Especial 01

5.2K 263 150
                                    


{  D  a  m  i  á  n  }

[1/2]



x

{Revelación}

Justo cuando los vítores y los aplausos habían llenado la sala, agradecidos por la ilusión y asombro que habían sido capaces de expectar a causa de la habilidad del mago, Shinichi sintió que el estómago se le hacía un retorcijo de la comida que ni siquiera consumió. Se sostuvo con dificultad a la mesa y a causa del dolor que no podía aguantar, así como las náuseas, tampoco logró esquivar la copa de cristal que acabó horriblemente fragmentada, con todo su líquido derramado encima del mantel y parte del suelo. El mesero que acababa de atenderle se espantó del rostro pálido que poseía el detective y ese aroma peligroso que desprendía cada parte de su piel. Le tomó en brazos aún sí sentía que él mismo iba a quemarse al contacto con el detective, y mientras las alabanzas al mago en el escenario continuaban su incansable ruido, Shinichi era depositado en un cubículo del baño que permitiría que todo lo que quería expulsar su cuerpo acabase en un lugar más sencillo de limpiar.

El chico estaba a punto de dejarle unos segundos para correr a avisar al mago, pero Shinichi, como pudo, tomó la tela de su pantalón, reteniéndole.

—No le digas nada. —dijo, y el mesero supo que eso ni siquiera era una petición, era una orden clara. —Espera que él salga del escenario y tráelo aquí. —finalizó, soltándose del agarre y sosteniendo ahora la taza del baño. El joven mesero asintió y corrió fuera del lugar para esperar tras las cortinas la salida de Kuroba Kaito.

Shinichi quería odiarse a sí mismo y odiarlo a él por este momento, ¡ni siquiera iba a poder explicárselo como planeaba! El dolor de su vientre era sencillamente insoportable y por primera vez y aunque de forma inconsciente, odió ser un omega. ¡Cómo dolía esto, hubiera querido arrancarse todo lo que estaba debajo de la piel! Con una mano sosteniendo su abdomen, justo la zona dónde un pequeño crecía, y la otra en la taza, Shinichi dejó escapar todo, lo que casi era solo líquido, incluso la sensación de que sus órganos iban a salirse por su boca se hizo bastante real, y con asco de su propio vómito, no podía más que seguir con arcadas.

Estaba consciente de que el aroma en el ambiente había cambiado a causa de él. El olor, antes dulce, se había vuelto denso e insoportable, solo como una consecuencia de su condición como forma de protección. Y a punto de desfallecer, el color a su piel volvió cuando el de cabellos alborotados entró azotando la puerta del baño. Kaito no tenía ni la más mínima idea de lo que sucedía, ni porque del ambiente turbio, por lo que por su mente pasaban una y mil especulaciones del peligro que podía correr Shinichi. No entendió nada hasta que llegó al lado de su amado, y vio su rostro lastimero, sujetándose el vientre débilmente. En este instante él se hizo una idea, una que no pudo procesar cuando su detective había acabado desmayado en sus brazos. Estaba lánguido, frío, tanto que incluso parecía un muerto.

—¿Shinichi? —cuestionó, moviéndole el rostro con intención de que los bellos ojos azules del otro le mirasen, pero eso no sucedió. —¡¿Shinichi?! —volvió a cuestionar, en una crisis de pánico que había vuelto a sus ojos un par de orbes rojas que no aguantaban cerrarse ni un instante, por medio a perderse un segundo de lo que sucedía.

Kuroba se olvidó rápidamente de que después de su presentación había una fiesta que le conmemoraba junto a la compañía Hopper, ni siquiera era capaz de decir como había sido que acabó en su auto con Shinichi depositado en el asiento trasero. Él solo tenía un objetivo: llegar al hospital. Si los empleados le habían visto salir quizá fuera pura suerte, porque aquella nubla negra que habían visto pasar con tanta velocidad difícilmente sería un humano, pero lo era, un humano alfa que rompía el equilibrio de todo con esa forma adoptada. Un alfa aterrado, en pánico y desespero.

Límite { Kaishin | Shinkai }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora