Flor se levantó el domingo con el ruido de la fuerte lluvia que azotaba Buenos Aires. Era como un presagio del día que tenía por delante, pensó. A su lado, Miranda dormía sin inmutarse, como solía hacerlo. Todavía no eran las siete de la mañana, pero Flor sabía que no iba a poder volver a conciliar el sueño. Resignada, se levantó y se dirigió hacia la cocina. Uno de los ayudantes de Javo (habían necesitado dos, finalmente, para reemplazar a Jazmín) ya se encontraba trabajando. Cruzaron palabras cordiales, como siempre lo hacían, y Flor se las ingenió para robar una de las masitas que estaba preparando para el desayuno.
Faltaba más de media hora para que los huéspedes bajaran a desayunar, por lo que Flor se permitió sentarse en el medio del comedor, todavía en pijama y mirando la lluvia a través del gran ventanal. El domingo había llegado volando, su acercamiento camuflado entre reuniones y Enrique y Norma y el cumpleaños de Jazmín. Ni había pensado en que iba a hablar con su mamá ese mediodía. Todavía faltaban varias horas para el encuentro, pero eso era de alguna manera peor. Flor deseaba ya sacárselo de encima.
Todavía con la incertidumbre rondando por su cabeza, Flor decidió volver a su habitación y prepararse para el día gris que la esperaba.
*****
El domingo, dentro de todo, estaba resultando bastante tranquilo. No había problemas con los huéspedes, ni con las reservas. La lluvia seguía cayendo, pero a esa altura se había transformado más que nada en una romántica compañera. Carla las había citado a Miranda y a ella a una reunión para discutir un temita que continuaba sin resolverse con los proveedores y mágicamente, las tres lo habían resuelto con facilidad. Flor estaba a punto de irse para encontrarse con su mamá cuando Carla la frenó con una pregunta.
"¿Qué onda vos? Últimamente trabajas y apenas terminas te tomas el palo. ¿En qué andas?"
La pregunta no era una sorpresa. Flor casi no pasaba más tiempo que el necesario en el hotel. Una vez que había cumplido con sus tareas y todo estaba bajo control, se iba. Jazmín todavía no había conseguido trabajo, por lo que aprovechaban el tiempo libre de ambas al máximo. Por las noches, Flor trataba de hacerse presente en su habitación para no levantar sospechas, pero no siempre tenía éxito: Jazmín sabía exactamente qué hacer y decir para convencerla de quedarse. No que tuviera que intentarlo tanto, si era honesta.
"En nada", respondió. Se sorprendió a ella misma con la firmeza de su voz. No le debía explicaciones a Carla ni a nadie.
"Dale, nena", insistió su hermana, "te conozco". La miró fijo por un momento y Flor se desafió a si misma a no apartar la mirada.
"Hmm".
Carla la miró como sabiendo un secreto y dejó que una sonrisa gigante adornara su cara. "Vos tenés un chongo", sentenció con un tono que mezclaba curiosidad y algo de celos. Flor respiró con tranquilidad, preparada para decir algo, aunque no sabía exactamente qué. Pero su hermana le ganó de mano. "Todo me cierra ahora, estás como muy linda últimamente. ¿Lo tenías antes del divorcio?"
"Ay, Carlita", dijo Miranda, "una no necesita de un hombre para estar linda".
"No, Carla. Y menos que menos yo", agregó Flor, tirándole una mirada cómplice a Miranda. Después se fue, y la respuesta de su hermana quedó encerrada en la oficina.
*****
"¿Y Dani?"
Su mamá se acercaba a la mesa que ocupaba Flor a una velocidad preocupante. Lo primero que había salido de su boca ya había logrado irritar a Flor. Ni un "hola", aunque sea para aparentar.
"Dani no va a venir, mamá", le contestó, tratando de apelar a su paciencia.
"Está viajando, ¿no? Como trabaja ese chico", le dijo sentándose. Ni un beso le dio.
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Será
FanfictionAU. Flor se casa. Jazmín se va a Córdoba. Siete meses después, lo inevitable se cobra una deuda.