En el agua

5.1K 234 33
                                    

Era la tercera mañana seguida que Flor se levantaba sola en la cama. El lado de la cama de Jaz estaba frío y todavía no eran ni las siete de la mañana. Flor suspiró, estirándose bajo las sábanas y dejando que el rico aroma que provenía de la planta baja monopolizara sus sentidos. A Flor le hubiera gustado que las circunstancias rodeando esa invasión de vainilla hubieran sido otras, pero eso era algo que no podía controlar.

Se levantó de la cama algunos minutos después. Se puso un sweater que Jazmín había dejado colgado en el perchero la noche anterior y comenzó su rutina de mañana. Luchó contra su instinto de hacerlo todo rápido. Había aprendido en terapia que era importante tomarse sus tiempos y desmecanizar las acciones cotidianas y, pese a que deseaba llegar hasta donde estaba Jazmín con urgencia, igual trató de respetar eso.

Cuando llegó al pie de la escalera, se detuvo y observó con atención. La mesa del living estaba cubierta en su totalidad. Masitas, tartaletas dulces, un cheescake y...¿eso era un pan dulce? Si, era un pan dulce. Flor caminó hasta la cocina y observó algo que la venía recibiendo hacía ya tres días: a Jazmín, con su pelo atado en un rodete muy casual, yendo y viniendo entre el horno y la mesada, y la cocina hecha un desastre de cosas.

"Buen día", dijo al ver que Jazmín no había notado su presencia todavía y parecía que no iba a hacerlo por un buen rato.

"Hey", le respondió Jaz, dándose vuelta para verla, pero sin dejar de revolver. "Buen día, mi amor".

Flor esperó algunos segundos, pero Jazmín seguía ensimismada en su tarea. "¿Te levantaste muy temprano?"

"No, hace un par de horas", explicó.

"Son las siete. Así que si te levantaste hace un par de horas..."

"¿Igual que importa? De última puedo dormir una siesta. No es como si tuviera un trabajo o algo que me lo impidiera". El tono de Jazmín era punzante. En otro momento, a Flor le hubiera molestado que le hablara así. Le molestaba ahora, también, porque Jazmín no era así, pero sabía que la cosa no era con ella. Jaz dejó de revolver y apoyó el recipiente que sostenía en la mesada. Se sopló el flequillo con irritación. "No podía dormir", dijo, con más dulzura y sin poder ocultar la frustración. "Y voy a almorzar a lo de Fede hoy y viste que come como un animal. Pensé en llevar algo".

Flor volvió a mirar a su alrededor. Algo era una forma de llamarlo, claro. "Si, come como un animal", coincidió Flor. "¿Querés que te ayude?"

"No, de verdad. No quiero joderte", le dijo Jazmín y se quedó mirándola. Después en su cara se formó una mueca de pánico. "Ay, te desperté", dijo.

"No", se apresuró Flor a asegurarle. "Para nada. Hoy me encuentro con Enrique, salgo re temprano y después tengo una reunión en el hotel, así que me puse la alarma".

"Si, me había olvidado. Perdón".

"No pasa nada. Me voy a hacer un té, ¿si?"

"Si", respondió Jaz, corriéndose y agarrando la pava para llenarla de agua. "¿Sabés qué?" preguntó, pero no dejó que Flor dijera nada. "Te voy a preparar un tupper para que le lleves a Enrique. Algo me sobra. ¿Te parece?"

Esa mañana, Flor salió de la casa de Jazmín armada con cinco tuppers y una preocupación que seguía creciendo.

*****

"Dios mío, esto está muy espectacular", le dijo Carla con la boca llena. Florencia levantó la vista de la computadora para ver a su hermana, que tenía en la mano una de las tartaletas frutales. Frutillas. "Muy rico de verdad, ¿por qué esto nunca estuvo en el menú?"

SeráDonde viven las historias. Descúbrelo ahora