Paula nunca tuvo la noción de lo que era ser parte de una familia unida o al menos no recordaba lo que era tener un par de padres amorosos que se interesaran en formar parte de su Sistema solar. Era como si ella fuera de un planeta, su padre de uno y su madre de otro; todos formaban un sistema sin necesidad de tener más noción que la de la presencia de los demás.
Esa tarde, Paula entró a su casa con los ojos hinchados y las rodillas del pantalón verdes por haber estado arrodillada en el pasto. Su madre veía la televisión mientras se encontraba acostada en el sillón. La mujer vestía todavía lo que usaba para trabajar, señal de que no tenía mucho tiempo de haber llegado.
—¿Ya comiste? —preguntó su progenitora, no dejó de mirar a la pantalla.
—Sí, en la escuela —mintió. La verdad era que no había probado alimento desde esa quesadilla en la hora libre.
Ninguna de las dos dijo algo más, la joven deseó gritarle a su madre a la cara lo que descubrió al mediodía, no obstante, el miedo ganó la batalla. Sabía que, si su vida de por sí sería incierta después de acabar preparatoria, gracias a esa circunstancia todo empeoraría de manera exponencial.
Paula subió las escaleras corriendo y se encerró en su habitación. Una vez ahí, ni siquiera prendió la luz, se tumbó a oscuras en su cama y miró a la pared. Esta se encontraba plagada con el reflejo de estrellas blancas. La lámpara que le regaló Leo se hallaba encendida, lo más probable es que su madre lo hizo cuando recogió su habitación por la mañana.
El que Paula no haya tirado esa lámpara era una confirmación de que, a pesar de todo, no quería sacar a Leo de su vida. Ver aquellas figuras alumbrando su habitación provocó que los pensamientos intrusivos surcaran de nuevo por su cabeza; se imaginó cómo sería todo y la idea ocasionó que volvieran a fluir lágrimas.
Si hace un año, cuando sucedió lo de Rodrigo y casi todo el mundo le dio la espalda, se sentía sola a niveles enfermizos, ahora, bajo la única iluminación de esas estrellas, Paula se veía a sí misma como uno de esos solitarios puntos blancos en el frío espacio exterior.
Revisó el celular para ver si le llegó mensaje de Leo, pero no había nada. Aquello aumentó su malestar, aunque no le gustara, sentía que él era lo único real en lo que tenía por vida. De los pocos que, sin importar los rumores, se esforzaba por ignorarlos. Además, era el único que en lugar de molestarla la defendía y el que mostró un interés genuino en su persona más allá de lo sexual.
Los pensamientos de Paula se concentraron en recuerdos sobre los dos. De cuando estuvieron tomando el mismo camión para ir a la escuela durante meses, pero ambos sin dirigirse la palabra. Eso hasta que un día él faltó.
Y aunque lo consideró raro, ella lo echó de menos.
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Lo que se diga de Paula | ✅ |
Teen FictionPaula es señalada como la chica fácil del instituto; creía ser capaz de soportarlo y hacer oídos sordos, pero ahora está embarazada, su novio duda de ella y nuevos rumores amenazan con manchar aún más su reputación. ■■■ La vida de Paula mejoró cuand...