-¿Qué tengo?-pregunté preocupada.
-Tranquila, no tienes nada, tan solo un golpe muy fuerte fácilmente curable. Pero la mala noticia es que...
Agarré fuertemente la sábana que me cubría, esperando su respuesta.
-Pues que te tenemos que operar.-dijo el médico de pelo castaño cobrizo.
No supe cómo reaccionar; me quedé mirando un punto fijo de la pared.
-¿Es difícil la operación?-conseguí preguntar con un hilo de voz.
-No, ese es el lado bueno. Es muy sencilla, de apenas una hora. Tan sólo tenemos que introducirte un tubo por la boca para comprobar si hay daños, y en el caso que los haya, te abriríamos un poco por esta parte-dijo mientras ponía su índice sobre un punto sobre mi ombligo-para colocar las paredes del estómago.
Tragué saliva y empecé a sudar.
El chico percibió mi nerviosismo y me acarició el pelo. Sus ojos oscuros me miraron y unas arrugas aparecieron a su alrededor al sonreír. Debía tener treinta años, pero aparentaba más.
-No te preocupes. Estarías mucho peor si tu amiga no te hubiese traído tan rápido.
Cuando abrí la boca para preguntar dónde estaba, apareció por la puerta.
-Os dejaré solas.-dijo el médico. Antes de salir, se dio la vuelta y me dijo:-Ah, y la operación será mañana, así que descansa.
Asentí en silencio y el chico salió de la habitación cerrando la puerta detrás suyo.
Judith vino a paso rápido y en cuanto llegó a mi camilla, me abrazó.
-Lo siento muchísimo, de verdad.-dijo al borde de las lágrimas.
-No pasa nada, fue mi culpa, no me acordaba de que tenías claustrofobia...-dije acariciando su espalda.
-Pero fui una bruta...-susurró mientras sus hombros se movían debido al sollozo.
-Fue un acto reflejo...
-Lo siento.
-Deja de disculparte.-dije tratando de consolarla.-Te perdono. Además, si no me hubieses traído, a lo mejor ni siquiera estaría hablando contigo.
Se tranquilizó un poco, y estuvimos unos minutos abrazadas. Al fin, Judith se apartó y se sentó en la camilla.
-¿Qué tal estás?-me preguntó.
Tenía los ojos rojos, pero su sonrisa era igual de sincera que siempre.
-Bien, un poco nerviosa, pero bien.
-Tranquila, es una operación muy sencilla, ya verás como a los dos días ya estás morreándote con Mark.
Le di una patada y me reí.
-Ah, por cierto.-se levantó y se fue hacia la puerta.-Aquí está.
Judith abrió la puerta y tras ella apareció Mark, con su sonrisa que siempre me derretía.
-Os dejo solos.-dijo mi amiga. Antes de salir, me guiñó un ojo.
-Hola.-saludó el chico sonriéndome.
-Hola.-respondí avergonzada de que me viese en esas condiciones.
-¿Qué tal estás?-preguntó, sentándose en la camilla.
Me encogí de hombros y me arropé más.
-Tranquila, no se te ve nada.-dijo acariciando mi mejilla.
Sonreí y me bajé un poco la sábana.
-¿Por qué has venido?-pregunté extrañada.
-¿Pensabas que no te iba a visitar? Qué poco me conoces...-dijo con una sonrisa burlona.
Me reí, pero me dolió el estómago, así que llevé mi mano sobre este para intentar que el dolor cesase.
-¿Estás bien? ¿Qué ha pasado? ¿Llamo a alguien?-preguntó Mark preocupado.
-Sí, sí, no pasa nada, tan solo me duele un poco.-traté de sonreír, pero el dolor me lo impedía.
-Es mejor que descanses, ¿vale?-el chico se levantó y me dio un beso en la frente.-Duerme.
Observé cómo desaparecía por la puerta y poco a poco fui cerrando mis ojos.
******
-_______, ¡despierta!-exclamó una voz.
-¿Qué pasa?-pregunté alterada.
Traté de abrir los ojos, pero no me respondían.
Unas manos me agarraron de los hombros y me zarandearon.
-¡Vamos! ¿A qué esperas?-volvió a gritar.
Me sonaba su voz, pero no alcanzaba a averiguar de quién era.
Aún sin ver, me senté sobre la camilla y bajé al suelo. El contacto con el suelo hizo que un escalofrío me recorriera todo el cuerpo, pero lo ignoré y fui caminando con los brazos extendidos por si me chocaba.
-¡Sígueme!-gritó la voz.
Unas manos me agarraron de la muñeca derecha y me llevaron a rastras.
Traté de quitármelas de encima, pero eran demasiado fuertes.
Cuando casi conseguí escapar, un olor a quemado me llegó a la nariz.
-¿A qué huele?-pregunté corriendo.
-¿A qué va a oler? ¡A humo! Hay un incendio, así que corre más.-insistió.
Tragué saliva y dejé que me guiara.
Escuché un portazo y nos paramos.
-Aquí estamos a salvo.-dijo la voz.
Poco a poco conseguí abrir los ojos, y ante mí vi al médico que me había atendido.
-Y ahora...-dijo cambiando su tono de voz.
Caminé hacia atrás, pero me choqué con una pared.
El médico sacó de un bolsillo un taladro y me lo acercó a la cara.
-Hora de operar.-dijo con una voz cantarina.
De una puerta salieron decenas de enfermeros con diferentes instrumentos de tortura.
-¡Dejadme!-grité, pero no me escuchaban.
Justo cuando una batidora iba a tocarme la oreja, desperté.
Y grité.
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HOOOOLAAAA :3 que tal va todo? espero que bien :D este capitulo es muy gñe,pero como no tengo nada en mi cabeza pues... escribo lo que me viene:') muuchas gracias a todos,sois geniales ♥♥ un besoo
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Mil recuerdos(Macklemore) [PAUSADA TEMPORALMENTE]
Fanfiction_______ Fernandez, 18 años. A punto de entrar en una prestigiosa universidad cerca de su casa en España, pero para ello tiene que hacer una prácticas en Los Ángeles para que le concedan la beca. Llega allí llena de ilusión y esperanzas de realizar b...