Finales y comienzos

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Flor había llegado temprano otra vez.

Se le estaba haciendo costumbre. Pidió un jugo de naranja, pero después se arrepintió. Llamando al mozo, lo cambió por un café. Necesitaba la cafeína. Tal como lo había previsto, no había podido pegar un ojo en toda la noche. Virginia no la había ido a buscar para llenarla de preguntas, que es lo que Flor había pensado. En realidad, había querido hablar de su padre. Flor no estaba de humor para eso, pero dado que le estaba ocultando tantas cosas a su hermana, había terminado cediendo. La charla se había hecho eterna y Virginia se había quedado a dormir con ella. Su padre, Dani, todos los cambios. Había muchas cuestiones en la vida de Flor que le daban vuelta sin acabar.

Ella, principalmente.

Virginia se había quedado y Flor no había podido encargarse del asunto sin terminar que había comenzado con esa llamada telefónica. No quería pensar en eso ahora, eso era seguro. La conversación que tenía por delante nada tenía que ver con aquella que había tenido con Jazmín. Nada más alejado, realmente.

"Hola, amor, gracias por venir", una voz masculina interrumpió sus pensamientos. Dani se sentó en la silla ubicada frente a la suya y, por su aspecto, Flor sabía que él tampoco había dormido mucho la noche anterior.

"Yo te cité a vos, boludo", a Flor se le escapó, pero supo que Dani iba a ignorarlo. Con un poco de perspectiva, se había dado cuenta que eso era algo que Dani siempre hacia. Cuando ella decía algo que a él no le gustaba, o no encajaba con su plan, simplemente lo ignoraba.

Dani se pidió una café y Flor uso esos minutos para tratar de controlar su respiración. Él le seguía sonriendo como si nada estuviera pasando entre ellos. "Bueno", comenzó, "quería hablarte un poco más de lo que pasó entre nosotros ayer..."

"No hace falta, comprendo completamente", la interrumpió Dani. "Yo sé que lo de tu viejo fue un golpazo. Es normal sentirse un poco ahogada y seguramente actuaste por reflejo, tratando de alejarte de mí. Y está bien, Flor, es normal..."

"No", le dijo Flor, con la voz cortante. "No", volvió a repetir, negando con la cabeza. No quería enojarse con Dani, no hoy, pero ¿cómo no hacerlo? "Vos no te vas a sentar ahí y vas a venir a tratar de explicarme a mí lo que siento yo, ¿me entendiste?"

Dani se quedó. Seguramente no había pensado que la conversación iba a tomar ese rumbo. "Yo lamento mucho esto, Dani, de verdad, no te das una idea. Pero vos y yo, vos y yo no funcionamos".

"¿Qué estás diciendo? ¿Cómo que no funcionamos?"

"Dani, en algún nivel tenés que haberte dado cuenta de que las cosas con nosotros no están bien".

Dani se quedó callado. Flor se puso a acomodar los sobrecitos de azúcar mientras pensaba en cómo seguir la conversación. "No sabemos cómo hacernos felices".

"Yo soy muy feliz con vos", le respondió él, con la voz suave y los ojos tristes. Flor se había preparado para algo así, pero de todas maneras se sintió mal.

"Perdoname, Dani", dijo. A pesar de la culpa, no estaba dispuesta a echarse para atrás.

La cara de su esposo cambió. De ese chico triste y enamorado pasó en un segundo a portar una mueca que le avisaba que estaba por decirle algo cruel.

"¿Quién te está llenando la cabeza? Vos no sos así, ¿son tus hermanas?"

Era muy de Dani, subestimarla. ¿Por qué le había costado tanto tiempo darse cuenta de la relación horrible que tenían?

"Vos no me conoces, eso pasa. Me hubiera encantado no tener que estar diciéndote estas cosas. Pero yo no puedo seguir con este matrimonio. Y creo que a la larga te vas a dar cuenta de que esto es lo mejor para los dos". Se sorprendió a sí misma con la tranquilidad de su voz. No iba a caer en sus provocaciones. Cuando una está segura de algo, se dio cuenta, todo lo demás llega con mayor facilidad.

SeráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora