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Una semana después de haber visto al de ojos claros había pensado en ese tiempo si existía una manera de cambiar por alguien, porque en ese momento sentía esas ganas, cambiar parecía en ese momento una buena opción

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Una semana después de haber visto al de ojos claros había pensado en ese tiempo si existía una manera de cambiar por alguien, porque en ese momento sentía esas ganas, cambiar parecía en ese momento una buena opción.

Estaba cansado ya de sufrir tras la pérdida de sus padres, había sido una tragedia y por ello sentía la necesidad de guardar el luto hasta que al menos su conciencia se lo permitiera, pero eso lo veía bastante lejano.

Cuando sonrió sintió como la esperanza volvía a su alma y su cuerpo reaccionaba curveando sus labios de igual manera, admitía que eso le asustaba, no significa nada el desear estar siempre de esa manera, pero si causaba un temblor que le sembraba la duda.

¿Qué tal si volvía a encontrar el sentido a la vida?

¿Qué sucedería si dejaba que ese sentimiento creciera más?

Entonces ajeno a todos sus pensamientos decidió ir una vez más al Instituto, sabía lo que encontraría y eso era lo que lo llevo hasta la entrada mientras se recargaba en la puerta del copiloto.

Acomodo su chaqueta y mantuvo fijos sus ojos en las grandes puertas de metal. El timbre no tardaría en sonar y el sentía esa inquietud de pubertad.

Solo segundos pasaron para que está sonará y las puertas fueron abiertas con extrema fuerza.

Los murmullos comenzaron a escucharse, chasquidos de labios y carcajadas por comentarios tontos, nada fuera de lo normal, humanos de 17 al fin de cuentas. Fue en ese entonces que una cabellera en particular fue distinguida y el olor a medicamento llegó enseguida, eso no le gusto y contrario a eso le causaba curiosidad y hasta temor por ver el estado en el que se encontraba el humano de ojos peculiares.

El castaño levantó su mirada mientras se sostenía del hombro de su amigo Scott.

Unos pasos más cerca y entonces pudo hablar.

- ¿Buscas a tu hermana? - pregunto forzando una sonrisa.

Scott lo observó con temor al recordar de quién se trataba.

- ¿Qué te pasa? - ignorándolo por completo.

- Es malo mezclar café con aderall, ahora solo quiero vomitar arcoíris por todos lados - respondió.

Entonces fue consiente que no estaban solos.

- ¿Tu eres Scott cierto?

Este afirmó con un asentamiento.

- Lo llevaré a su casa.

- Ni siquiera sabes dónde vive - dijo el moreno.

- Lo sabré cuando te vayas.

Miró a su amigo un segundo.

- No me agrada este tipo.

- La verdad es que ni a mí, pero si no llego a casa ahora dudo que tú me sigas agradando - menciono causando una sonrisa en los labios del de ojos verdes.

El moreno comprendió y le dio una palmada en la espalda.

- Cuídalo - pidió - Nos vemos más tarde.

Mirándolo una vez más se marchó dejándolos solos.

- Vamos te llevo - dijo abriendo la puerta del copiloto.

Este con dificultad entró en el auto.

[...]

El trayecto fue muy tranquilo, el castaño había dado cada indicación y el otro las había seguido perfectamente.

Dio una última vuelta y se topó con una casa bastante hermosa, era color celeste cómo el cielo, vistas blancas y un enorme y frondoso árbol justo frente a una ventana.

Apagó el motor y retiro las llaves del contacto para guardarlas en su chaqueta.

- Gracias por traerme - dijo tomando la manija para abrir la puerta, pero tan solo tomarla provocó que la sensación que llevaba hace unas horas aumentara y el contenido de su estómago tratará de salir, pero antes de que eso sucediera llevo ambas manos a su boca.

- ¿Stiles? - pregunto preocupado.

- Tranquilo no arruinare los asientos.

- No es eso lo que me preocupa, si no que te vez fatal, ¿Necesitas que te lleve al hospital?

- ¡No, si no papá me mantendrá en cama hasta que haya terminado de leer el manual de cómo ser un buen oficial porque según él es el mejor remedio para calmar al cuerpo y sanar enfermedades y no quiero eso, tengo muchas cosas por hacer!

Este sonrió una vez más negando con la cabeza.

- De acuerdo entonces déjame llevarte adentro.

El otro asintió.

Bajo del auto y dirigiéndose al copiloto la abrió, el castaño se sostuvo del ventanal y del asiento para ponerse de pie, pero al llevar uno de sus pies a la banqueta este se resbaló haciéndolo flaquear un poco y casi caer al suelo, y antes de que aquello sucediera el lobo llevo uno de sus brazos alrededor de su cintura atrayéndolo a su cuerpo. Sintió su corazón acelerado y armonioso, percibió su aroma peculiar a dulce, vio de primera mano su rostro lleno de pequeños lunares.

El humano confundido se apartó del hombre frente a él para poder ponerse en pie y llegar a la protección de su cama.

- Gracias por traerme a casa - dijo apenado - Lamento haber intervenido en que buscarás a tu hermana.

Este lo miro entre estupefacto y feliz, algo que no lograba describir.

- Bueno nos vemos Hale - hizo un movimiento con su mano derecha y camino hasta la entrada.

- Me llamo Derek - dijo haciendo que el otro sonriera.

- Nos vemos Derek.

La puerta se cerró después de eso.

- Y no buscaba a mi hermana, si no a ti - dijo ya en la soledad, el momento exacto en que comprendió lo que era estar enamorado después de tanto tiempo.

Pero también era cuando iniciaba su más grande preocupación, ser un lobo después de todo no era sencillo.

...

I will not hurt youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora