Jazmín llegó temprano al hotel, incentivada por una invitación de Flor a desayunar. Su novia sonaba de buen humor, por lo que Jazmín suponía todo había estado bien en la cena de la noche anterior. Saludó a Leo al llegar, que parecía más desbordado que de costumbre, y siguió su camino hasta el comedor. El lugar estaba lleno. Era, después de todo, la hora pico del desayuno. En una esquina, sentada sola y, Jazmín creía, esperándola, estaba sentada Florencia. Tomaba de su taza con un aire tranquilo que hacía que el corazón de Jazmín latiera con más facilidad.
Jazmín se permitió unos segundos para observarla. Era tan linda. Le gustaba cuando usaba ropa amarilla, como la remera que tenía ahora puesta, porque así la había pintado Jazmín por primera vez. Llena de amarillos y naranjas, envuelta en la cálida luz del sol, siendo ella misma luz. Porque eso era para Jazmín. Luz. Nunca le había mostrado esa pintura, y no sabía si alguna vez lo haría. La había pintado sin saber que la estaba pintando. Y al terminar, se había asustado al darse cuenta lo mucho que sentía por su amiga.
Suspirando, Jazmín se acercó a la mesa en donde Flor estaba sentada y se dejó caer en la silla libre. Flor le sonrió con sorpresa, como si no la hubiera estado esperando, aunque había sido ella quien la había invitado. "Hola", le dijo Jazmín.
"Hola", le respondió. Mirando para los costados, Flor pareció decidir al vuelo y, apoyándose en la mesa, se cruzó sobre la misma y besó a Jazmín en los labios con rapidez. "Hola", volvió a decirle Jazmín, que se podía acostumbrar a esos tipos de gestos con facilidad. La sonrisa de Flor se volvió aun más brillante y Jazmín no pudo más que dejar que su propia sonrisa se agigantara.
"Te preparé todo lo que te gusta", le dijo Flor, gesticulando con su mano para mostrarle la mesa llena de cosas ricas. "¿Café o té?" le preguntó. "No, té. Tenés cara de que ya tomaste café cuando te levantaste, ¿no?" Jazmín asintió, totalmente cautivada por Florencia. La miró mientras se paraba y se dirigía hacia donde estaban las infusiones. Y la miró mientras volvía y dejaba el té en su lado de la mesa.
"Gracias, Flor", le dijo, tomando el primer sorbito. Desde hacía meses que Jazmín asociaba ese sabor con Florencia. No importaba lo lejos que se había ido, no importaba, porque cada vez que probaba aunque sea un poquito de té, todo se llenaba de Flor. "Qué rico".
"Ayer, al final, sí hablé con mis hermanas", le dijo Flor. Primero, Jazmín se sorprendió, pero después se sintió aliviada. Porque si Flor estaba de ese buen humor, entonces las cosas no podían haber salido tan mal.
"¿Y?" le preguntó, ansiosa.
"Y tenías razón. Va a estar todo bien", le dijo, tomándola de la mano. Jazmín se mordió el labio y dejó escapar una gran bocanada de aire.
"Cuanto me alegro, Flor" respondió, acariciando el dorso de su mano con su pulgar. "No te das una idea".
"Se dio todo muy natural. Y lo dije. Y va a estar todo bien. Está todo bien. Gracias".
Jazmín negó con la cabeza. "Si yo no hice nada".
"Sí que hiciste. Todos los días".
"Y vos también, Flor. Vos haces todos los días cosas para poder ser feliz". Jazmín sabía que Flor iba a volver a retrucarla, pero la cortó antes. "Desayunemos, ¿dale? Me muero de hambre y quiero comerme todo".
Flor cedió, apretando la mano de Jazmín con fuerza antes de soltarla. Se dedicaron a desayunar acompañadas de charla liviana. Poco a poco, el comedor se empezaba a vaciar, pero Flor y Jaz no tenían apuro.
"Che", empezó Flor, "¿a qué viniste ayer al hotel? ¿A hablar con Lolita?"
"Si", respondió Jazmín. Había tenido la intensión de contarle a Flor ayer, pero las cosas habían tomado otro rumbo. "¿Viste que estoy pensando en abrir un lugar mío? O que estoy coqueteando con la idea, en realidad. Bueno, Lolita quiere invertir".
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Será
FanfictionAU. Flor se casa. Jazmín se va a Córdoba. Siete meses después, lo inevitable se cobra una deuda.