▶Terminada◀ | STEREK |
Derek Hale es un lobo solitario que tras la pérdida de casi toda su familia desconfía de todos, con un carácter difícil y con su secreto oculto para vivir una vida normal.
Pero al encontrarse en su camino a un joven castaño co...
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Un día más en su patética vida, había comenzado con una rutina diaria que solo lo involucraba a él haciendo ejercicio hasta caer exhausto en el pórtico de la mansión, todo era como desde el día que sus padres habían fallecido, nada había cambiado, seguía con un carácter que ni el mismo podía soportar, pero tenía que hacerlo.
- ¿De nuevo iras a entrenar? – menciono Cora mientras tomaba su bolso.
- ¿Tu de nuevo fingirás que nada ha pasado? – exclamo con desagrado.
- Derek, ya han pasado años desde lo sucedido, es momento de que lo olvides – pidió como tantas veces su hermana.
- No es algo que se olvide tan fácilmente – comento saliendo de nuevo al bosque, su único refugio.
- ¡Derek! – escucho llamarlo, pero el simplemente siguió adelante, no tenía ganas de seguir con la misma conversación.
Incluso su tío se había cansado de tratar de convencerlo de cambiar su vida, pero él no tenía ya un propósito para seguir.
- Stiles por favor, mi madre debe de estar preocupada por mi – escucho una voz no muy lejos de donde se encontraba.
- Vamos Scott, solo veremos un poco y después nos vamos, además que podría pasar – otra voz.
Paro su caminata para centrarse en los intrusos del bosque, detestaba que gente extraña entrara solo para ver con sus ojos la verdad detrás de los Hale.
Solo le basto desviar un poco su dirección para ver no muy lejos a un par de chicos, uno de tez morena y otro un poco más alto con piel blancuzca y pelo revuelto.
- Es territorio de los Hale, no podemos estar aquí – menciono el moreno.
<Humanos> dijo para sí mismo.
Había pasado mucho tiempo desde que había estado cerca de alguien que no fuera su hermana Cora o su tío Peter, por ello el ver a dos chicos en su bosque le causaba cierta intriga.
No lo pensó dos veces y comenzó a avanzar hacia ellos con su ceño fruncido.
- Escucha, mi padre dijo que ...
Paro de hablar al ver un hombre de ojos verdes y mirada imponente acercarse a ellos.
- ¿Qué hacen aquí? – pregunto – Esto es propiedad privada.
El castaño se rasco la nuca por acto reflejo de nerviosismo.
- Lo siento, no lo sabíamos – contesto.
- Claro que lo sabias, los escuche hablar – respondió metiendo sus manos en la chaqueta de piel que llevaba puesta.
- Pues no es nada cortes escuchar conversaciones ajenas – hablo el castaño.
- ¿Cómo invadir una propiedad que no es suya a plena luz del día? – levantando sutilmente una de sus cejas.
