La deuda lo es todo (Especial)

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Una pequeña explicación antes de comenzar.
Este capítulo es más largo de lo normal (3607 palabras cuando lo normal son 1000) lo he hecho porque es bastante importante para la historia y quería meter todos los detalles en un capítulo pues no tendría sentido dividirlo.
Espero que no os resulte pesado por ser tan largo <3
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La joven princesa no podía creer que había dormido en plena plaza. No solo por lo ridículo que le parecía dormir en el exterior pero también por qué no había sido abducida por ningún pirata. Supuso que era a causa de la influencia de Jakar sobre aquél lugar.
¿O quizás pensaban que estaba borracha?

De todas formas no se dejó llevar y dirigió sus ojos al mercado.
Traficantes vendían todo tipo de especias y artefactos prohibidos prometiendo una altísima calidad además de objetos solo encontrados en el mercado negro.

- ¡Miembros frescos! Perfecto para impresionar a alguien- Gritó un vendedor que seguramente no se refería a emocionar a una dama.

-¿Una poción de amor?¡ Le aseguro que funciona!- Le intentó vender otro mientras hacia el intento de agarrar su mano para prolongar la conversación.

Paraíso Negro, le gustaba pronunciar el nombre de la isla. Era una ironía de vida que poco a poco se marcaba en su cabeza.
Ya al fín, de verdad, lo había aceptado y todas sus acciones debían ser sumamente planeadas. Ya sabía cómo buscarse la vida y justo eso iba a hacer para pagar al capitán.

Recordó como anteriormente el hombre sugirió en tono de burla una especie de competición de habilidades cercano al puerto. Cuando salió a despejarse la cabeza del bar lo investigó y averiguó que seguía unas normas.

¡Qué ridículo que unos piratas siguieran unas normas! ¿Verdad? Ella está segura que algún fallo debía existir, pero aún así, se contentó con que el dinero del premio fuera suficiente para pagarle.
Se iba a meter a una competición de piratas sin realmente saber que tenía que hacer...

Era su única opción... ¿No?

Se dirigió a la plaza dónde se encontraba tal competición de habilidades. Estaba casi al centro de la isla y era bastante amplio para poder meter todo tipo de elementos. Había planchas de madera para escalar, algo que parecía una carrera de obstáculos, un espacio vallado probablemente para un combate cuerpo a cuerpo y otros elementos cuyo uso u objetivo no pudo descifrar.

Estudió detenidamente todo lo que le rodeaba, lo que parecían ser jueces, otros participantes, otros espectadores que apostaban ,además de todos y cada uno de los obstáculos que podrían interponerse en su camino.

Un gran total de 20 monedas de oro parecía contentar a todo el mundo. Más claro, había un fallo en su plan... Su vestido.

¿Cómo iba a participar en un vestido?

Decidió inscribirse rápidamente con un nombre falso pero decidieron cambiar su nombre por el número 25 de todas formas. No tuvo que pagar precio de inscripción pues a algunos les fascinó la idea de que compitiera y pagaron las cinco monedas de oro para que ella pudiese entrar (lo cual fue bueno pues no sabía que debía pagar para inscribirse).

Corrió a toda prisa hacia el nuevo barco que había adquirido Jakar. Había gente en el barco, todavía estaban cargando cosas. Empezó a subir de forma tranquila, no quería que sospecharan de que tuviese unas malas intenciones. De todas formas, parecían tener el timón y el ancla muy bien protegidos para evitar un robo.
Intentó seguir hacia delante...

-¡Ah!- gritó la joven al sentir una mano sobre su hombro.

-UGAHI- se disculpó Bonifacio.

- Lo siento, me habías asustado. Oye, ¿dónde pusiste mi ropa?

La pasión del pirataDonde viven las historias. Descúbrelo ahora