» V - Parte.

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Shinichi le empujó con fuerza lejos de sí mismo. La espalda del ladrón azotó contra la pared, sintiendo el fuerte sonido en especial de la cabeza contra el concreto. Shinichi colocó su mano sobre su boca, limpiándose la saliva que el otro esparció a causa del beso baboso que había recibido. El ladrón sonrió ladino, un poco impactado por la repentina reacción, pero saboreando la sangre que quedaba entre sus dientes del detective.

Eso es lo que había sucedido, que Kaito lo mordió.

—¡Eres un maldito estúpido, Kuroba Kaito! —ladró, cubriéndose ahora con la manga de su camisa la sangre que descendía desde la herida. No creía que hubiera sido más grande, pero quedaría morado sin lugar a dudas.

El mago sintió como su mundo se desmoronaba en agua derretida al escuchar a la perfección y claramente su nombre desde la boca del otro, pero siendo que aún vestía el traje de Kid. Maldita sea. Se había descuidado demasiado y ya había echado todo por borda. El detective se colocó de pie, con un rostro de indignación e ira contenida. Todo lo dulce de su aroma había sido desprendido, y no quedaba más que un olor amenazante, una sensación de dominancia que no tenía ningún otro alfa u beta. Era único de Shinichi, esa polaridad en su género.

Eso no evitaba que Kaito temiese. Temía por los cambios repentinos y por los errores cometidos, pero joder que los labios de Shinichi sabían bien. Kudo se acercó hasta su posición, inclinándose tan solo un poco para tener sus ojos un poco más a altura. Kuroba Kaito nunca había recibido un golpe tan fuerte como ese, el detective había dado un puñetazo certero, que él sabía que se marcaría y que quizá había dislocado algo de su dentadura.

Se lo merecía.

—¡¿QUÉ MIERDA PENSABAS?! —Trataba Kudo de mantener la compostura, guardar un poco de la paciencia y calma que parecía caracterizarle, pero no lo conseguía. —¡¿Tú estúpido pene de alfa no puede pensar en otra cosa?! ¡¿Solo tú maldita necesidad?! —asaltó ofendiéndole. Kuroba nunca sintió que las palabras de alguien hubiesen calado tan profundo en sí mismo. Todo porque sí era verdad.

—Shinichi... Shinichi yo no —comenzó a decirle, pero era interrumpido nuevamente. Kudo tomó la barbilla del otro, para obligarle a mantener su mirada.

—Cállate. Eres repugnante. —declaró con rencor, apretando más de lo que debía ese trozo de piel que tenía bajo sus dedos. —Si quieres un maldito omega, búscate un orificio más sencillo. No me jodas.

Lo siguiente que Kid observó cuando levantó su lúgubre mirada, fue a Shinichi abandonando la azotea de ese edificio rápidamente. Su postura y todo él nunca delataría que era un omega, Kaito lo había podido comprobar por la propia mano de su detective contra su mejilla. Todavía ardía. Tenía una fuerza increíble.



Hakuba Saguru no quería hacer comentarios al respecto cuando Shinichi volvió a su lado, portando una marca al borde de su cuello, con pequeños rastros de sangre, pero que más parecía un chupetón. Por supuesto, él no quería decir nada, pero la curiosidad estaba matándole. Sentía como todos sus dotes estaban demasiado activos tratando de ver a través de solo una marca que no tenía evidencia alguna. Shinichi no parecía de buen humor, ni siquiera hablaba o respondía las palabras dirigidas a él, solo permaneciendo estático apretando los puños con fuerza.

Kudo sentía impotencia. Emoción provocada a causa de cómo casi había sido dominado por Kuroba Kaito, como su cuerpo no le hacía caso y reaccionaba como él quería al contacto con el otro chico. Él no dejaría que nadie marcase su cuerpo a menos de que él lo quisiera, ¡y en definitiva, no quería a ese estúpido ladrón! Se había sentido tan sucio y despreciable, lo que era obvio... No podía sencillamente dejarse llevar por la calentura de su cuerpo reaccionando y acostarse con el mago, permitirle marcarlo o ser sumiso en su presencia. No podía ni lo haría, ¡Shinichi ni siquiera le conocía bien! con algo de suerte llevaba apenas una semana conociendo al verdadero ladrón.

Límite { Kaishin | Shinkai }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora