Cap. 3: Lunes, el mejor día de la semana...

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No sé cómo llegué al hotel esa noche. Sólo recuerdo luchar con la llave para abrir la puerta de mi habitación, y al segundo siguiente ya era de mañana, y yo estaba echada en el piso. Supongo que nunca alcancé la cama, y simplemente caí desmayada en el lugar...

-Aghhh... mi cabezaaaa...- me quejé, levantándome.

Era domingo, por lo que tenía todo el día para reposar y recuperarme. Me arrastré hasta la cama y me metí en ella, envolviéndome con las mantas cual oruga en su capullo. Retocé un poco y maldije para mis adentros, preguntándome por qué, de entre las millones de personas que viven en el mundo, a mí debía tocarme lidiar con ésta maldita enfermedad...

Antes de darme cuenta siquiera, caí rendida ante el sueño.

Time skip

Desperté con el insistente sonido de mi teléfono móvil. Odiaba ese aparato... además de que parecía un ladrillo, sonaba de una manera que era capaz de sacarme de quicio... Estiré el brazo hasta la mesita de luz, y de allí tomé el teléfono.

-(N/A), investigadora del departamento de policía de Morioh... ¿Qué se le ofrece?- saludé, con mi ya-mil-veces-practicado saludo.

Oí una sonora risa del otro lado, perteneciente a una voz que conocía muy bien.

-¿Viejo?- indagué, mientras una sonrisa cruzaba mi rostro.

-Adoro tu presentación, muchacha- me confesó -. Por supuesto que soy yo... ¿Quién más te llamaría a éstas horas para informarte que estás llegando tarde al trabajo?

Me incorporé como un resorte y dirigí la vista hacia mi reloj. Eran las nueve y media de la mañana. Hace exactamente media hora que debería haber llegado al departamento de policía.

-¡Con mil demonios, hace sólo segundos era domingo!- lancé, y volví a oír risas del otro lado de la línea.

-Niña, cuida tu vocabulario... Escucha, si no te sientes bien, es mejor que te tomes el día libre y descanses...- dijo él viejo. ¿¡Cómo diablos sabía que no me estaba sintiendo bien!?

-¿Yo? Estoy perfectamente, sólo me quedé dormida... Me prepararé y saldré hacía allí ahora mismo.

Antes de darle tiempo a replicar, corté la llamada. Salté de la cama y me vestí a las apuradas. Me sentía mucho mejor que ayer, aunque la cabeza me zumbaba un poco. Sentía una ligera opresión en el cráneo, y los ojos me dolían al hacer contacto directo con la luz.
Haciendo todo esto de lado, me calcé los pantalones y la chaqueta, y salí corriendo hacia el trabajo.

Gracias al cielo Morioh es una ciudad relativamente pequeña, por lo que de un trote ya había llegado al departamento de policía. Claro que, para cuando llegué, me encontraba completamente empapada de sudor y con una taquicardia que me sentía morir.

-(T/N), ¿te encuentras bien?- me preguntó Higashikata, al verme entrar -Traes unas pintas terribles...

-Uff... sí, lo sé... necesito una ducha ahora mismo... ni siquiera recuerdo cuándo fue la última vez que me bañé...

-No me refiero a eso... estás tan pálida que pareces muerta. ¿Segura que no prefieres tomarte el día? Créeme, no hay novedades sobre el caso, por lo tanto no se te echará en falta...

Al oírlo, coloqué una mano en mi pecho y fingí estar ofendida.

-¿Entonces no me necesitan aquí? Pfff, pues igual ni quería venir...

El viejo rió, y sin aguardar otro segundo se acercó con un vaso de agua.

-Ughhh... necesito algo para éste dolor de cabeza...- me quejé. Diligente, Higashikata me ofreció una pastilla para la jaqueca.

Sangre, tinta y un poco de romance [Rohan×Reader]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora