—Y eso.—finalicé.
No había salido de mi habitación desde el mensaje de amenaza, y Judith se había preocupado, así que me obligó a contarle lo que me pasaba y la razón por la que no había ido a las prácticas. Al principio no quería, pues ya le había contado demasiadas cosas que la podían poner en peligro, pero era una chica muy cabezota y no me quedó más remedio que soltar lo ocurrido.
La chica ahogó un grito al terminar yo de contar la historia.
Arranqué nerviosa un hilo suelto de la sábana de mi cama.
—Pe... pero...—parecía como si no supiese qué decir.—_______, no puedes seguir con esto. No sólo te daña a ti, sino a todos los que te rodean...—su rostro se tornó serio.
—¿Pero qué puedo hacer?—pregunté preocupada.—Si no les hago caso, dirán mi secreto...
Mi amiga suspiró y me cogió suavemente de las manos.
—Mira, sé que no te gusta la idea, pero... aquí todos te queremos y te conocemos lo suficiente como para saber que eres una chica fuerte y que se hace respetar... Que sepan que te hacían...—la miré con dureza, haciendo que evitara la palabra.—... ya sabes qué, no va a cambiar nada. ¿No sería mejor que todos lo supieran para no poner tu vida en peligro?
—Sé que eso es lo más fácil para todos, pero a mí me resulta difícil, que de repente todos sepan un secreto que no había contado a nadie...
—Pero es la única opción que tenemos.—sonrió tristemente.—Así no estaremos en peligro...
Un momento, ya sé por qué insistía en que todos supieran el secreto para que el desconocido dejara de amenazarme. Porque no quiere estar en peligro.
—Tú tienes miedo.—susurré.
—¿Qué?—preguntó, no sé si porque no me había entendido o para afirmar lo que había escuchado.
—Quieres que todos sepan el secreto para que el desconocido me deje en paz y así dejes de estar en peligro.
—¿¡Pero qué dices!? ¡Lo digo por tu propio bien!—exclamó enfurecida.
—¿Entonces por qué insistes tanto? ¡Sabes que ese secreto me duele mucho contarlo, si me dolió decírtelo a ti, a los demás mucho más! —exclamé.
—Estás diciendo que te dolió poco contármelo porque no te importo, ¿verdad?—iba a negarlo, pero no me dejó hablar.—Es cierto lo que dicen. Estás conmigo por no estar sola.
—¿Qué dices? ¡Tengo muchos más amigos aparte que tú, en todo caso serías tu la acoplada!—dije sin pensar, dominada por la furia y el dolor que me provocaban sus palabras.
—¿Conque eso piensas, eh? Yo paso de estar con una que me llama falsa, a pesar de que me preocupo por ella.—se levantó y salió de la habitación, dando un portazo.
En ese momento me di cuenta de lo estúpida que había sido. Mi orgullo había hecho que perdiera a mi mejor amiga. En el fondo sabía que tenía razón, la mejor opción era decir mi secreto... Pero, ¿por qué dudaba tanto acerca de ello? Pues porque tenía miedo de que volviese a pasar todo lo que sufrí en un pasado. ¿Y si al enterarse de que sufrí bullying me ven como una presa más fácil y me vuelven a atacar sin piedad, incluso sin conocerme?
Me hice un ovillo en la cama y comencé a llorar silenciosamente.
Escuché unos leves golpes en la puerta.
—Quiero estar sola.—dije.
—_______…, soy yo.—dijo una voz inconfundible. ¿Qué hacía él aquí?
Susurré un pasa y me limpié las lágrimas con el dorso de la mano.
Al ver al chico, las lágrimas amenazaron con salir de nuevo, pero cerré los ojos con fuerza para evitar llorar, y funcionó.
—Mark... ¿qué haces aquí? —conseguí preguntar.
—Judith me ha dicho que estabas muy mal y que necesitaba a alguien querido.—vaya, ¿en serio había hecho eso? Otra razón que demuestra lo mala amiga que soy.—Cuéntame, ¿qué te pasa?
Se sentó al lado mío y me rodeó con su brazo. Apoyé mi cabeza en su hombro, disfrutando de su calidez.
No podía contarle nada, le pondría en peligro, y ya tengo suficiente con haber puesto en peligro a mi mejor amiga, no podía permitirme el lujo de añadir a la lista a mi novio... Bueno, aún no sabía si éramos pareja.
Pero confiaba en él, ¿no?
Cuando abrí la boca para empezar a hablar, descubrí que las lágrimas habían empezado a bajar por mis mejillas y que Mark me abrazaba aún más fuerte.
—Tranquila...—susurró.
Me pegué más a él y lloré en su hombro.
Nos inclinamos poco a poco hasta quedar tumbados, uno en frente del otro.
No podía controlar mi llanto, pero el chico era paciente y me acariciaba el pelo.
Cuando finalmente conseguí dejar de llorar, fue porque me había quedado dormida.
Mi brazo derecho descansaba en el pecho de Mark, mi izquierdo estaba recogido cerca de m cara y mi pierna derecha se encontraba enrollada con la izquierda del chico, quien seguía aún con su mano sobre mi pelo.
—Descansa.—susurró.—Ya me lo contarás otro día.
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Mil recuerdos(Macklemore) [PAUSADA TEMPORALMENTE]
Fanfiction_______ Fernandez, 18 años. A punto de entrar en una prestigiosa universidad cerca de su casa en España, pero para ello tiene que hacer una prácticas en Los Ángeles para que le concedan la beca. Llega allí llena de ilusión y esperanzas de realizar b...