Especial 02

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{ Damián }

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Sudó frío cuando en medio desplante escénico, uno de los asistentes se acercó al escenario, más aterrado que él a entregarle el móvil puesto en una bellísima bandeja de plata. Estaba llevando a cabo uno de los importantes espectáculos y había sido muy claro al ordenarle a ese chico que si sucedía algo relacionado a Shinichi Kudo podía interrumpirle, sin embargo, estaba más que claro que la noticia de que su hijo venía en camino no se la esperó.

¡La cita para la cesárea la tenían prevista en dos semanas más!

Estaba entrando en un colapso interno de nervios, manteniendo su acostumbrada poker face mientras acallaba sus ganas de gritarle al mundo entero su felicidad, pero con esa abrupta interrupción, estaba siendo muy torpe para volver toda la atención de su público a las sorpresas para ellos dispuestas. Su madre, la que le miraba desde los asientos de primera fila, entendió aquellos desenfrenados movimientos, adelantándose a su propio hijo para recoger todo lo que necesitaría y llevar todo aquello al auto, si no estaba equivocada, y por supuesto no lo estaba, en cuánto terminase la presentación, a la que no le quedaban más de cinco minutos, Kaito volaría a través de la ciudad para alcanzar al joven detective que tenía que estar de camino al hospital.

. . .

Hattori se mordió la lengua para aguantarse el grito de dolor que urgía soltar en cuánto más apretaba su querido amigo sobre su muñeca. Había oído rumores del estado alterado completamente descolocado de un omega a punto de dar a luz, pero él no esperaba vivirlo en primera persona, mucho menos con alguien que no era ni fue su omega.

Notó la mirada de advertencia del chofer en cuánto le miró por el retrovisor, y bajando la ventanilla del automóvil, empezó a gritar desenfrenadamente para que los de urgencia pudieran ayudarle a llevar a Shinichi. Rogaba porque Kaito, el único que podría calmar al detective, llegase lo más pronto posible. En cuanto el montón de paramédicos y enfermeras escucharon su alboroto fuera, salieron rápidamente para revisar al chico y adentrarle en una silla de ruedas.

—¿Él ya viene? —la voz adolorida de Shinichi se hizo oír. Aguantaba con sus manos su vientre, encogiéndose sobre sí mismo intentando aminorar el dolor.

Hattori asintió —Por supuesto, tiene que estar por llegar. —afirmó, notando una pequeña sonrisa en los labios de Kudo.

Una enfermera le retuvo por el brazo, indicándole que ya no podía ir más allá. Shinichi asintió un poco para indicarle que todo iría bien, pero a pesar de esa confianza, ni él mismo estaba seguro de ello. Dolía tanto, que lo que más quería es que terminase pronto.



x

{ Conócelo }

Cuando estuvo en el interior de esa habitación, con las delgadas cortinas a los costados de la ventana, dejando paso a la tenue luz de una mañana espléndida, con una temperatura ideal; recién se fijó en Shinichi. Su amado lucía increíblemente cansado, tenía unas ojeras muy marcadas bajo los ojos y su piel definitivamente lucía más pálida, pero a pesar de todos esos efectos, se veía demasiado tierno y ensimismado mirando a ese pequeño bulto entre los brazos. Kaito ni siquiera se había cambiado desde la noche anterior, aun luciendo el atuendo de su galante actuación. Pese que le dejaron verle antes, solo se le permitió observar desde fuera para permitir que Shinichi descansara, pero ahora, con la persona que más amaba sosteniendo a la otra persona que más amaría, sentía su corazón muy lleno de lo mismo que sintió cuando comprendió cuánto amaba a Shinichi.

Límite { Kaishin | Shinkai }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora