicamente toda mujer e incluso algunos hombres que lo conocían como Worldwide Handsome. Incluso con la falta de sueño, hidratación y comida, le hacía justicia a su apodo, ya que era condenadamente atractivo, y sus ojos revelaban sus más oscuros deseos. Era conocido por ser todo un Casanova, especializado en conquistar mujeres, drogarlas y posteriormente violarlas. Al menos, eso era lo que todos decían. A ciencia cierta, muy pocas personas de verdad demostraron atención al expediente de Jin, y lo mismo pasaba con la mayoría de los chicos sentados en esa rueda de prensa. Pero la curiosidad no jugó a su favor cuando la mejor amiga de su última víctima lo atrapó a punto de tener sexo con ella, siendo ella incluso años menor que él. Y la policía lo atrapó en sincronía con Monster, llevándolos a ambos a la fiscalía antes de recibir órdenes superiores.

Siguiendo la fila, llegabas al misterioso Min Yoon Gi, quién había sido conocido por varios nombres, como Gloss y Agust D. Pero actualmente, se daba a conocer por el seudónimo Suga. Sus pensamientos divagaban muy lejos de ese lugar, pero sin embargo le parecía divertido clavar la mirada en un punto al azar, para luego fijarse en los nervios que su oscura y ausente mirada causaba a la gente. Su cabello turquesa estaba despeinado, caía en toda su frente, y su desgano se notaba en toda su cara. Su único deseo era poder pronunciar aquella palabra, su "palabra mágica", con la cual lograba prender todo a su alrededor en llamas. Esa piromanía, ese constante fuego en su interior, se reflejaba en sus ojos oscuros como la misma noche. Era poseedor de una mente muy extraña, desorbitada y plagada de pensamientos impuros, pero nadie lo adivinaría con esa cara de bebé. Ni mucho menos, se tomarían el tiempo de entenderla. Era mucho más fácil tomarlo como un criminal luego de haber incendiado su propio hogar con su familia dentro, y creer entender algo tan incomprensible como la vida en sí.

En el medio se sentaba Jung Ho Seok, irónicamente conocido como J–Hope. Ciertamente, estaba lejos de ser el chico más peligroso de los sentados en la mesa, pero no se dejen engañar. Su cabello rojo cereza estaba completamente despeinado, tal como su cabeza en esos momentos. Las personas que lo conocían bien, sus propios amigos ahí presentes incluidos, no entendían bien el cómo había dado a parar en un lugar así, privado de su libertad, cuando él fue la esperanza de toda su familia, el ángel de la guardia destinado a sacar a todos sus amigos de esa oscuridad tan aterradora. Pero lo cierto es que perdió el rumbo cuando el chico conoció al mal, y este le guiñó un ojo. Y sus alas, alguna vez consideradas de ángel, resultaron ser del mismo demonio. Había sido arrestado luego de que lo atraparan en una pelea callejera, donde había dejado moribundos a todos sus contrincantes. Con lágrimas en los ojos, aceptó las esposas y se introdujo a la boca del lobo, casi haciéndole entender a los policías que necesitaba con desesperación una ayuda para salir de ese mundo.

sinners | bts.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora